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Unir a todas las fuerzas revolucionarias en la
lucha contra la tiranía

PEDRO A. GARCÍA

El pueblo cubano padecía en 1956 el quinto año de la tiranía batistiana. Había un gran descontento ante la torpe política económica del régimen y su carácter represivo. La burguesía, temerosa del ímpetu revolucionario de la juventud, proponía una "solución negociada" a la situación creada mediante el llamado "diálogo cívico" entre la oposición y el gobierno.

Ciudad México, 29 de agosto de 1956. Fidel junto a José Antonio y René Anillo.

Las fuerzas revolucionarias rechazaron tal maniobra. Fidel y el Movimiento 26 de Julio enarbolaron las banderas de la lucha armada para derrocar al batistato. Militantes de esa organización marcharon hacia México para prepararse allí militarmente con vistas a la guerra necesaria que proclamaban reiniciar.

Dentro del propio ejército del tirano se conspiraba contra él. Un grupo de militares, al que el pueblo denominó "los puros", fueron detenidos por el aparato represivo del régimen. Elementos afines a la línea insurreccional trataron de reeditar la gesta del Moncada y asaltaron el cuartel Goicuría en Matanzas. La oposición al batistato crecía.

Dentro del movimiento estudiantil, se fundó el Directorio Revolucionario, "una FEU para tiempo de guerra, su brazo armado para el combate contra la tiranía". Su líder, José Antonio Echeverría, al condenar el "diálogo cívico", afirmaría que el camino a tomar no era otro que el del ejército mambí en los campos de Cuba: la insurrección para lograr una república independiente.

LA UNIDAD NECESARIA

Fidel y José Antonio comprendieron, tal vez como pocos de los cubanos de su tiempo, la necesidad de la unidad entre las fuerzas revolucionarias. Por ello, el Presidente de la FEU, acompañado de otro dirigente estudiantil, René Anillo, fue a encontrarse a la Ciudad de México con el Jefe del Movimiento 26 de Julio.

Según la reconstrucción que se ha hecho por René Anillo —afirma Faure Chomón, dirigente del Directorio Revolucionario—, la reunión fue en la noche del 28 de agosto. "Tras muchas horas de intercambio entre Fidel y José Antonio, entrada la madrugada del 29 se redactó la Carta de México y se mecanografió. Se esperaría para darle publicidad a que el compañero Anillo regresara con seguridad a Cuba (José Antonio viajaría a un congreso estudiantil en Sri Lanka, vía Londres) para darle protección. Se hace público el primero de septiembre y los cables reprodujeron íntegramente el texto".

En el documento se reiteraba: "Ambas organizaciones (M-26-7 y el Directorio Revolucionario de la FEU) han decidido unir sólidamente su esfuerzo en el propósito de derrocar a la tiranía y llevar a cabo la Revolución cubana" y llamaban "a todas las fuerzas revolucionarias del país, a los estudiantes, obreros, organizaciones juveniles y a todos los hombres dignos de Cuba para que secunden esta lucha que está firmada con la decisión de morir o triunfar".

Se consideraban "propicias las condiciones sociales y políticas del país, y los preparativos revolucionarios suficientemente adelantados para ofrecer al pueblo su liberación en 1956. La insurrección secundada por la huelga general en todo el país será invencible".

Proclamaban que la Revolución llegaría al poder libre de compromisos "para servir a Cuba en un programa de justicia social, de libertad y democracia, de respeto a las leyes y de reconocimiento a la dignidad plena de todos los cubanos, sin odios mezquinos para nadie, y los que la dirigimos, dispuestos a poner por delante el sacrificio de nuestras vidas, en prenda de nuestras limpias intenciones".

FARO DE UNIDAD

Para Faure Chomón, la Carta de México firmada por Fidel y José Antonio "fue de extraordinaria significación para la Revolución cubana, un documento de fuerza y conciencia políticas, unitario, que no desconoció a ninguna de las fuerzas que combatía a la tiranía y llamó a luchar a todos los revolucionarios. Fue la declaración de guerra contra Batista y repercutió en el pueblo, en todos los que querían hacer una Revolución".

La califica de "faro de unidad" y añade: "Al unirse los combatientes del Moncada, quienes se preparaban para reiniciar la guerra necesaria en la Sierra, con los que están en las manifestaciones, en el combate de calle, se está contribuyendo a fortalecer más la idea de que los elementos verdaderamente revolucionarios y de las organizaciones de vanguardia se incorporen a la lucha".

Dentro del movimiento estudiantil, elementos oportunistas se consternaron porque José Antonio había firmado con Fidel un documento que llamaba a la Universidad y al pueblo a la guerra. Recuerda Faure: "Quisieron convocar reuniones para discutirle el derecho de firmar por la FEU. Fructuoso, con la autoridad que tenía, no permitió esas reuniones, y dijo que para defender a Cuba y luchar por la libertad como ocurrió en la guerra de independencia, no hace falta discutirlo, es un deber que tenemos todos los cubanos".

LLEVAR A CABO LA REVOLUCIÓN

En octubre, al regreso de Sri Lanka, José Antonio retornó a México para reunirse nuevamente con Fidel y ultimar los detalles de lo que iba a ser el plan militar. "En esa ocasión somos designados Fructuoso, Joe Westbrook y yo", asevera. "Nos unimos a José Antonio y nos reunimos con Fidel para secundar lo que sería el desembarco del Granma".

Fidel desembarcó semanas después en tierras orientales para crear el frente guerrillero de la Sierra Maestra. José Antonio organizó las acciones del 13 de Marzo de 1957 y caería heroicamente en combate frente a la Universidad. El Directorio, a principios de 1958, abriría un frente guerrillero en las montañas villareñas.

Como ratificación de la Carta de México, el Che (en nombre del M-26-7) y Faure, por el Directorio, acordarían posteriormente en el Escambray el Pacto del Pedrero, al que se adscribiría en los días siguientes el Partido Socialista Popular.

En torno al Ejército Rebelde comenzaría a forjarse la unión de todos los revolucionarios. Esta unidad se consolidaría definitivamente en la integración de nuestro Partido y ha sido —como señaló Fidel—, "alcanzada en tal alto grado como jamás se logró en la historia de nuestra Patria, esa unidad por la que suspiraron los combatientes durante casi un siglo (...) y que por primera vez nuestra generación logró".

Publicado el 1 de septiembre del 2001

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