Antonio López (Ñico), fue uno de los más destacados integrantes del Movimiento revolucionario que conocemos hoy como La Generación del Centenario. Este joven habanero era un obrero del mercado, de gran inteligencia y audacia e integró el grupo de asaltantes del cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo M.N. (Monumento Nacional).  Tuvo la suerte de escapar a la persecución del Ejército, gracias a la solidaridad del pueblo, como otros. Se exilio y llegó a Guatemala cuando el joven médico Ernesto Che Guevara se encontraba allí, motivado por las reformas revolucionarias sustanciales del gobierno de Jacobo Arbenz. 

Ñico y el Che coincidieron en Guatemala y el cubano le contó al argentino los hechos del 26 de Julio y le habló de la personalidad de su conductor, el joven abogado Fidel Castro. El Che conoció por Ñico todos los detalles, desde que comenzó a organizarse el asalto. De Guatemala ambos, separadamente, se dirigieron a México, cuando el gobierno norteamericano derrocó a Arbenz, y en México D.F. Ñico presentó al Che a Fidel, a Raúl y sus demás compañeros. Entonces se estaba organizando la expedición del Yate Granma (1956), y el Che formó parte de la expedición que  trajera a Cuba a los moncadistas y otros ingresos más, entre ellos el de Camilo Cienfuegos, para reemprender la lucha en la Sierra Maestra.