Primera entrada triunfal de
Fidel a La Habana
MARTA ROJAS
El
15 de mayo de 1955 salieron los moncadistas de la Cárcel Modelo de Isla de
Pinos. El 16 ocurrió la primera entrada triunfal de Fidel a La Habana. Había
sido liberado tras la Ley de Amnistía. No era un regalo del régimen de
Batista, sino el resultado de casi dos años de tenaz lucha de los seguidores
del joven abogado, organizador del movimiento revolucionario que protagonizó
los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes,
en Bayamo, el 26 de julio de 1953.
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En
manos del pueblo
fidel a la salida de la prisión en 1955
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El germen para la lucha de los
comités Pro-Amnistía de Fidel y sus compañeros, contaba con un instrumento
político, que se había convertido, de hecho y de derecho cívico, en el
programa de la Revolución. Ese programa en el que a su vez se denunciaban los
horrendos crímenes cometidos por el ejército de la dictadura de Fulgencio
Batista, devenida tiranía, era el alegato de autodefensa conocido en el mundo
como La Historia me absolverá.
La amnistía no fue un regalo,
como anotamos antes. Desde el presidio político donde confinaron a Fidel,
este se valió de impensables ardides revolucionarios y pudo reconstruir en
soledad, y hacer llegar a las manos de Haydée Santamaría y Melba Hernández,
el documento citado donde reproducía sus palabras del 16 de octubre de 1953,
pronunciadas en un pequeño cuarto de un hospital. Sus compañeras —quienes
ya habían salido de la prisión— recibieron la encomienda de hacerlo
publicar y de distribuir el folleto en toda Cuba. Para ello tenían que
valerse de aquellos compañeros que habían integrado el movimiento para
asaltar los cuarteles, pero que por falta de armas u otras razones no pudieron
hacerlo.
Es adecuado recordar que más de
mil jóvenes perfectamente organizados, tan disciplinados que llamaron la
atención a la ciudadanía, habían marchado calle San Lázaro abajo para
llegar al Parque Central, el 28 de enero de 1953. Ellos también habían
participado en la marcha de las antorchas que los llevó a la Fragua Martiana
la noche anterior, igualmente integrados a los estudiantes universitarios
organizados por la FEU. Entre esa masa compacta, tan disciplinada en su
formación uno y otro día, estaban los combatientes que fueron al Moncada y a
Bayamo.
Quiere esto decir que si solo
alcanzó armas una ínfima parte, los demás estaban prestos para cumplir la
nueva misión: distribuir el folleto del alegato, y también estarían ellos
entre los primeros que organizaron los comités Pro-Amnistía. A estos comités
se irían sumando valerosamente numerosos sectores opuestos a la tiranía,
entre ellos las nombradas Mujeres Martianas. Sería injusto en nota tan breve
sobre un hecho trascendental hacer una relación, a la memoria, de los
integrantes de los primeros comités Pro-Amnistía; pero hay uno de los más
modestos, y de precaria salud, que no se puede pasar por alto: Ángel Pl., un
joven obrero que trabajaba en un camión repartidor de hielo, quien también
colaboró excepcionalmente bien, con Haydée y Melba. Tampoco otro allá en
Bayamo, el barbero de Zenea 29, itinerante por la Sierra, Robert Paneque.
La labor de los comités
Pro-Amnistía se multiplicó, a medida que, paralelamente, se distribuía La
Historia me absolverá, la cual se iba leyendo a hurtadillas. Fue ella el
arma idónea de aquella Batalla de Ideas. Finalmente la dictadura, que tenía
pretensiones de hacer elecciones con la aquiescencia de los partidos
tradicionales, se vio forzada por una gran vanguardia del pueblo a permitir la
aprobación de la Ley de Amnistía.
Pero no se puede pasar por alto
que aquella ley, tuvo una "percha", o enmienda, por la cual
resultaban también amnistiados, a priori, los elementos del ejército
cuyos crímenes habían sido denunciados por Fidel y sus compañeros en el
proceso de la Causa 37, o juicio del Moncada, desde su inicio el 21 de
septiembre de 1953.
Así el 15 de mayo de 1955 Fidel y
sus compañeros salieron del presidio de Isla de Pinos. Se reunieron
brevemente en el hogar de los Montané (Jesús Montané) en Nueva Gerona, y
después abordaron el vapor Pinero rumbo al puerto de Batabanó y en esa
ciudad tomarían el tren rumbo a la capital. En la Terminal de Ferrocarriles o
Estación Central de La Habana, lo esperaba una multitud. Desde la madrugada.
A Fidel lo sacaron por una ventanilla y lo cargaron en hombros. Ya era el líder
indiscutible de toda la oposición y de la Revolución cubana, cuya victoria
se produjo el 1ro. de Enero de 1959.
La foto que ilustra esta nota
corresponde a la llegada del joven abogado Fidel Castro a la terminal de
trenes. Ya en el vapor estaba decidido que el movimiento que encabezaría sería
identificado como Movimiento 26 de Julio, en honor al día del Moncada.
Publicado el 15 de mayo del 2003 |