AMBIENTE             

(22 de abril de 2003)

Bahías bajo pesquisa

Orfilio Peláez

La contaminación generada por las actividades humanas, el aumento demográfico y el desarrollo urbano e industrial, figuran entre las principales causas que repercuten en el deterioro ambiental de las zonas marítimas y costeras en América Latina y el Caribe.

Para el doctor Antonio Villasol, legarle a las futuras generaciones un ambiente marino más limpio en el Caribe requerirá de la más estrecha colaboración.

Y es que para buena parte de los países del área, tales sitios geográficos son la base de su economía y supervivencia. Baste señalar que 60 de las 77 ciudades más grandes están en las costas, mientras el 60% de la población vive a menos de 100 kilómetros del litoral.

Cuba tampoco escapa a esa realidad y dentro de los esfuerzos por preservar la salud de su entorno marino sin renunciar al progreso económico y social, el Centro de Ingeniería y Manejo Ambiental de Bahías y Costas (CIMAB), ejecuta un importante proyecto científico dirigido a investigar los problemas de contaminación en las principales radas del país.

El doctor Antonio Villasol, director de esa entidad ubicada muy próxima al poblado de Casablanca, en la capital, explicó que el estudio forma parte del programa ramal Protección del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible cubano, del CITMA, y consiste en diagnosticar y caracterizar cada una de las fuentes que vierten residuales, además de analizar el agua, los sedimentos y microorganismos, y proponer las soluciones más viables para aliviar o eliminar la carga contaminante, incluido el costo económico de las inversiones.

Hasta el momento, indica, esta suerte de pesquisa ambiental incluye a las bahías de La Habana, Mariel, Matanzas-Cárdenas, Nuevitas, Nipe, Puerto Padre, Santiago de Cuba y Cienfuegos, las cuales en mayor o menor medida reciben los impactos negativos de los asentamientos urbanos y de las actividades industriales y portuarias.

Villasol reconoce que si bien algunas de las situaciones son complejas de resolver, en los últimos años se ha avanzado bastante en lo referido al tratamiento de residuales, sobre todo los domésticos e industriales.

Puso de ejemplo reciente los trabajos que se realizan en la bahía habanera, donde se levanta una moderna planta para tratar las aguas del Río Luyanó y el drenaje proveniente de Agua Dulce, fruto de la colaboración entre el CIMAB, el Grupo Estatal para el Desarrollo de la Bahía y la empresa italiana Progresam, y otra que financiada por el Fondo de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (GEF), tratará los desechos domésticos de una población de alrededor de 
30 000 habitantes.

Como una muestra de la voluntad política del Estado cubano en materia ambiental, el director de CIMAB citó la aprobación y entrada en vigor de un impuesto por el uso de la rada capitalina, cuya recaudación se destina totalmente a las labores de saneamiento de sus aguas.

En el plano regional, el Centro de Ingeniería y Manejo Ambiental de Bahías y Costas, junto con el Institute of Marine Affaire, de Trinidad y Tobago, funge como coordinador para impulsar proyectos relacionados con los problemas de contaminación marina procedente de fuentes terrestres en el área del Gran Caribe.

"Para todos los trabajadores del CIMAB, esto representa un reconocimiento internacional a nuestra labor y un compromiso para fortalecer aún más la cooperación en este campo, pues esa responsabilidad que recibimos fue avalada por la aprobación unánime de los 28 países pertenecientes a esa zona geográfica, e incluso, de los propios Estados Unidos", aseveró Villasol.

Entonces, no es casual que La Habana fuera sede por estos días del Taller sobre Tratamiento y Disposición Final de Lodos Residuales, donde los representantes de más de veinte naciones del área auspiciados por el PNUMA, avanzaron en el camino de proteger los ecosistemas marinos y costeros de la región.

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