(31 de
agosto de 2013)
Viaje al patrimonio sumergido
Orfilio
Peláez
Por su privilegiada posición geográfica, durante la época
colonial Cuba devino en ruta comercial obligada del intenso tráfico
naviero de mercancías de todo tipo entre América y Europa,
particularmente el Puerto de La Habana.

La protección del
patrimonio cultural subacuático es una de las prioridades del
trabajo de los especialistas del Gabinete de Arqueología.
Esa propia condición hizo que sus costas y aguas aledañas fueran
escenario de incontables naufragios de distintos tipos de barcos,
como navíos, fragatas, bergantines, goletas y otros transportes
navales en el periodo del siglo XVI al XIX, cuyos hundimientos
obedecieron muchas veces a la furia de la madre naturaleza, al
desconocimiento de las características de los fondos marinos por
parte de los navegantes, y a las guerras que enfrentaron a las
principales potencias de la época, sin olvidar aquellos vinculados a
los ataques de piratas y corsarios.
Un artículo publicado hace tres años en una revista especializada
por el reconocido arqueólogo y buzo profesional cubano, Alessandro
López Pérez, y la también experta, ingeniera Mónica Pavía Pérez,
daba cuenta de la existencia de más de dos mil naufragios
documentados en nuestras costas, muchos de ellos de gran importancia
histórica cultural. Hoy la cifra asciende a casi tres mil.
Piezas
únicas para Cuba, estas esferas hechas con madera de guayacán fueron
encontradas en el sitio arqueológico aborigen Punta Macao, sumergido
en el litoral de Guanabo.
La creación de la Empresa Carisub S.A. en 1980 sentó las bases
para iniciar la exploración y rescate de distintas embarcaciones
hundidas en la plataforma insular de la mayor de las Antillas, lo
cual requirió la rigurosa organización de los expedientes de cada
caso, labor que encabezó el historiador César García del Pino, y
continuada después por César Alonso Sansón, de la empresa Sermar.
CIENCIA EN PRIMER PLANO
Más allá de su relevante labor en la investigación del pasado
colonial, el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador
de la Ciudad de La Habana trabaja también en el conocimiento y
protección del patrimonio sumergido en la rada capitalina, y en el
litoral de esta propia provincia y la costa norte de Mayabeque,
faena asumida por la Sección de Arqueología Litoral y Subacuática,
constituida en el 2002 con ese fin.
Como refiere a Granma Roger Arrazcaeta Delgado, director
del Gabinete, la citada dependencia cuenta con siete especialistas
dedicados a tan interesante temática, la cual localiza y saca a la
luz los sitios arqueológicos que yacen en el fondo del mar y
resaltan por la valiosa información que brindan acerca del modo de
vida de la época prehispánica y de la colonia.
Indicó que en la actualidad desarrollan varios proyectos
científicos, donde resalta el referido a la Recuperación del Malecón
Tradicional ante los retos del cambio climático, iniciado en el 2011
por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, con la
participación de diferentes entidades nacionales, y el
financiamiento de la agencia suiza Cosude. Este comprende la
identificación, registro y diagnóstico de la riqueza subacuática
comprendida en el tramo costero del Paseo del Prado a la calle
Marina, hasta la profundidad de 25 metros.
Luis Francés Santana, jefe de la Sección de Arqueología Litoral y
Subacuática, mencionó, además, las prospecciones llevadas a cabo en
el barco San Antonio, hundido en la bahía habanera en 1909, faena
mediante la cual pudieron recuperarse baldosas de cerámica que
estaban siendo sustraídas ilegalmente. Una vez desalinizadas, se
utilizan en la restauración de notorios inmuebles en La Habana
Vieja.
INSÓLITO SAQUEO
Quizás uno de los trabajos más notables desarrollados por el
Gabinete de Arqueología en esta esfera durante los últimos tres
años, es el vinculado a la documentación y estudio de la fragata
española Navegador, que azotada por una fuerte tormenta invernal
encalló en Boca Chipiona, cerca de la localidad de Santa Cruz del
Norte, actual provincia de Mayabeque, y se hundió el 4 de febrero de
1814.
Sumergida a una profundidad entre seis y nueve metros, el citado
medio naval venía hacia La Habana procedente de Inglaterra con un
cargamento conformado por múltiples piezas de vajilla fina inglesa
(platos, tazas de café y té, jarros, fuentes, tapas de recipientes),
además de compases, aditamentos para lámparas, botones metálicos,
grifos empleados en toneles de vino, tachuelas de tapicería, piedras
de molino y muchos otros objetos.
Tras recibir la notificación de un vecino del lugar sobre la
aparición de algunas de las cosas descritas, los arqueólogos del
Gabinete verificaron la información, encontraron restos de la
embarcación y con el estudio de la información histórica comprobaron
que se trataba de el Navegador.
"Lo insólito es que desde hacía tiempo el lugar era expoliado por
buzos buscadores de "tesoros", de quienes más de una vez sufrimos
amenazas por enfrentarnos a sus innobles propósitos durante las
expediciones al lugar", aseveró el arqueólogo Roger Arrazcaeta, al
frente de esta labor.
Afortunadamente y con el apoyo de la Policía Técnica de
Investigaciones, especializada en Patrimonio, el Consejo Nacional de
Patrimonio Cultural, el Registro de Bienes Culturales, la Empresa
Sermar, la Dirección Municipal de Cultura, y el Museo Municipal de
Santa Cruz del Norte, tales hechos delictivos han disminuido
significativamente, mientras pudieron rescatarse numerosas piezas
que estaban en manos de esas personas irresponsables.
Sin embargo, al margen de las medidas adoptadas para poner coto
al saqueo furtivo, la contaminación provocada por los vertimientos
residuales de las cercanas instalaciones fabriles de la Empresa Cuba
Ron (ha incumplido el compromiso contraído hace casi un año de
resolver esa situación) pone en alto riesgo la posibilidad de
conservar en niveles aceptables los restos estructurales de la
vetusta embarcación y los inapreciables objetos que permanecen en el
fondo del mar, testimonios excepcionales de nuestra herencia
cultural.
Ello representa también un peligro para la salud de los
especialistas del Gabinete, que no cejan en su empeño de librar esta
cruzada por la salvaguarda del patrimonio subacuático de Cuba. |
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