AMBIENTE             

(31 de marzo de 2012)

Reforestación en Cuba

Una prioridad inaplazable

El incremento de la cobertura forestal figura como uno de los programas priorizados por el país para su desarrollo

O. FONTICOBA GENER y CAMILA ACOSTA RODRÍGUEZ

Foto: Ronald Suárez RivasNo es necesario esperar por los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, los hechos son inobjetables: por cada aviso de "no pise el césped", cientos de personas interpretan lo contrario. ¿Qué importa un pedazo verde menos?, pensarán.

Y es que el patrimonio forestal constituye un recurso estratégico para el desarrollo de cualquier nación, no solo por los bienes materiales que pueda aportar a la economía o a la sociedad, sino también por su contribución al equilibrio y sostenibilidad ambientales, producto de su protección y adecuado manejo.

La incorrecta o insuficiente gestión a favor de los bosques, así como la irresponsabilidad medioambiental, producen un impacto negativo en el entorno, palpable a corto y mediano plazos, pero aún más significativo con el paso de largos periodos de tiempo.

De ahí que el Estado considere el incremento de la superficie arbórea como un proceso vital para el progreso de la Isla. Tal como se enuncia en los Lineamientos aprobados durante el Sexto Congreso del Partido, específicamente los números 196 y 204, el desarrollo de un programa integral de mantenimiento, conservación y fomento de las plantaciones forestales, así como la actualización y ejecución de programas dirigidos a la preservación y rehabilitación de los recursos naturales que se utilizan, entre los que figuran los bosques, devienen objetivos fundamentales para el perfeccionamiento nacional.

LOS BENEFICIOS DE UN "PLANETA VERDE"

Actualmente Cuba posee el 26,7 % de su superficie terrestre cubierta de bosques, cifra que prevé ampliarse para el 2015 hasta el 29,3 %.

El proyecto, según estimados de la Dirección Forestal del Ministerio de la Agricultura (MINAG) al cierre del 2010, significa repoblar más de 270 mil hectáreas con diversas finalidades, ya sea para la creación de bosques productores, bosques de protección o bosques de conservación.

En el primero de los casos, se trata de bosques destinados a satisfacer la demanda de madera y sus derivados para la economía nacional —producción de madera de bolo; obtención de madera rolliza para su uso directo (agricultura y construcciones rústicas), energético (leña para combustible, específicamente para los centrales azucareros, producción de carbón, sobre todo para la exportación), entre otros—.

Los bosques de protección, por su parte, son creados para la conservación de los recursos renovables existentes, como las aguas y los suelos, las cuencas hidrográficas, los litorales y las zonas costeras; y los de conservación, para la preservación de la biodiversidad.

De acuerdo con el Doctor en Ciencias Pedro Pablo Henry Torriente, director adjunto del Instituto de Investigaciones Agro-Forestales (INAF), "cuando se reforesta y se crea un bosque, se ayuda a la respiración del planeta pues mediante el proceso de fotosíntesis los árboles absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno, imprescindible para la vida".

Además, señaló, se protege el suelo contra la erosión, no solo la hídrica, sino también la eólica. En el caso de las zonas costeras, por ejemplo, la reforestación contribuye a paliar los efectos del cambio climático pues constituyen la única barrera terrestre natural que retarda los efectos del aumento del nivel medio del mar y de la intrusión salina en los acuíferos subterráneos.

REFORESTACIÓN, ALTERNATIVAS Y CONDICIONES ACTUALES

De acuerdo con la ingeniera Isabel Russo Milhet, directora forestal del MINAG, el Programa de esa entidad para el año en curso posee entre sus prioridades no solo la conservación de los bosques, sino también de su biodiversidad y de los ecosistemas.

Con este propósito, señaló, se adoptó como medida disminuir el aprovechamiento en las zonas costeras, frágiles y montañosas y potenciar, en cambio, los bosques de protección y conservación.

Para mitigar los efectos de esa medida y posibilitar una solución para la demanda de recursos madereros en el país —mayor que los volúmenes que ofrecen los bosques—, desde el 2011 se practica en Cuba, además de la reforestación tradicional, la silvicultura con manejo intensivo conocida también como lignicultura, según indicó el director adjunto del INAF.

Mediante el empleo de esa técnica, significó Henry Torriente, se pretende obtener mayores volúmenes de madera en una superficie mínima, constituyendo la única vía para el logro de este propósito el desarrollo de una silvicultura idónea que debe estar fundada en los principios del manejo forestal sostenible y la demanda de la economía nacional.

"Para los próximos años se prevé plantar con este objetivo más de 200 mil hectáreas que están definidas en los diferentes polos productivos del país. El propósito no es solo obtener mayores volúmenes a mediano plazo, sino también lograr un producto maderable superior en calidad.

"Las especies utilizadas para el manejo intensivo deben cumplir diferentes requisitos entre los que se encuentran: empleo de semillas genéticamente mejoradas, así como especies de crecimiento rápido que respondan satisfactoriamente a la calidad de los sitios seleccionados para establecer las plantaciones, además de proporcionar madera con características físico-mecánicas y tecnológicas acorde a los usos previstos."

Hasta el momento, las especies seleccionadas en una primera etapa son el pino macho, el eucalipto, la majagua, la baría, la teca y la acacia.

DE CARA AL FUTURO

El adecuado manejo de los recursos forestales, así como la repoblación de la superficie de la Isla, resultan indispensables para el desarrollo armónico y sostenible de todos los sectores del desenvolvimiento nacional.

De ahí que el Programa de la Dirección forestal del MINAG promueva para el año en curso la integración interdisciplinaria, el predominio de las buenas prácticas en cuanto al manejo de los bosques y la disciplina tecnológica a favor de lograr un óptimo tratamiento del patrimonio forestal cubano.

A ello se une, según anunció la directora forestal, la inclusión por vez primera de estudios de factibilidad para la concepción del Programa, con el objetivo de conocer la viabilidad de los proyectos a realizar en esta esfera.

No se trata de acometer la reforestación en términos de cantidad de superficie cubierta, como una meta o campaña a corto plazo (como las movilizaciones de siembra de posturas que luego nos llenan de resultados triunfalistas en cuanto a reforestación, pese a que nadie se preocupa por conocer cuántos árboles efectivamente prendieron raíces); sino como un proceso integrado donde la responsabilidad, la cooperación institucional y el estudio de las condiciones medioambientales actúen a favor de su adecuado manejo.

Proteger y preservar los bosques, constituye una garantía para las futuras generaciones. El bosque es vida y en nuestras manos está salvaguardarlo.

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