BIOTECNOLOGÍA        

(8 de octubre de 2011)

“Rastreadores” de plantas invasoras

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Desde su descubrimiento por los conquistadores españoles en 1492 hasta nuestros días, el archipiélago cubano fue testigo de la continua introducción de especies de plantas oriundas de diferentes escenarios geográficos, con fines ornamentales, paisajísticos, medicinales, comestibles, o para reforestar y producir madera.

fotos: Anabel Díaz La máster en Ciencias Ramona Oviedo atesora casi 40 años de trabajo en el campo de la botánica, buena parte de ellos dedicados al estudio de las plantas invasoras.

Tal práctica prevaleció también durante siglos en la mayoría de las regiones del mundo, sobre todo en los territorios colonizados, sin la sospecha de que a largo plazo ello representaría una de las amenazas más significativas para la flora nativa de cada país implicado.

Ya en los años ochenta de la pasada centuria la comunidad científica internacional se pronunció con fuerza sobre los peligros derivados de las denominadas "invasiones" biológicas. Las últimas dos décadas permitieron acumular suficientes pruebas de los altos costos ecológicos y económicos ocasionados por el mencionado fenómeno a escala global.

APUNTES DE UN PESQUISAJE

Con el objetivo de hacer un inventario nacional, conocerlas mejor, manejar su proliferación, y mitigar los impactos presentes y futuros, del 2007 al 2010 se ejecutó el proyecto Plantas Invasoras presentes en la República de Cuba. Estrategias para la prevención y manejo de especies con mayor nivel de agresividad, que forma parte del Programa Nacional Cambios Globales y Evolución del Medio Ambiente cubano.

La casuarina o pino de Australia figura en la lista de las 100 especies vegetales invasoras más agresivas en el archipiélago cubano.

Dirigido por el Instituto de Ecología y Sistemática (IES), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, también participaron en el exhaustivo estudio especialistas de 14 instituciones. Entre ellas se destacan la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna, la Red Nacional de Jardines Botánicos, el Centro Nacional de Áreas Protegidas, el de Investigaciones de Ecosistemas Costeros de Ciego de Ávila, y el Centro Oriental de Biodiversidad y Ecosistemas.

La máster en Ciencias Ramona Oviedo Prieto, jefa del proyecto y con una experiencia de casi cuarenta años dedicados a la botánica, precisó a Granma que la realización del citado pesquisaje permitió identificar la existencia en Cuba de 323 especies invasoras.

Es conveniente apuntar que ese término agrupa en la actualidad a las plantas exóticas introducidas de manera intencional o involuntaria como resultado de la actividad humana, las cuales ya están adaptadas al medio y son capaces de reproducirse a gran escala, más allá de los límites territoriales iniciales donde se ubicaron.

Tienen la posibilidad de desplazar a las nativas, o alterar su supervivencia y el propio funcionamiento del ecosistema.

Dentro de esa relación, subrayó, pudieron definirse las 100 especies vegetales invasoras más agresivas para nuestro archipiélago, lista encabezada por el marabú, y en la que figuran, además, la casuarina o pino de Australia, pomarrosa, leucaena-ipil-ipil, aroma, tulipán africano, y el cayepút o melaleuca (todas del medio terrestre), y la lechuguilla y el jacinto de agua, en el entorno acuático.

Asimismo fueron detectadas otras 230 plantas potencialmente invasoras (todavía no ocasionan un perjuicio claramente visible). En todos los casos pudo recopilarse la información referida al lugar de procedencia, distribución, principales características, e impactos ocasionados a las especies nativas y los distintos ecosistemas, labor que continúa en la segunda fase del proyecto para el periodo 2011-2014.

Según indicó la también curadora naturalista superior del Herbario Nacional, que radica en el propio Instituto de Ecología y Sistemática, las plantas invasoras afectan la diversidad biológica, en particular a la flora endémica y los ecosistemas frágiles, modifican el paisaje, y pueden incidir en la calidad del suelo, el agua y las playas. Asimismo, perjudican los rendimientos agrícolas, forestales y agropecuarios, y el funcionamiento de presas, canales, y lagunas de oxidación.

Durante las investigaciones desarrolladas pudo verificarse que de las 36 especies de plantas exóticas invasoras consideradas en la relación de las 100 más dañinas del planeta por la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, 16 están presentes en Cuba, y al menos diez ya se comportan como tal, acotó la máster en Ciencias Ramona Oviedo.

En el enfrentamiento a este complejo problema ecológico y biológico, puntualizó, lo esencial radica en ser responsables a la hora de introducir alguna para diferentes usos, y hacerlo solo cuando no haya ninguna especie nativa que pueda suplir la función a desempeñar por la que pretendamos traer.

De tener que recurrir a la anterior opción, es necesario perfeccionar los protocolos dirigidos a garantizar un mayor conocimiento de las características, y preferencias ecológicas de la especie seleccionada, a fin de facilitar su manejo adecuado por los especialistas de base, y controlar su propagación, manifestó.

"Lo preocupante es que todavía hay plantas ampliamente reconocidas como invasoras incluidas en las prioridades de los planes de reforestación y la jardinería, incluso dentro o en áreas aledañas a zonas de importancia para la conservación de la diversidad biológica cubana, práctica que menosprecia los valores de nuestra flora", alertó finalmente la investigadora.

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