AMBIENTE             

(9  de abril de 2011)

Vigía de la naturaleza

Ortelio González Martínez

CAYO COCO, Ciego de Ávila.— El Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros de Cayo Coco (CIEC), es una especie de vigía perenne en toda la cayería norte avileña y mucho más allá.

Luis Manuel Batista: “Las temperaturas mínimas en estos cayos son un poco más altas que las de la Isla grande”.

Desde su creación hace casi 20 años (los cumple en noviembre próximo), los científicos que allí laboran, jóvenes en su mayoría, desarrollaron más de 60 proyectos de gran impacto para la preservación del entorno.

Entre los de mayor relevancia está la Protección de la Biodiversidad y Desarrollo Sostenible en el Ecosistema Sabana Camagüey, uno de los primeros trabajos de envergadura, el cual comenzó en 1994 y transita por su tercera etapa, dirigida a la conservación de los ecosistemas naturales y agroproductivos en los sectores agropecuario, forestal, pesca y turismo.

Si hoy ese archipiélago es uno de los más estudiados en el país, con alto grado de preservación de la flora y la fauna, se debe a la acción de ese centro que, de conjunto con expertos e investigadores de más de 60 instituciones cubanas, despliega acciones para proteger esa porción del norte de la plataforma insular, extendida a lo largo de 465 kilómetros, desde Punta Maternillo en Nuevitas, provincia de Camagüey, hasta la Península de Hicacos, en Matanzas.

El CIEC desarrolla importantes acciones para preservar la flora y fauna marina.

Atrás quedó aquella etapa cuando en determinados sitios como en la Bahía de Perros, había altos índices de salinidad y poco oxígeno en el agua, condiciones que afectaron la flora y la fauna del lugar.

Diversos estudios realizados y oportunas llamadas de atención a empresas y organismos involucrados en la creación de la infraestructura y desarrollo turísticos no permitieron males mayores, sobre todo cuando se iniciaron las labores en el pedraplén Turiguanó-Cayo Coco, primer vial sobre el mar construido en el país.

Así surgió el plan de manejo del ecosistema, con un constante monitoreo para conocer de manera precisa qué hacer para evitar la elevación de los valores de salinidad, la destrucción de los manglares, los pastos marinos y las colonias coralinas, que han vuelto a sus condiciones naturales.

La máster en Ciencias Leslie Hernández Fernández, bióloga marina, y subdirectora de Investigación, explica que, con el paso del tiempo y la efectiva simbiosis de experiencia y talento joven, desarrollaron otros importantes proyectos.

Dentro de la lista aparecen la elaboración del Atlas Marino del Caribe, Riesgos en Ciego de Ávila asociados a fenómenos meteorológicos, Presencia aborigen en el litoral norte de Ciego de Ávila y Camagüey, Variabilidad espacio-temporal de la actividad de huracanes, Estudio poblacional de las especies de aves amenazadas presentes en el Archipiélago Sabana Camagüey, Gestión de los recursos naturales del parque Jardines de la Reina, y los estudios sobre la erosión de las playas.

TALENTO DESBORDADO

El CIEC cuenta con una fuerza científica avalada por innumerables reconocimientos recibidos a lo largo de casi dos décadas, y sus especialistas dominan cada una de las áreas donde se desempeñan.

Luis Manuel Batista Tamayo, de 62 años, dirige el grupo de Meteorología. Es uno de los que más horas de experiencia tiene acumuladas en la bitácora de su vida laboral, y define al centro como el vigía con ojos que mucho abarca.

En su especialidad, por ejemplo, fue creada una base de información que hoy tiene casi 20 años, a partir de los estudios bioclimáticos en la zona de Jardines del Rey.

Cayo Coco, afirma, tiene condiciones particulares que lo diferencian del resto del territorio nacional. La temperatura, por lo general, es dos grados Celsius más baja que la de la Isla Grande, mientras las mínimas son un poco más altas a causa del mar y la acción de los vientos alisios.

Es oportuno tener en cuenta que cada tres horas monitoreamos el estado del tiempo, porque formamos parte de la red meteorológica mundial, subrayó.

Hombre de mucha energía reservada, Luis Manuel asevera que fue en el CIEC donde se formaron los especialistas encargados de laborar en los primeros Parques Eólicos construidos en Cuba: el de Turiguanó y, posteriormente, el de Gibara, en Holguín.

Mucho aprendió el joven Freddy Morales Ruitiña, licenciado en Geografía, durante su estancia de ocho años en el Centro. "Aquí tenemos la posibilidad de superarnos constantemente, lo mismo en el terreno que en los estudios de laboratorio".

Integrante del grupo de Geocomponentes, es uno de los encargados de preparar las bases cartográficas para todas las investigaciones, y las informaciones que brinda son determinantes para el trabajo de otros grupos como el de Dinámica Costera, Análisis Físico-Químico, Ecología, Hidrometeorología, el del área de investigaciones arqueológicas Los Buchillones, y el de monitoreo de la costa sur de Cuba.

Especialistas del centro, con el apoyo del Instituto de Ecología y Sistemática, el Museo Nacional de Historia Natural y el Centro Oriental de Biodiversidad y Ecosistema de Santiago de Cuba, descubrieron que en el área de Jardines del Rey existen nueve especies nuevas para Cuba, una familia y cuatro géneros.

Hacia el archipiélago Jardines de la Reina, al sur de la provincia de Ciego de Ávila, se dirigen en la actualidad importantes estudios. Se conoce, por ejemplo, que allí las poblaciones de arrecifes coralinos muestran un grado más alto de recuperación comparado con las del norte, fundamentalmente la especie denominada Acropora palmata.

También tienen lugar importantes acciones para preservar la flora y la fauna marina en ese ecosistema, con una detallada investigación a cargo del doctor en Ciencias Biológicas Fabián Pina Amargós.

Si hoy los flamencos siguen en la Bahía de Perros, aparecen las gaviotas, y volvieron los peces propios de ese acuatorio¼ es porque el medio ambiente ya no se siente agredido, y en ello mucho tiene que ver la labor del Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros, el centinela perenne.

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