Lo anterior puso de manifiesto que la capa de ozono
podría agotarse de manera progresiva y dejar de cumplir su vital
función de proteger a la Tierra de las dañinas radiaciones
ultravioletas procedentes del Sol, que de llegar con toda su
magnitud a la superficie harían imposible cualquier forma de vida en
nuestro planeta.
El asunto cobró mayor notoriedad una década después
al comprobar investigadores británicos que en una de las bases de
observación ubicadas en el Polo Sur, los valores de ozono eran
sumamente bajos con respecto a los registros normales durante el
invierno austral, datos comprobados por las imágenes de los
satélites.
Tal descubrimiento condujo a la aparición del
término Agujero de Ozono sobre la Antártida, asunto que desde
entonces figura en la agenda de los principales problemas
ambientales del mundo.
Por ser los pioneros en establecer la relación entre
el deterioro de la capa de ozono y la presencia de las
concentraciones de cloro y bromuro, el 11 de octubre de 1995 Rowland
y Molina merecieron el Premio Nobel de Química.
Palabra derivada del griego oxein (significa
oler), el ozono es un gas que aparece de manera natural en la
atmósfera y constituye una forma inestable del oxígeno. Cada
molécula de ozono contiene tres atómos de oxígeno y su fórmula
química es O3.
Se le llama capa a la zona de la estratosfera (entre
los 12 y los 50 kilómetros de altura), donde su concentración es
mayor. Ella absorbe la radiación ultravioleta emitida por el Astro
Rey, que en dosis elevadas y acumulativas puede ser muy perjudicial
a la salud del hombre, los animales y las plantas.
Teniendo como principal antecedente el surgimiento
en marzo de 1985 del Convenio de Viena para la Protección de la Capa
de Ozono, el 16 de septiembre de 1987 los gobiernos de 46 países
firman en Canadá el Protocolo de Montreal, dirigido a la gradual
eliminación de las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO),
fundamentalmente los clorofluorocarbonos y halones.
Bajo el auspicio del Programa de Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (PNUMA), entró en vigor en enero de 1989, y
hoy constituye el acuerdo multilateral en materia ambiental más
respaldado del orbe, al ser ratificado por unos 195 Estados.
En poco más de dos décadas logró disminuir
significativamente el consumo mundial de las SAO, al eliminarse
alrededor del 95 % de las sustancias químicas comprendidas en esa
clasificación. Si tan favorable tendencia se mantiene, la capa
podría recuperarse totalmente para el 2070.
Debido a la potencial contribución del Protocolo de
Montreal a la salud del planeta, la Asamblea General de las Naciones
Unidas proclamó el 16 de septiembre como Día Mundial para la
Protección de la Capa de Ozono.
Signataria de ambos instrumentos internacionales,
Cuba cumple estrictamente los compromisos contraídos para reducir
las emisiones nacionales de SAO, labor encabezada por la Oficina
Técnica del Ozono (OTOZ), que dirige el Doctor en Ciencias Nelson
Espinosa, desde su creación en 1995.
Así en los últimos diecisiete años el país eliminó
la compra y consumo de los clorofluorocarbonos, bromuro de metilo,
halones y tetracloruro de carbono, con un inestimable aporte al
cuidado del medio ambiente.
Solo en la pasada década fueron ejecutados
diferentes proyectos dirigidos a la reconversión de equipos de
refrigeración y aires acondicionados, recuperación y reciclaje del
gas freón 12, capacitación a técnicos e inspectores de aduanas, y
para la sustitución de las máquinas enfriadoras centrífugas
conocidas como Chillers, empleadas en grandes empresas productivas,
teatros, hoteles y otras dependencias.
Estos se implementaron mediante la colaboración de
los Programas de Naciones Unidas para el Desarrollo, el Desarrollo
Industrial y el Medio Ambiente —PNUD, ONUDI y PNUMA— y agencias
especializadas de naciones europeas, fundamentalmente.
También tuvo lugar la reconversión tecnológica de la
planta encargada de producir inhaladores para asmáticos, que ahora
son fabricados con propelentes ecológicos libres de CFC, mientras
quedó fortalecido el marco legal dirigido a garantizar el cronograma
nacional de eliminación de las SAO y el sistema de licencia de
importaciones y exportaciones.
En la actualidad, la Oficina Técnica del Ozono
perfila la puesta en marcha de un programa encaminado a erradicar
progresivamente la importación y uso de los hidroclorofluorocarbonos,
que además de agotar la capa de ozono, son también potentes gases de
efecto invernadero.
Su aplicación representa un reto para la creatividad
de los innovadores y técnicos nacionales, pues al ser compuestos
ampliamente utilizados en la climatización y refrigeración doméstica
e industrial, habrá que sustituirlos con gases refrigerantes no
perjudiciales a la capa de ozono, y desarrollar nuevas tecnologías
alternativas.
Desde el 2004, el Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente entrega
reconocimientos nacionales a las entidades destacadas en
la eliminación de sustancias agotadoras de la capa de
ozono. Los estímulos correspondientes al 2012 fueron
conferidos ayer a 37 unidades, entre las cuales figuran:
Hotel Santa Clara Libre, Poligráfica de Holguín, DIVEP
Artemisa, Hotel Camagüey, Hotel Club Acuario y Empresa
Eléctrica del Municipio Especial Isla de la Juventud. |