(10 de
septiembre de 2011)
Capa de ozono
Credenciales de una cruzada Ecológica
Orfilio
Peláez
pelaez@granma.cip.cu
El mundo mira con esperanza
los avances de la implementación del Protocolo de Montreal, relativo
a la gradual eliminación de las sustancias agotadoras de la capa de
ozono (SAO).
Uno
de los proyectos ejecutados permitió eliminar el uso de los
cloroflurocarbonos en la fabricación de aerosoles industriales.
Suscrito el 16 de septiembre de 1987 en la mencionada urbe
canadiense, el texto constituye hoy el acuerdo multilateral en
materia ambiental más respaldado del orbe al ser ratificado por 195
estados. Asimismo, muestra resultados realmente notables en su
aplicación, al registrarse a nivel global una significativa
reducción de las SAO durante las pasadas dos décadas.
Como buena parte de esas sustancias son potentes gases de efecto
invernadero, el protocolo de Montreal también contribuye de forma
notable a la lucha contra el cambio climático.
Doctor
en Ciencias Nelson Espinosa, director de la Oficina Técnica del
Ozono.
En la actualidad los científicos plantean que el tamaño del
célebre Agujero de la capa de ozono sobre la Antártida tiende a
estabilizarse y detuvo su progresivo crecimiento, con respecto a los
valores máximos reportados en años anteriores.
Así, por ejemplo, en septiembre de 1998 alcanzó un área de 25
millones de kilómetros cuadrados, mientras en el propio mes del 2006
llegó a tener 29,5 millones, equivalente al tamaño de Estados Unidos
y Canadá juntos.
Sin embargo, en el último cuatrienio las dimensiones calculadas
sobre la base de las imágenes captadas por los satélites
meteorológicos estuvieron por debajo de las cifras citadas.
Para el actual 2011 se estima sea de alrededor de 24 millones,
comportamiento que los científicos atribuyen al mancomunado esfuerzo
internacional desplegado en la notable disminución del consumo de
los cloroflurocarbonos (CFC) y otras sustancias dañinas al bien
llamado "escudo" de la vida.
Es conveniente recordar que el ozono es un gas que de manera
natural existe en la atmósfera y constituye una forma inestable del
oxígeno. Cada molécula de ozono contiene tres átomos de oxígeno y su
fórmula química es O3.
Se le nombra capa a la zona de la estratósfera (entre los 12 y
los 50 kilómetros de altura), donde su concentración es mayor. En
condiciones normales tiene un espesor de unos tres milímetros.
Su misión es absorber la radiación ultravioleta emitida por el
Sol, que en dosis elevadas y acumulativas, puede ser muy perjudicial
al hombre. También afecta la salud de los animales y las plantas.
AL PIE DE LA LETRA
Bajo la guía de la Oficina Técnica del Ozono (OTOZ),
perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente,
y como signataria del Protocolo de Montreal y del Convenio de Viena
(los ratificó en 1992), Cuba asume de manera rigurosa el
cumplimiento de los compromisos contraídos para reducir el uso de
las sustancias agotadoras de la capa de ozono en los plazos
establecidos.
Como precisa el doctor en Ciencias Nelson Espinosa, director de
OTOZ, después de más de tres lustros de intenso quehacer, el país
logró eliminar la compra y consumo de los cloroflurocarbonos,
bromuro de metilo, halones y tetracloruro de carbono, con un aporte
significativo a la salud y el cuidado del medio ambiente.
Asimismo fortaleció el marco legal dirigido a garantizar el
cronograma nacional de erradicación de las SAO, y el sistema de
licencia de importaciones y exportaciones. Dentro de ese cuerpo
jurídico figura la resolución mediante la cual queda prohibida la
emisión deliberaba a la atmósfera de las sustancias dañinas a la
capa de ozono en el sector de la refrigeración, las cuales deben
recuperarse para ser recicladas o destruidas.
Auspiciado por el Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal,
precisó Espinosa, en el transcurso de la última década se pusieron
en marcha diferentes proyectos destinados a la reconversión de
equipos de refrigeración y aires acondicionados, recuperación y
reciclaje del gas freón 12, capacitación a inspectores de aduanas,
sustitución de las máquinas enfriadoras centrífugas (Chillers)
empleadas en grandes empresas productivas, científicas, teatros,
hoteles y otras dependencias, implementados mediante la colaboración
del PNUD, PNUMA, ONUDI, y agencias especializadas de Canadá, y
Alemania, fundamentalmente.
En el sector de los aerosoles farmacéuticos, vale mencionar el
proyecto que posibilitó la reconversión tecnológica de la planta
encargada de producir inhaladores para asmáticos, los cuales se
fabrican ahora con propelentes ecológicos libres de CFC.
Según adelantó a Granma el director de OTOZ, el año
próximo debe entrar en funcionamiento una planta cuya finalidad es
destruir alrededor de 130 toneladas de gases refrigerantes, en
particular freón 12 y freón 23, que fueron recuperados en los
últimos años, y permanecen almacenados en tanques y balas.
Lo anterior elimina el riesgo de que en algún momento pudieran
emitirse a la atmósfera.
El mayor reto a encarar en el plano nacional de ahora en
adelante, subrayó Espinosa, será aplicar el cronograma acelerado de
eliminación de los hidrocloroflurocarbonos (HCFC), a ejecutarse
entre el 2013 y el 2030, pues se trata de compuestos muy extendidos
en la climatización y refrigeración doméstica e industrial, lo cual
implicará la búsqueda de gases refrigerantes alternativos,
introducción de nuevas tecnologías y otras acciones. |