AMBIENTE             

(29  de enero de 2011)

Renacer de los manglares

ORFILIO PELÁEZ
pelaez@granma.cip.cu

Alabados por su exuberante belleza a la llegada de los conquistadores españoles, y sometidos después durante siglos a la tala indiscriminada y otras agresiones del hombre, nuestros manglares ocupan hoy alrededor del 5% de la superficie del archipiélago cubano, y son los más representativos del Caribe insular.

Foto: ArchivoLos manglares ocupan alrededor del 5% de la superficie total del archipiélago cubano y son un refugio ideal para el hábitat y la reproducción de peces, moluscos y crustáceos.

Se localizan en zonas costeras de origen biológico, acumulativas, cenagosas y con esteros donde haya escurrimientos de agua dulce. Asimismo, abundan en ambientes salinos, principalmente en los cayos e islas de las plataformas.

Como bien expresa Leda Menéndez, investigadora titular del Centro Nacional de Biodiversidad, perteneciente al Instituto de Ecología y Sistemática del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y reconocida autoridad en el tema, estos ecosistemas constituyen una suerte de primera línea de defensa de la costa, pues la protegen de la erosión provocada por el efecto combinado del viento y el oleaje, además de ser una efectiva barrera natural frente al progresivo incremento del nivel del mar y la intrusión salina.

También mitigan el impacto de los cada vez más frecuentes fenómenos hidrometeorológicos extremos, son un entorno ideal para el hábitat y la reproducción de numerosas especies de peces, crustáceos y moluscos, filtran los contaminantes, y contribuyen a la estabilidad física de la línea costera, además de ser valiosas reservas de madera.

Más del 70% de las costas cubanas están resguardadas por formaciones de manglares, y las cuatro especies que las conforman son el Mangle rojo, el prieto, el Patabán o Mangle blanco y la Yana.

Foto: Cortesía del Centro Nacional de BiovidersidadSegún explicó la investigadora Leda Menéndez (en primer plano), los manglares protegen a las costas de la erosión provocada por el efecto combinado del viento y el oleaje.

De ellos el que ejerce más protección es el rojo, debido a que sus raíces se anclan en forma de tenedor y penetran de manera profunda sobre el fondo areno fangoso, convirtiéndose así en un potente valladar contra cualquier tipo de acción dañina de origen natural o atribuible al hombre. En Cuba hay lugares donde la disminución del mangle rojo figura entre las causas más importantes del retroceso de la línea de costa.

Constituyen, además, la única formación boscosa que puede vivir en contacto con el mar.

EFICIENTE MONITOREO

Por su condición insular que la hace altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, en Cuba desde hace varios años se desarrollan diversas investigaciones sobre el tema de los manglares, las cuales contemplan el seguimiento del estado de conservación de las principales poblaciones.

Según explicó Leda Menéndez, uno de los trabajos ejecutados es el titulado Bases ecológicas para la restauración de los manglares en áreas seleccionadas del archipiélago cubano, mediante el cual pudo caracterizarse la situación real de esos ecosistemas en los bajos de Santa Ana, Rincón de Guanabo, sur de la actual provincia de Mayabeque, norte de las provincias de Matanzas y Villa Clara, y los archipiélagos Sabana y Jardines de la Reina.

Además de determinar los diferentes grados de afectación que presentaban y las causas implicadas en su deterioro, indicó, fueron confeccionadas guías metodológicas dirigidas a preservarlos de futuros impactos, y propiciar su recuperación.

Todas las acciones investigativas en torno al cuidado de los manglares están respaldadas por un cuerpo de leyes y normativas jurídicas que regulan el manejo y control de esta especie, que representa en la actualidad alrededor del 25% de la cobertura boscosa de la mayor de las Antillas.

Si bien existen zonas costeras donde los manglares presentan todavía una situación desfavorable, de manera general hay avances en el estratégico objetivo de preservarlos y mejorar la salud de las plantaciones, manifestó Leda.

Incluso, a mediados del pasado año el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) mencionó a Cuba entre los países del orbe que trabajan para promover el crecimiento de los manglares y muestran resultados favorables en su restauración.

Tal panorama contrasta con otros informes de organismos especializados de la ONU, que hacen referencia a la pérdida de más de 3,5 millones de hectáreas de mangle en el planeta desde 1980 a la fecha, principalmente en regiones de Asia, América del Norte, Centroamérica y África.

La especialista precisó que dentro de los proyectos de investigaciones relacionados con el cambio climático y sus potenciales efectos, la valoración de la función de los manglares como protectores de la costa y el mejor manejo de sus poblaciones en las diferentes regiones del país, tienen una elevada prioridad.

Para beneplácito de quienes velan por la protección del medio ambiente, hoy el país trabaja fuerte en el renacer de los manglares. Hacerlo es apostar por la vida.

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