AMBIENTE             

(5 de junio de 2008)

 

Donde hablan los árboles

Joel Mayor Lorán
Joel@granma.cip.cu

Rafael Rodríguez ha conseguido algo casi increíble: que los árboles hablen. Para confirmarlo basta visitar el Bosque Martiano del Ariguanabo, donde un almácigo nos cuenta sobre la sensibilidad de nuestro Héroe Nacional, y un bagá expresa el empeño de muchas personas a fin de proteger la naturaleza.

Rafael Rodríguez encanta a los visitantes con esta ceiba sembrada el 11 de abril de 1995, justo a las 10:30 de la noche, como homenaje al centenario de la llegada de Martí y Gómez por Playita de Cajobabo.

PRENDIÓ EL MENSAJE

Este peculiar "museo" al aire libre, en el cual están representadas las especies de árboles y arbustos mencionadas por José Martí en su Diario de Campaña, de Cabo Haitiano a Dos Ríos, era un sueño de Felo (así le llaman). Pero pronto la idea irradió por doquier.

Como él mismo asegura: el bosque no ha de quedarse en el municipio habanero de San Antonio de los Baños, sino propiciar que Cuba entera se pueble de otros muchos.

Disímiles argumentos en poder de este hombre sencillo prueban que el esfuerzo valió la pena, y su mensaje ecológico prendió de veras: uno de ellos consiste en que a pesar de que en este mismo paraje estuvo ubicado el vertedero municipal, ahora nadie concibe arrojar basura en sus áreas.

Tampoco necesitan custodio: los árboles frutales cerca de la carretera no tientan lo suficiente como para entrar y llevarse algo de un sitio tan venerado. En cambio, destaca el apoyo de todas las instituciones, del Partido y del Gobierno, las empresas y la población; con ellos cuentan si precisan de un cargador, una grúa, agua o el talento de un pintor.

Mientras, el número de visitantes se multiplica: durante el año 2007 superó los 10 300. Proceden del territorio, de otras provincias y delegaciones extranjeras.

LA AVENTURA DE UN BAGÁ

Igual que este árbol, también jigües, jocumas o mijes pueden atestiguar el afán de los trabajadores del bosque en su labor ecológica e histórica.

A inicios de la década del noventa, Rafael Rodríguez ejercía como representante de ARTEX en el territorio. No obstante, prefirió cumplir un anhelo.

"Cuando de joven leí el Diario de Campaña me impactó. Ya desde entonces aprendí del Apóstol, con la ayuda del profesor Odilio González, un gran martiano que me indicaba libros a consultar. No salía de mi casa; todo lo que hacía era estudiar".

El 19 de mayo de 1994 inauguraron el bosque. Obtener las 40 especies que aparecen en el diario constituyó un desafío; algunas ya no existen en la provincia de La Habana, incluso estaban prácticamente desaparecidas en el país. Mas, en Granma les brindaron la oportunidad de subir a buscarlas a la Sierra Maestra.

Y ya en el Ariguanabo se alzan jigües, bagás, mijes, palo amargo y jocuma amarilla. Alfredo Ruiz, uno de los trabajadores, ha logrado hijos de estas especies, igual que de najesí, caguairán, ébano, guayacán¼ Únicamente con tesón han completado esta obra. "El Sabicú germinaba erráticamente. Lo sembraba y moría al crecer un poco. Tuve que leer sobre silvicultura y tratamiento pregenerativo. Aprendí que debía mantener la semilla de 20-30 segundos en agua hirviente y sembrarla en sustrato arenoso para que le llegara bien el oxígeno".

Ahora Felo sueña de nuevo: cree que es posible llenar el archipiélago de las especies que había a la llegada de los españoles.

OTROS ÁRBOLES CUENTAN

Un almácigo exhibe orondo el tallo cubierto de telilla fina y transparente de un brillo cobrizo. Revela la sensibilidad del Maestro. Para referirse a este árbol, Martí escribe: "piel de seda". El director de la institución de San Antonio de los Baños pidió a varios campesinos que describieran a esa planta burserácea, pero a ninguno se le ocurrió calificarla así.

Otra historia guardan un dagame y un fustete, esta menos feliz: entre dos similares, en Dos Ríos, cayó en combate el Apóstol.

Quizás un platanal no llame tanto la atención; sin embargo, su relato resulta incomparable. "Gómez, al pie del monte, en la vereda sombreada de plátanos, con la cañada abajo, me dice, bello y enternecido, que aparte de reconocer en mí al Delegado, el Ejército Libertador, por él su Jefe, electo en consejo de jefes, me nombra Mayor General. Lo abrazo. Me abrazan todos."

Entre tanto, una ceiba atrae especialmente a los pioneros que acuden al bosque: fue sembrada el 11 de abril de 1995, justo a las 10:30 de la noche, como homenaje al centenario de la llegada de Martí y Gómez por Playita de Cajobabo. Bajo su sombra conocen de la dicha grande del regreso de los independentistas a la Patria.

Cada cual hace gala de su propia historia: pino, jigüe, cedro, caoba, majagua, roble y teca combinaron maderas para construir el yate Granma. También estas siete especies poseen un lugar.

Hay cinco palmas, tal como en aquel encuentro histórico; mangos, como en Baraguá; y una réplica de la campana de La Demajagua (donada por Eusebio Leal, Historiador de la ciudad de La Habana), que hacen tañer todos los días.

NO SOLO EN LA TIERRA

Hay que vivir sembrando —asegura Felo—, no solo en la tierra fértil, sino también en la conciencia.

La dedicación se torna imprescindible, por encima de la luz del día. Son necesarios: hombres como Ubaldo Camacho, el otro colega en la obra del bosque, a quien llaman el titán del trabajo; previsión, que los motivó a producir su propio abono orgánico; y sensibilidad.

Entonces, continuarán realizando sueños; mereciendo distinciones y premios; hechizando a niños que acuden frecuentemente con sus padres, o maestras que gustan de traer a sus alumnos a acampadas y otras actividades pioneriles. Seguirán plantando árboles que enseñan sobre Martí y nos invitan a cuidar el entorno.

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