3
de Junio del 2003
Termoeléctricas,
refinerías y hoteles: principales objetivos del terrorismo
anticubano durante la última década
PERCY FRANCISCO
ALVARADO GODOY (FRAILE)
Escritor
guatemalteco y ex agente de la Seguridad del Estado de Cuba
El objetivo
estratégico y supremo de las acciones terroristas de la mafia
anticubana radicada en Miami, ha sido deponer por cualquier
vía al gobierno cubano. Desde el cabildeo político para
supeditar la política norteamericana a un enfrentamiento
constante a la Revolución y ejercer contra ella las más
disímiles presiones — entiéndase leyes como la Ley asesina
de Ajuste Cubano, la Ley Torricelli y la Ley Helms Burton— ,
hasta tratar de aislarla internacionalmente, han sido sus
actividades públicas permanentes. En ese accionar, ha tenido
un rol protagónico la Fundación Nacional Cubano Americana
(FNCA).
Sin embargo, no
todo ha sido labor política, falsas acusaciones o
"siembra" de una traidora quinta columna dentro de
la Isla. Para lograr esos fines, la mafia
contrarrevolucionaria acudió también a la violencia, al
sabotaje y a planes continuados de asesinato. La oleada
terrorista contra Cuba, ejecutada con la anuencia del gobierno
norteamericano, provocó nada menos que la pérdida de
3 478 vidas humanas, heridas e incapacidad a cerca de
2 099 personas y cuantiosos daños materiales.
Estas cifras,
que expongo a continuación, caracterizan el recrudecimiento
del terrorismo contra Cuba en la última década:
Se organizaron
16 planes de atentado contra el Comandante en Jefe Fidel
Castro.
Igualmente, se
prepararon 8 planes de atentado contra otras figuras de la
Revolución.
Se
planificaron, organizaron y ejecutaron alrededor de 108
planes terroristas contra Cuba. Al respecto, cabe significar
que la labor de la Contrainteligencia y la Inteligencia
cubanas impidieron o desestimularon una parte significativa
de los mismos. Cabe a los Cinco Héroes Cubanos detenidos
injustamente en EE UU un valioso aporte en este sentido.
La incitación
a la desobediencia social contra el gobierno llegó a
límites sorprendentes: sólo en un mes — entre el 26 de
enero y el 25 de febrero de 1993— , las emisoras
contrarrevolucionarias realizaron:
20 llamados
a atentar contra la persona de Fidel.
100
exhortaciones a realizar sabotajes contra instalaciones y
objetivos económicos.
124
llamamientos a miembros del MININT y de las Fuerzas
Armadas para insubordinarse contra el gobierno de la Isla.
471
incitaciones a efectuar propaganda contra la dirección
del país y el sistema socialista.
Dentro de estos
objetivos tácticos inmediatos, el centro de los ataques
violentos y de la preparación de ulteriores sabotajes, lo
representó la economía cubana, lógico soporte del sistema
político y social establecido en Cuba.
¿Por qué se
priorizaron, pues, los ataques terroristas contra objetivos
económicos a partir de 1990?
¿Qué planes se
llevaron a cabo para destruir la economía nacional?
¿Qué
modalidades asumió ese criminal terrorismo contra Cuba?
Las respuestas a
estas preguntas las encontrará el lector en el presente
artículo, teniendo en cuenta que estuve directamente
involucrado en muchas de estas actividades dada mi condición
de agente de la Seguridad cubana, a la par que he estudiado
detenidamente dicho fenómeno.
¿Por qué la
economía cubana era un objetivo del terrorismo en los
primeros años de los noventa?
Indudablemente,
el inicio de la década de los años noventa representó para
Cuba un poderoso desafío para sobrevivir. El derrocamiento
del campo socialista, la desaparición de la URSS y otros
fenómenos vinculados a la economía mundial, fueron los
factores externos que provocaron el desencadenamiento de la
crisis económica cubana en los años noventa. De repente, la
Isla se encontró con las siguientes dificultades:
Pérdida de
sus exportaciones a la URSS, las que representaban el 59.9%
del total de lo que la Isla exportaba hacia el exterior.
