28
de Agosto del 2003
Pinochet, la CIA y los terroristas
de la mafia
HERNANDO CALVO
OSPINA*
En la noche del 11 de
septiembre de 1973 los anticastristas realizaron por las calles de
Miami una manifestación de apoyo al golpe de Estado del general
Augusto Pinochet al presidente Salvador Allende. Quizás fueron los
únicos en el mundo. Estos cubanos, muchos de ellos formados como
especialistas en actividades terroristas en las escuelas de la CIA a
lo largo de los años sesenta, veían a Pinochet como un aliado
estratégico en su guerra contra el Gobierno de La Habana. En tanto
los golpistas requerían de su experiencia dentro de la criminal
maquinaria internacional que se conocería como "Plan
Cóndor".
Atentado contra el ex canciller Orlando Letelier ocurrido el 21 de septiembre de 1976.
La Dirección de
Información Nacional, DINA, supra-aparato especial de inteligencia
política creado por Pinochet y bajo su mando inmediato, se propuso
con el "Cóndor" establecer formas de coordinación con
otros organismos de seguridad, en particular con aquellos de las
dictaduras argentina y paraguaya, pero también con los de Brasil,
Bolivia, Venezuela y Uruguay. Además de los terroristas cubanos, al
"Cóndor" fueron sumados grupos políticos extremistas que
podían prestar colaboración logística y operativa. Así, Chile se
convirtió en el santuario de terroristas croatas, fascistas
españoles, italianos y del OAS francés, nazis, y otros de
Latinoamérica. En el "Condor" se coordinaría todo ello
para "perseguir y extirpar el peligro marxista" donde se
encontrara, como lo constató el informe realizado por la Comisión
de Verdad y Reconciliación de Chile.
Según esta Comisión,
otras investigaciones independientes, y el propio Departamento de
Estado, el general Vernon Walters, subdirector de la CIA, estaba no
sólo al tanto de ello sino que su Agencia aportó a la maquinaria
criminal. La bendición al "Cóndor" la dió Walters desde
abril de 1974 .
En lo que respecta a los
cubanos, en diciembre de 1974 un documento interno del FBI hacía
referencia a las "relaciones especiales" que se iban
creando con la dictadura; otro informe del 29 de abril de 1986
confirmaba un encuentro entre varios terroristas cubanos y el propio
Pinochet, celebrado el 17 de marzo de 1975.
Pocos días antes, en
febrero, durante una de las primeras acciones conjuntas planificadas
por la DINA, no se lograba asesinar en México a los dirigentes
chilenos exiliados Carlos Altamirano y Volodia Teitelboim. Además
de los terroristas cubanos, al frente del operativo se encontraba el
estadounidense Michael Townley, operativo de la CIA y la DINA.
Townley y Virgilio Paz,
cubano de la CIA, viajan desde México a Madrid donde encuentran a
Stefano Delle Chiaie, dirigente del grupo terrorista italiano
Avanguardia Nazionale, y con el apoyo de la policía secreta
franquista, preparan el asesinato de Bernardo Leighton. El 6 de
octubre de 1975, en Roma, es baleado éste líder democracristiano
chileno junto a su esposa. Los tiros los dejan inválidos. Vale
anotar que durante las pocas horas que Pinochet estuvo en España,
además de asistir al entierro del "generalísimo"
Francisco Franco, también se entrevistó con el terrorista Stefano
Delle Chiaie.
En marzo de 1976 se
decide asesinar en Costa Rica a Andrés Pascal Allende, entonces
jefe del MIR. Se falla en el intento. El jefe del comando, Orlando
Bosch, es detenido y dejado en libertad poco después. Bosch,
operativo especial de la CIA, a pesar de estar buscado por el FBI
por atentados y muertes en Estados Unidos, pudo llegar a Santiago de
Chile en diciembre de 1974 acompañado del embajador chileno en
Washington. Bosch saldría y entraría a Chile hasta fines de 1976.
Los terroristas actuaban
y se movían impunemente con una facilidad asombrosa. Las alarmas
empiezan a sonar al producirse varios atentados en Estados Unidos
que, aparentemente, no tenían que ver con el "Condor"
pero sí con los cubanos involucrados en él. La gran cantidad de
grupúsculos terroristas cubanos, cuyos miembros estaban ligados de
una u otra forma a la CIA, dificultaban su control. Es así como la
CIA, dirigida por el futuro presidente George Bush, presiona para
que se unan en el Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas,
CORU (1). En junio de 1976 nacía en República Dominicana una de
las más criminales redes del terrorismo internacional que ha
existido en el continente. Lógicamente el CORU pasó a ser parte
orgánica del "Plan Condor", con la "orden" de
no actuar en territorio estadounidense.
Como parte del
"Cóndor", los terroristas cubanos lograron buenas
relaciones con la dictadura argentina, la cual ya había cooperado
con la Junta chilena para el asesinato del general chileno Carlos
Prats y su esposa, el 30 de septiembre de 1974 en Buenos Aires. Los
servicios represivos argentinos y la DINA facilitarían el intento
de secuestro al Embajador cubano en Buenos Aires, realizado por
anticastristas. Poco después, en agosto de 1976, lograrían
secuestrar y desaparecer a dos diplomáticos cubanos en la misma
ciudad. Los crímenes habían sido preparados por los terroristas
cubanos Virgilio Paz y Guillermo Novo. Novo tenía fama por haber,
entre otros, disparado una bazuka a la sede de la ONU en New Yok en
momentos que el Che Guevara intervenía. Los crímenes habían
tenido el visto bueno de su compatriota Luis Posada Carriles,
operativo especial de la CIA, y ex jefe en la policía política
venezolana. El comando lo lideraba Gaspar Jiménez, ya involucrado
por la misma época en un atentado a la Embajada cubana en París.
