Desde su creación hace casi 20 años (los cumple en noviembre
próximo), los científicos que allí laboran, jóvenes en su mayoría,
desarrollaron más de 60 proyectos de gran impacto para la
preservación del entorno.
Entre los de mayor relevancia está la Protección de la
Biodiversidad y Desarrollo Sostenible en el Ecosistema Sabana
Camagüey, uno de los primeros trabajos de envergadura, el cual
comenzó en 1994 y transita por su tercera etapa, dirigida a la
conservación de los ecosistemas naturales y agroproductivos en los
sectores agropecuario, forestal, pesca y turismo.
Si hoy ese archipiélago es uno de los más estudiados en el país,
con alto grado de preservación de la flora y la fauna, se debe a la
acción de ese centro que, de conjunto con expertos e investigadores
de más de 60 instituciones cubanas, despliega acciones para proteger
esa porción del norte de la plataforma insular, extendida a lo largo
de 465 kilómetros, desde Punta Maternillo en Nuevitas, provincia de
Camagüey, hasta la Península de Hicacos, en Matanzas.
Atrás quedó aquella etapa cuando en determinados sitios como en
la Bahía de Perros, había altos índices de salinidad y poco oxígeno
en el agua, condiciones que afectaron la flora y la fauna del lugar.
Diversos estudios realizados y oportunas llamadas de atención a
empresas y organismos involucrados en la creación de la
infraestructura y desarrollo turísticos no permitieron males
mayores, sobre todo cuando se iniciaron las labores en el pedraplén
Turiguanó-Cayo Coco, primer vial sobre el mar construido en el país.
Así surgió el plan de manejo del ecosistema, con un constante
monitoreo para conocer de manera precisa qué hacer para evitar la
elevación de los valores de salinidad, la destrucción de los
manglares, los pastos marinos y las colonias coralinas, que han
vuelto a sus condiciones naturales.
La máster en Ciencias Leslie Hernández Fernández, bióloga marina,
y subdirectora de Investigación, explica que, con el paso del tiempo
y la efectiva simbiosis de experiencia y talento joven,
desarrollaron otros importantes proyectos.
Dentro de la lista aparecen la elaboración del Atlas Marino del
Caribe, Riesgos en Ciego de Ávila asociados a fenómenos
meteorológicos, Presencia aborigen en el litoral norte de Ciego de
Ávila y Camagüey, Variabilidad espacio-temporal de la actividad de
huracanes, Estudio poblacional de las especies de aves amenazadas
presentes en el Archipiélago Sabana Camagüey, Gestión de los
recursos naturales del parque Jardines de la Reina, y los estudios
sobre la erosión de las playas.
El CIEC cuenta con una fuerza científica avalada por innumerables
reconocimientos recibidos a lo largo de casi dos décadas, y sus
especialistas dominan cada una de las áreas donde se desempeñan.
Luis Manuel Batista Tamayo, de 62 años, dirige el grupo de
Meteorología. Es uno de los que más horas de experiencia tiene
acumuladas en la bitácora de su vida laboral, y define al centro
como el vigía con ojos que mucho abarca.
En su especialidad, por ejemplo, fue creada una base de
información que hoy tiene casi 20 años, a partir de los estudios
bioclimáticos en la zona de Jardines del Rey.
Cayo Coco, afirma, tiene condiciones particulares que lo
diferencian del resto del territorio nacional. La temperatura, por
lo general, es dos grados Celsius más baja que la de la Isla Grande,
mientras las mínimas son un poco más altas a causa del mar y la
acción de los vientos alisios.
Es oportuno tener en cuenta que cada tres horas monitoreamos el
estado del tiempo, porque formamos parte de la red meteorológica
mundial, subrayó.
Hombre de mucha energía reservada, Luis Manuel asevera que fue en
el CIEC donde se formaron los especialistas encargados de laborar en
los primeros Parques Eólicos construidos en Cuba: el de Turiguanó y,
posteriormente, el de Gibara, en Holguín.
Mucho aprendió el joven Freddy Morales Ruitiña, licenciado en
Geografía, durante su estancia de ocho años en el Centro. "Aquí
tenemos la posibilidad de superarnos constantemente, lo mismo en el
terreno que en los estudios de laboratorio".
Integrante del grupo de Geocomponentes, es uno de los encargados
de preparar las bases cartográficas para todas las investigaciones,
y las informaciones que brinda son determinantes para el trabajo de
otros grupos como el de Dinámica Costera, Análisis Físico-Químico,
Ecología, Hidrometeorología, el del área de investigaciones
arqueológicas Los Buchillones, y el de monitoreo de la costa sur de
Cuba.
Especialistas del centro, con el apoyo del Instituto de Ecología
y Sistemática, el Museo Nacional de Historia Natural y el Centro
Oriental de Biodiversidad y Ecosistema de Santiago de Cuba,
descubrieron que en el área de Jardines del Rey existen nueve
especies nuevas para Cuba, una familia y cuatro géneros.
Hacia el archipiélago Jardines de la Reina, al sur de la
provincia de Ciego de Ávila, se dirigen en la actualidad importantes
estudios. Se conoce, por ejemplo, que allí las poblaciones de
arrecifes coralinos muestran un grado más alto de recuperación
comparado con las del norte, fundamentalmente la especie denominada
Acropora palmata.
También tienen lugar importantes acciones para preservar la flora
y la fauna marina en ese ecosistema, con una detallada investigación
a cargo del doctor en Ciencias Biológicas Fabián Pina Amargós.
Si hoy los flamencos siguen en la Bahía de Perros, aparecen las
gaviotas, y volvieron los peces propios de ese acuatorio¼ es porque
el medio ambiente ya no se siente agredido, y en ello mucho tiene
que ver la labor del Centro de Investigaciones de Ecosistemas
Costeros, el centinela perenne.