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(27
de junio de 2003)
El Chorro de Maíta
Catálogo para la
antropología cubana
ALEXIS ROJAS AGUILERA
HOLGUÍN.—
No pocas son las sorpresas que depara El Chorro de Maíta, enclavado
en el Cerro de Yaguajay y a escasos kilómetros de la playa
Guardalavaca, en Banes, desde que en 1986 especialistas del
Departamento Centro Oriental de Arqueología lo descubrieron.
En aquel momento
extrajeron hasta 108 restos humanos, 106 puramente de filiación
aruaca, un europoide —probable testimonio del contacto indohispánico—
y un negroide (soldado del ejército de la tiranía, caído en un hecho
de armas cerca del lugar).
Por el volumen de restos
óseos, este sitio constituye un catálogo sin igual para la
antropología cubana, al facilitar el estudio y comparación con
distintas poblaciones aborígenes, y es el único núcleo de
descendientes directos de aborígenes en Cuba localizados en Yateras,
Guantánamo, para comprender mejor las variaciones o semejanzas.
La estatura es una de
las características que permiten la identificación individual del
ser humano y, en cierta medida, de los tipos de poblaciones o razas.
De hecho, construir una imagen correcta del hombre primitivo cubano,
pasa por conocer los rasgos más sobresalientes de su estatura.
El antropólogo César
Rodríguez, autor de tan singular indagación, explica que "el mal
estado de los huesos largos de algunos restos obligó a conformar una
muestra de 39 femeninos y 30 masculinos".
Señaló que a partir de
considerar que la estatura de las personas está dictada por la
herencia, la alimentación y el clima, que la población de El Chorro
de Maíta estuvo sometida a igualdad climática y en su modo de vida
no existieron diferencias alimentarias notables entre sus miembros,
se colige que las variaciones encontradas las determinó el factor
genético.
Lo primero que salta a
la vista, apuntó César, al observar los valores de recorrido es el
comportamiento estable de la distancia para ambos sexos, de
aproximadamente 22 centímetros superior en el hombre.
Añadió que los
antropólogos vinculan valores absolutos al elástico concepto de
estatura alta y baja. La evidencia acumulada a escala planetaria de
la estatura de las poblaciones vivientes, la sitúa en unos 165
centímetros. De hecho, por este promedio aceptado, clasifican por
encima de 170 y más como alta, y por debajo de 160 como baja o
pequeña. Así que afirmamos que la población del Chorro clasifica
como baja.
Sus puntos extremos
resultan de un individuo femenino de apenas 134,7 centímetros,
estatura muy cercana al límite inferior de la variación normal
humana de 130, por debajo de la cual es enano, y la diferencia de
apenas 4,7 centímetros la convierten en "casi enana"; mientras al
otro extremo está un individuo excepcional dentro de los grupos
aborígenes de Cuba, con una talla distanciada de los restantes
miembros de la comunidad, al medir 175, que lo convierte en "el
gigante de los aborígenes" conocidos, aunque lejos del gigantismo
moderno situado en 199,9 centímetros.
La comparación de los
resultados de este estudio con otros realizados anteriormente,
permitió reafirmar que no difieren mucho de los grupos aborígenes
menos desarrollados que habitaron en Cuba, precisó. |