Pérdida de
las importaciones establecidas con este país, que
alcanzaban el 68% de lo que Cuba importaba en 1989.
Caída
acumulada del PIB, entre 1990-93, en un 39%.
Déficit
comercial externo.
Desaparición
de créditos blandos y la exclusiva posibilidad de obtener
capital a corto plazo y con altas tasas de interés.
Paralización
de las inversiones.
Semiparalización
de la industria nacional por falta de materias primas y
combustible, llegando a emplearse sólo entre el 10% y el
15% en el año 1993.
Caída del
consumo total en un 27% como resultado de la contracción de
la oferta de bienes y servicios, ya que la producción
decreció en un 54,3%.
Brusca caída
del salario real entre 1990 y 1993, lo que conlleva al
incremento de las necesidades insatisfechas de la población
—la circulación mercantil minorista decreció de
9 354,2 (1989) a 6 897 (1993), en lo referido a
ventas de mercancías y alimentación pública—.
Como es de
suponer, la economía cubana era un objetivo demasiado
vulnerable por parte del terrorismo, con el fin de precipitar
la caída de la Revolución en esos momentos, agudizar la
difícil situación del país y fomentar el descontento
social.
Aunque
inicialmente la mafia terrorista de Miami planificó sus
acciones contra instalaciones turísticas con el propósito de
presentar al mundo un clima interno de oposición, cuando se
adoptan varias medidas por parte del Gobierno Revolucionario
para salir de la crisis, cambian sus percepciones y agudizan
su accionar.
Basta destacar
algunas de las medidas adoptadas por Cuba para reducir los
desequilibrios económicos existentes, de ajuste y
estabilización monetaria, y alcanzar una mayor eficiencia
económica, para comprender cómo se focalizan los objetivos
inmediatos del terrorismo contra Cuba.
Algunas de estas
medidas, adoptadas a partir de 1994, fueron:
Apertura al
capital extranjero.
Desarrollo del
turismo como motor impulsor del desarrollo económico
ulterior.
Ley de
Inversión Extranjera.
Obviamente, la
mafia terrorista anticubana definió sus objetivos de una
forma más precisa:
Atentar
contra instalaciones turísticas, no sólo ya para
"asustar" turistas, sino para afectar la
principal fuente de recursos para el país.
Atentar
contra instalaciones económicas que jugaran un papel
clave para el desarrollo económico, tales como
termoeléctricas, refinerías, centrales azucareros y
sembradíos de caña.
Búsqueda de
información sobre empresas creadas con capital extranjero
no sólo para ejercer presiones sobre los inversores
foráneos, sino para ejecutar acciones terroristas contra
las mismas.
Búsqueda de
información sobre la situación del abastecimiento de
piezas de repuesto de la industria azucarera, industria
básica y otros objetivos económicos.
Estudios de
vulnerabilidad y situacionales —mediante el empleo del
GPS— de una diversidad de objetivos económicos, sociales
y políticos.
El terrorismo
contra las instalaciones termoeléctricas cubanas:
La industria
eléctrica cubana acumuló un crecimiento de cerca del 300% a
inicios de la década de los noventa con respecto a 1958.
Sobre todo, en la década de los 60, se habían realizado
grandes inversiones para lograr el aumento de la capacidad de
generación. Nuevas termoeléctricas surgieron en ese
período. Para 1991 se había logrado generar la cantidad de
13,163 GW/h, aportando las termoeléctricas casi un 89% del
total de electricidad generado en esa fecha.
Por ello,
desarticular el sistema eléctrico nacional se convirtió en
un objetivo priorizado por parte de la mafia terrorista de
Miami. Con ello se lograría, desde luego, paralizar la
producción y los servicios, así como casi todos los aspectos
de la vida nacional.
A grandes
rasgos, casi todos los planes terroristas se encaminaron a
sabotear o preparar condiciones para ejecutar ulteriormente
acciones violentas contra las principales termoeléctricas del
país: la Antonio Guiteras (Matanzas), Carlos Manuel de
Céspedes (Cienfuegos), Máximo Gómez (Mariel), Tallapiedra
(Ciudad de La Habana) y Santa cruz del Norte (provincia de La
Habana), fueron centro de su atención.
