Renacer de los manglares
ORFILIO PELÁEZ
pelaez@granma.cip.cu
Alabados por su exuberante belleza a la llegada de
los conquistadores españoles, y sometidos después durante siglos a
la tala indiscriminada y otras agresiones del hombre, nuestros
manglares ocupan hoy alrededor del 5% de la superficie del
archipiélago cubano, y son los más representativos del Caribe
insular.
Los
manglares ocupan alrededor del 5% de la superficie total del
archipiélago cubano y son un refugio ideal para el hábitat y la
reproducción de peces, moluscos y crustáceos.
Se localizan en zonas costeras de origen biológico,
acumulativas, cenagosas y con esteros donde haya escurrimientos de
agua dulce. Asimismo, abundan en ambientes salinos, principalmente
en los cayos e islas de las plataformas.
Como bien expresa Leda Menéndez, investigadora
titular del Centro Nacional de Biodiversidad, perteneciente al
Instituto de Ecología y Sistemática del Ministerio de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y reconocida autoridad en el
tema, estos ecosistemas constituyen una suerte de primera línea de
defensa de la costa, pues la protegen de la erosión provocada por el
efecto combinado del viento y el oleaje, además de ser una efectiva
barrera natural frente al progresivo incremento del nivel del mar y
la intrusión salina.
También mitigan el impacto de los cada vez más
frecuentes fenómenos hidrometeorológicos extremos, son un entorno
ideal para el hábitat y la reproducción de numerosas especies de
peces, crustáceos y moluscos, filtran los contaminantes, y
contribuyen a la estabilidad física de la línea costera, además de
ser valiosas reservas de madera.
Más del 70% de las costas cubanas están resguardadas
por formaciones de manglares, y las cuatro especies que las
conforman son el Mangle rojo, el prieto, el Patabán o Mangle blanco
y la Yana.
Según
explicó la investigadora Leda Menéndez (en primer plano), los
manglares protegen a las costas de la erosión provocada por el
efecto combinado del viento y el oleaje.
De ellos el que ejerce más protección es el rojo,
debido a que sus raíces se anclan en forma de tenedor y penetran de
manera profunda sobre el fondo areno fangoso, convirtiéndose así en
un potente valladar contra cualquier tipo de acción dañina de origen
natural o atribuible al hombre. En Cuba hay lugares donde la
disminución del mangle rojo figura entre las causas más importantes
del retroceso de la línea de costa.
Constituyen, además, la única formación boscosa que
puede vivir en contacto con el mar.
EFICIENTE MONITOREO
Por su condición insular que la hace altamente
vulnerable a los efectos del cambio climático, en Cuba desde hace
varios años se desarrollan diversas investigaciones sobre el tema de
los manglares, las cuales contemplan el seguimiento del estado de
conservación de las principales poblaciones.
Según explicó Leda Menéndez, uno de los trabajos
ejecutados es el titulado Bases ecológicas para la restauración de
los manglares en áreas seleccionadas del archipiélago cubano,
mediante el cual pudo caracterizarse la situación real de esos
ecosistemas en los bajos de Santa Ana, Rincón de Guanabo, sur de la
actual provincia de Mayabeque, norte de las provincias de Matanzas y
Villa Clara, y los archipiélagos Sabana y Jardines de la Reina.
Además de determinar los diferentes grados de
afectación que presentaban y las causas implicadas en su deterioro,
indicó, fueron confeccionadas guías metodológicas dirigidas a
preservarlos de futuros impactos, y propiciar su recuperación.
Todas las acciones investigativas en torno al
cuidado de los manglares están respaldadas por un cuerpo de leyes y
normativas jurídicas que regulan el manejo y control de esta
especie, que representa en la actualidad alrededor del 25% de la
cobertura boscosa de la mayor de las Antillas.
Si bien existen zonas costeras donde los manglares
presentan todavía una situación desfavorable, de manera general hay
avances en el estratégico objetivo de preservarlos y mejorar la
salud de las plantaciones, manifestó Leda.
Incluso, a mediados del pasado año el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) mencionó a Cuba entre
los países del orbe que trabajan para promover el crecimiento de los
manglares y muestran resultados favorables en su restauración.
Tal panorama contrasta con otros informes de
organismos especializados de la ONU, que hacen referencia a la
pérdida de más de 3,5 millones de hectáreas de mangle en el planeta
desde 1980 a la fecha, principalmente en regiones de Asia, América
del Norte, Centroamérica y África.
La especialista precisó que dentro de los proyectos
de investigaciones relacionados con el cambio climático y sus
potenciales efectos, la valoración de la función de los manglares
como protectores de la costa y el mejor manejo de sus poblaciones en
las diferentes regiones del país, tienen una elevada prioridad.
Para beneplácito de quienes velan por la protección
del medio ambiente, hoy el país trabaja fuerte en el renacer de los
manglares. Hacerlo es apostar por la vida.