Un reciente estudio desarrollado por especialistas del Instituto
de Oceanología, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio
Ambiente (CITMA), en colaboración con varias instituciones, acaba de
ratificar el carácter generalizado de la erosión en las playas
cubanas.
Como señala el doctor en Ciencias Geográficas José Luis Juanes,
jefe del departamento de Procesos Costeros de la citada entidad, el
ritmo estimado de retroceso de la línea de costa se mantiene en el
orden de 1,2 metros por año, aunque existen reportes de hasta 2,5 o
más en determinados puntos de nuestro archipiélago.
La ocurrencia actual de ese proceso responde en buena medida al
aumento del nivel del mar que tiene lugar desde hace varias décadas,
y a la puesta en práctica en etapas pasadas, de determinadas
acciones inadecuadas del hombre, entre ellas la extracción de arena
para fines diversos, construcción de diferentes tipos de obras sobre
las dunas naturales, y la incorrecta ubicación de espigones.
Según refiere el reconocido experto, casi ninguna zona costera
del planeta escapa hoy a los efectos de la erosión provocada por los
factores mencionados. Así, el fenómeno tiene marcada presencia en
playas de Jamaica, República Dominicana, México, costa oeste de los
Estados Unidos y sur de la Florida, y España, por citar algunos
ejemplos.
Las investigaciones desarrolladas desde agosto del 2009 hasta
septiembre del 2010, estuvieron dirigidas, además, a propiciar la
actualización del Archivo de Playas Cubanas, de vital importancia en
los esfuerzos por establecer una red nacional de monitoreo de los
procesos erosivos, y dar un seguimiento confiable a la evolución de
la línea de costa para los años 2050 y 2100.
Ello demandó hacer una expedición en barco por varios cayos del
Archipiélago Sabana-Camagüey, y otras zonas de la geografía
nacional, y acometer diferentes trabajos de campo en los territorios
de Pinar del Río, la entonces provincia de La Habana, Matanzas,
Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Granma, Santiago de Cuba y
el municipio especial Isla de la Juventud, en los cuales, junto al
personal del Instituto de Oceanología, tomaron parte especialistas
de la empresa GEOCUBA Estudios Marinos, y de las respectivas
delegaciones provinciales del CITMA.
Este inventario nacional elevó de 346 a 400 el número de playas
localizadas en Cuba. Asimismo, 41 fueron evaluadas de manera
integral, encontrándose indicios de erosión en el 90 % de ellas.
Los casos más significativos fueron detectados en las playas
Majana, Guanímar, Cajío, Mayabeque, Caimito, La Pepilla, Tasajera y
Rosario, las cuales además de presentar una intensa actividad
antrópica, quedaron totalmente desprovistas de arena y transformadas
en su perfil, debido al efecto del oleaje generado por los huracanes
Ike y Gustav en el año 2008.
Las evidencias principales de ese proceso erosivo son la
existencia de numerosos árboles caídos y dañados dentro del mar, la
formación de marcados declives de erosión activa en la cara exterior
de la duna, y la invasión de arena hacia las lagunas costeras.
El doctor en Ciencias Geográficas José Luis Juanes, precisó que
la erosión más notable se localiza principalmente en las playas
interiores como consecuencia del efecto combinado de los eventos
hidrometeorológicos extremos y la mano irresponsable del hombre.
En la mayoría de las playas estudiadas por los expertos, en
particular las ubicadas en el Archipiélago Sabana-Camagüey, pudo
comprobarse la ocurrencia del traspaso de arena por encima de la
duna en dirección a las lagunas costeras. Lo anterior provoca
transformaciones estructurales apreciables en el perfil de la costa.
Las investigaciones sobre los procesos de erosión en las playas
cubanas continuarán desarrollándose y sus resultados ya contribuyen
de manera decisiva a la adopción de medidas para enfrentar y
proteger al país de los daños provocados por la subida del nivel
medio del mar.