El acto más conocido de
la siniestra colaboración entre la DINA y los terroristas cubanos,
es el asesinato del ex ministro de Allende y personaje clave de la
oposición a Pinochet, Orlando Letelier, ocurrido en Washington el
21 de septiembre de 1976. La poderosa bomba colocada en el vehículo
también destrozó a su colaboradora estadounidense. Tal hecho
estremeció a la Nación, al ser la primera vez que ello sucedía en
el corazón del poder estadounidense. Todos los ojos estaban puestos
sobre la dictadura chilena, pero el camino para llegar se repletó
de obstáculos. A pesar que George Bush había prometido la
colaboración de la CIA, fueron el fiscal federal y el FBI quienes
dilucidaron el asesinato después de muchos meses de
investigaciones. Como se ha demostrado, el papel jugado por la CIA
fue el entorpecer todo. Cuando ya se creía que el crímen iba a
quedar impune, se descubre lo que todos imaginaban: La DINA
planificó y encargó a Townley y a los cubanos de realizarlo.
Posada y Bosch escogieron a sus compatriotas Dionisio Suárez,
Virgilio Paz, Alvin Ross y los hermanos Novo para intervenir en el
operativo.
Townley, quizás el
principal terrorista con el cual contó la DINA, fue extraditado de
Chile en 1978. Gestionó una reducción de pena negociada y
actualmente está en el Programa Federal de Protección a Testigos y
con una nueva identidad. Apenas pagó cinco años de cárcel.
Orlando Bosch, luego de
cumplir prisión en Venezuela por ser responsable intelectual de la
voladura de un avión civil de Cubana, en las costas de Barbados, el
6 de octubre de 1976, justo después del asesinato de Letelier,
entró a Estados Unidos donde fue preso. A pesar de la oposición
del Departamento de la Justicia, el ya presidente George Bush
intervino personalmente para que se le concediera libertad
condicional. Uno de los que intercedió ante el Presidente fue su
propio hijo, Jeb, quien estaba en camino a Gobernador de la Florida,
y sabía que ello le reportaría los votos de los anticastristas.
Luis Posada Carriles
también fue a la cárcel en Venezuela por la voladura del avión.
Se fugó con la complicidad de las autoridades de ese país, y
reapareció como asesor de la "Contra" nicaragüense por
cuenta de Washington, siendo una de las "sorpresas" que
destapó el escándalo conocido como "Irangate". Siempre
en libertad, y después de liderar varios actos terroristas contra
Cuba, preparados desde países centroamericanos, cae preso en
noviembre del 2000 en Panamá durante la X Cumbre Iberoamericana.
Posada intentaba dinamitar la universidad donde el presidente Fidel
Castro daría una conferencia. Con él son detenidos Guillermo Novo
y Gaspar Jiménez.
Los hermanos Novo
habían quedado libres después de unos pocos años de cárcel por
el crímen de Letelier, pasando a trabajar para la Fundación
Nacional Cubano-Americana, organización creada por el Consejo
Nacional de Seguridad de Ronald Reagan en 1981. José Dionisio
Suárez y Virgilio Paz huyeron doce años, tiempo en que el FBI los
incluía en el programa televisivo "America's Most Wanted"
por su alto grado de peligrosidad. A pesar de estar condenados a
cadena perpetua son dejados en libertad contra la voluntad del
Departamento de Justicia: El presidente George W. Bush autorizó su
excarcelación, justo 18 días antes de otro terrible 11 de
septiembre, pero ahora del 2001. Como aseguró, entre otros, la
periodista e investigadora Ann Louise Bardach (2) esa decisión la
tomó el Presidente como una forma de "pago" al
"favor" recibido por los grupos extremistas cubanos de
Miami. No se debe olvidar que fue en la Florida donde se decidió la
actual presidencia estadounidense, y la influencia de la Fundación
fue decisiva dado el poder económico y político que maneja en la
Florida.
El 20 de mayo del 2002,
el presidente W. Bush habló en Miami ante un numeroso auditorio
anticastrista sobre la aparente lucha que contra el terrorismo
adelanta su Nación. El acto estaba organizado por la Fundación. En
la sala se encontraban Bosch, Suárez y Paz.
Parece que las alas del
"Condor" ya no vuelan, pero siguen protegiendo.
* Tomado de
Rebelión. Hernando Calvo Ospina, es periodista y escritor
colombiano, residente en Francia.
Notas
1) Francisco Martorell.
"Operación Cóndor, el vuelo de la muerte". LOM
Ediciones. Santiago, 1999. Stella Calloni. "Los años del lobo.
Operación Cóndor". Ediciones Continente. Buenos Aires, 1999.
2) John Dinges y Saul
Landau: Assassination on Embassy Row. Pantheon Books, New York,
1980.
3) The Guardian,
Londres. 2 de diciembre, 2002.
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