Una aventura mar
afuera Con una
infraestructura forjada en comunión con la naturaleza a lo
largo de casi dos décadas, el polo Jardines del Rey, en la
cayería norte de Ciego de Ávila, se consolida como destino
turístico imprescindible para el país
Ortelio
González y Juan A. Borrego
Cuando Evelio Capote, el jefe de aquel grupo de
constructores atrevidos, vio como el agua se tragaba la
carga de los primeros camiones, todavía en el borde mismo de
la costa, sintió la impresión de que irremediablemente
estaba arando en el mar.
"Tiren piedras sin mirar palante" le recomendaría Fidel
tiempo después, el 13 de marzo de 1987, al revisar la
estrategia, casi utópica, de enlazar la Isla de Turiguanó,
al norte de Morón, con Cayo Coco, un islote bendecido por la
naturaleza a 22 kilómetros del litoral, paso previo e
insoslayable para iniciar la aventura de hacer turismo mar
afuera.
El
polo turístico cuenta con 3 600 habitaciones.
Dieciséis meses después el pedraplén era historia y el 12
de noviembre de 1993 nacía el Guitart-Cayo Coco, primer
hotel del incipiente polo, que a la vuelta de casi 18 años
ya suma 3 600 habitaciones, con perspectiva de multiplicarse
varias veces en el próximo quinquenio.
UN PAÍS EN LOS JARDINES DEL REY
Los más de 900 millones de pesos invertidos en la cayería
del norte avileño han permitido el fomento de una amplia
infraestructura.
Más de 300 kilómetros de viales principales y regionales,
12 hoteles administrados por diferentes cadenas, aeropuerto
internacional con unos 30 vuelos semanales, actividades
náuticas, redes de transmisión de energía eléctrica,
comunicaciones fiables, bases de transporte, almacenaje y
logística, aseguran la operación del turismo en la región,
todo a cargo de más de 6 000 trabajadores, formados en su
totalidad en el propio territorio.
Solo
Cayo Coco cuenta con más de 20 kilómetros de excelentes
playas, muchos de ellos todavía vírgenes.
La interconexión por carretera de los cayos Coco,
Guillermo, Romano y Paredón Grande y la existencia de 22
kilómetros de playa, muchos de ellos todavía vírgenes,
garantizan el crecimiento perspectivo de la planta hotelera,
según Luis Armando Fráser, delegado del Ministerio del
Turismo (MINTUR) en la provincia.
POR UN POSICIONAMIENTO SUPERIOR
Con la participación de cadenas reconocidas como Sol
Meliá e Iberoestar, un índice de repitencia del 30 %, que
los especialistas consideran aceptable y un costo por peso
en divisas de 68 centavos —cuatro menos que lo comprometido
en el plan—, el sector del turismo avileño trabaja por la
eficiencia.
No obstante, Luis Armando Fráser, prefiere inscribirse en
el bando de los insatisfechos como sus vecinos de Cayo Santa
María, en la provincia de Villa Clara.
"El reto fundamental es lograr un posicionamiento
superior", asegura el delegado del MINTUR, quien reconoce
debilidades en la comercialización y competitividad en
general del producto turístico, necesidad de renovar parte
de la planta ya envejecida y explotar más sabiamente el
entorno natural.
POLO EN EVOLUCIÓN
Jardines del Rey pondrá en explotación el próximo
invierno otras 600 habitaciones, pero como la estrategia no
está solo en construir, sino también en mantener el
patrimonio ya edificado, una cifra similar es rehabilitada
en los hoteles Meliá Cayo Guillermo, Villa Cojímar, y Blau
Colonial (antiguo Guitart), entre otros.
El plan inversionista del presente año, abarca igualmente
la reparación de tres piscinas, varios ranchones de playa y
diversos clubes y miniclubes, todo en aras de mejorar los
servicios al turista o mantener estándares ya conseguidos.
NO DAÑAR EL ENTORNO
Como los tiempos de la cayería no son los mismos en que
el viejo Vicente Marín, esa suerte de Robinson Crusoe
avileño, espantaba los mosquitos con el humo de su horno de
carbón, los especialistas encargados de asegurar el
crecimiento turístico de la región caminan con cautela y
sobre todo procurando no dañar un ecosistema que sin duda
constituye la mayor atracción del polo.
Aunque las mejores experiencias al respecto en Ciego de
Ávila se reúnen en Jardines de la Reina, al sur de la
provincia, también en los cayos del norte, más intensamente
explotados, se promueven acciones de recuperación de playas,
fomento de viveros para el desarrollo de la flora autóctona,
superación del personal, colocación de vallas
medioambientales y certificación de aquellas instalaciones
que cumplan con los más exigentes requerimientos ecológicos.
"La idea de Fidel siempre ha
sido desarrollar un turismo sostenible, que afecte lo menos
posible el medio ambiente", recuerda Luis Armando Fráser,
quien reconoce que de poco valdría invertir dinero si no se
educa consecuentemente a los trabajadores y a los visitantes
en la necesidad inaplazable de preservar el entorno, ese
recurso silencioso, a veces intangible, pero vital. |