AGRICULTURA         

(11 de septiembre de 2003)

Crece la agroecología entre
campesinos cubanos

Aldo Madruga

Más de 14 mil campesinos cubanos practican y difunden la agricultura sostenible en todo el país, como forma de producir con un mínimo de insumos, cuidar los suelos y entregar productos más sanos a la población, según informó Alberto Cárdenas León, coordinador del Movimiento Agroecológico Nacional.

Precisó que esta agrupación, surgida en febrero del 2001 en Villa Clara, está integrada también por otros 11 630 pequeños agricultores en la categoría de aspirantes, quienes tratan de satisfacer los requisitos necesarios para ser considerados promotores ecológicos, entre los cuales se encuentran no usar fertilizantes e insecticidas químicos, utilización de la tracción animal en el laboreo y cosechas y, sobre todo, amar a la tierra y facilidades para divulgar cómo la cuidan y explotan.

En el fortalecimiento de estas técnicas sustentables desempeñan una decisiva labor, además, los casi tres mil técnicos agrónomos e ingenieros incorporados como facilitadores al movimiento, cuya función consiste fundamentalmente en servir de puente entre la ciencia, la técnica y las experiencias prácticas y conocimientos que a nivel de surco y sobre los suelos que trabajan, acumulan los campesinos, muchas veces heredados de sus padres y abuelos.

De acuerdo con lo informado por el coordinador de este movimiento que auspicia la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), experiencias prácticas —de cultivadores y en fincas de referencia, donde no se usan agentes químicos— demuestran que, muy contrario a lo pensado por muchos, cuando se utilizan correctamente todas sus ventajas, la agroecología en cuanto a rendimientos y productividad no es un retroceso con respecto a la agricultura gastadora de grandes cantidades de fertilizantes químicos y combustibles.

En realidad, autoridades mundiales en la materia coinciden en considerar esta práctica como un imperativo actual para devolverle a los suelos las potencialidades perdidas, conservarlas y contribuir a mejorar la salud humana, cada vez más agredidos por el uso abusivo de sustancias químicas costosas, y que causan daños irreversibles al medio ambiente.

En las bases de este movimiento ocupa un importante lugar la utilización de materia orgánica, biofertilizantes y medios de control biológico desarrollados por los Centros de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos (CREE), para lo cual se aprovechan abonos elaborados con follajes, desperdicios de cosechas, estiércol, y otros procesados a partir de microorganismos.

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