(9 de
marzo de 2013)
Cuenca Almendares-Vento
Revertir el deterioro
ambiental
Orfilio Peláez
Considerada
una de las principales Cuencas Hidrográficas del país, la de
Almendares-Vento ocupa un área aproximada de 402 kilómetros
cuadrados, compartidos entre ocho municipios habaneros y dos de la
vecina provincia de Mayabeque, donde viven más de medio millón de
personas.
Alrededor del 47 % del agua potable que consume la población
capitalina proviene de sus fuentes subterráneas, las cuales por su
localización y características tienen la ventaja de no estar
expuestas al peligro de intrusión salina derivada del proceso de
cambio climático global, que limitará la disponibilidad de tan vital
recurso en los acuíferos abiertos costeros, debido al aumento del
nivel del mar.
Dada su riqueza hídrica, durante gran parte del pasado siglo fue
escenario de un notable crecimiento urbano, que ocasionó un marcado
deterioro de este importante ecosistema, asociado a la presencia de
numerosas fuentes contaminantes de origen industrial o de servicios,
carentes de plantas de tratamiento en la mayoría de los casos, la
baja disponibilidad de servicio de alcantarillado en los núcleos
poblacionales asentados en ella, y la disminución de las áreas de
infiltración del agua al acuífero.
Todavía
el río Almendares recibe una elevada carga de desechos contaminantes
sin tratar.
Como plantean autoridades del Ministerio de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente (CITMA) en La Habana, se trata del problema ambiental
más complejo de la ciudad, cuya solución definitiva demandará
costosas inversiones en el futuro.
Baste señalar que en la Cuenca Almendares-Vento hay decenas de
industrias, empresas, almacenes, unidades del comercio, la
gastronomía, fábricas de medicamentos, talleres y otras entidades,
que por sus aportes no pueden ser eliminadas a corto y mediano
plazos.
Lo inmediato radica entonces en mejorar de manera progresiva la
desfavorable situación prevaleciente, a través de un efectivo
programa de manejo integral, conforme a lo establecido en la
legislación vigente referida a la protección de las cuencas
hidrográficas de interés nacional.
Según precisó el doctor Roberto Castellanos Pérez, delegado del
CITMA en el territorio, la contaminación de la cuenca fluvial del
río Almendares es una de las causas que más inciden en ese
deterioro, pues todavía recibe apreciables cantidades de desechos
domésticos y de otro tipo, sin tratar.
Pese a las acciones emprendidas en los últimos años para aminorar
tan negativo impacto (cierre de determinadas fábricas, introducción
de cambios tecnológicos), el saneamiento del Almendares dista mucho
de convertirse en realidad, aunque en algunos tramos ya se aprecia
una recuperación de las concentraciones de oxígeno disuelto.
PONER ORDEN
El Plan General de Ordenamiento Territorial y Urbano vigente en
la capital, establece restringir la ejecución de inversiones hacia
el sector sur de la Cuenca Almendares-Vento, fundamentalmente en
aquellas zonas donde radican los principales puntos de infiltración
del agua.
Tomando en cuenta lo anterior se aprobó no admitir construcciones
que aumenten el número de viviendas sobre la cuenca subterránea
Vento, excepto aquellas destinadas a sustituir las irreparables, ni
permitir la aparición de nuevos vertimientos residuales en los
cauces, cuencas, sumideros y depresiones del terreno, que no tengan
soluciones adecuadas de tratamiento.
Asimismo y salvo situaciones excepcionales, está prohibido
incrementar los niveles de extracción de agua por encima de los
establecidos por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH),
indicó el ingeniero Jorge Kalaff, subdelegado de ese organismo en La
Habana.
No obstante las restricciones mencionadas, entre el 2008 y el
2012 la Unidad de Medio Ambiente de la delegación provincial del
CITMA recibió un alto número de solicitudes para levantar obras
sobre áreas de infiltración del ecosistema, a lo cual se suma la
proliferación de asentamientos precarios ilegales, que de acuerdo
con el levantamiento realizado en el 2011 por la Dirección
Provincial de Planificación Física, carecen de adecuados sistemas de
tratamiento de residuales.
Hasta tanto pueda disponerse de estudios más detallados referidos
al impacto ambiental que esto ocasiona, los especialistas
recomiendan mantener las actuales limitaciones a la urbanización
dispuestas en el Plan General de Ordenamiento Territorial, e
implementar un programa de saneamiento de la cuenca, que establezca
un orden de prioridades y garantice su inclusión en los planes de la
economía de cada sector involucrado.
Más allá de su valor económico y social, rehabilitar la Cuenca
Almendares-Vento constituye premisa fundamental para el desarrollo
sostenible de la capital. |