Algunos de estos
intentos, evidencian dicha afirmación:
- En el año
1993, el ciudadano cubano Manuel Inda Ramos fue reclutado por
Luis Zúñiga Rey, personero de la FNCA, con vistas a que
microlocalizara objetivos económicos en la zona industrial de
la ciudad de Matanzas. Posteriormente, atentaría contra estos
objetivos, entre los que se encontraba la termoeléctrica
Antonio Guiteras.
- En el primer
semestre del año 1994, la FNCA me orientó a través de Pepe
Hernández, su presidente, así como mediante Alfredo Domingo
Otero, realizar los marcajes de varias termoeléctricas del
país, usando diferentes aparatos GPS. Entre los objetivos
seleccionados estaban las de Matanzas, Cienfuegos, Mariel y
Santa Cruz del Norte. El propósito estaba claro:
posteriormente usarían esa información para emplear medios
sofisticados teledirigidos para provocar la destrucción de
las mismas.
El propio
Presidente de la FNCA también me orientó hacer estudios
detallados sobre la posibilidad de atacar a la termoeléctrica
Antonio Guiteras desde el mar o de infiltrar terroristas con
explosivos por esta vía. Todavía recuerdo cada detalle de
mis encuentros con Pepe y su insistencia por averiguar
también sobre la factibilidad de usar hombres ranas para
introducirse en la Guiteras y colocar explosivos allí.
En otra
ocasión, fue Arnaldo Monzón Plascencia, directivo de la
FNCA, el que me insistió sobre realizar estudios sobre la
termoeléctrica cienfueguera. Me dio cierta cantidad de dinero
y me presionó para que filmara cada detalle de la
instalación desde la bahía. Estaba seleccionada, sin lugar a
dudas, como otro objetivo de sus planes siniestros.
Apenas dos años
después, en octubre de 1996, varios terroristas agrupados en
la organización Brigada 2506 —José Miró Torres, Gustavo
C. Ponzoa Álvarez, Eduardo Ferrer González y Oscar Zacarías
Lima Córdoba—, decidieron emplear las informaciones a
disposición de la FNCA y recibiendo apoyo logístico y
financiero por parte de ésta: lanzarían mini aviones
teledirigidos, cargados de explosivos, contra varios objetivos
entre los que se encontraban las termoeléctricas de Mariel,
Tallapiedra y Santa Cruz del Norte.
Para mí —por
supuesto también para mis oficiales—, no fue una sorpresa
conocer de estos planes. Siempre estuvo claro que los marcajes
y micro localizaciones mediante satélites, serían empleados
en cualquier momento para efectuar actos terroristas. Por
ello, siempre cuidamos de colocar un margen de error aceptable
en los mismos.
¿Se imagina el
lector cuáles habrían sido las consecuencias de estos actos?
¿Qué le
hubiera pasado a un país que perdiera de pronto su
producción de electricidad, máxime en un momento de crisis
económica aguda?
¿Qué
consecuencias hubiera traído para Cuba perder, en
consecuencia, la posibilidad de mantener funcionando las pocas
industrias que trabajaban en esos momentos?
No hace falta
mayor comentario al respecto. Cualquiera puede entenderlo con
facilidad.
Por suerte,
todos estos planes fueron neutralizados a tiempo.
Las refinerías
cubanas, otro objetivo del terrorismo.
La mafia
terrorista de Miami le prestó también especial atención a
todo lo relacionado con el abastecimiento de petróleo y a la
posibilidad de sabotear las principales refinerías del país.
El 2 de abril de
1993, fue ametrallado el buque tanque Mykonos, de bandera
maltesa y que contaba tanto con tripulación cubana como
chipriota. Esta acción fue realizada solo a 7 millas de la
ciudad de Matanzas. El ejecutor de ese vandálico ataque fue
el autotitulado Ejército Armado Secreto, encabezado por el
Chino Aquit, nada más y menos que uno de los terroristas
fotografiados junto al Presidente norteamericano el 20 de mayo
del año pasado.
El propósito de
esta acción terrorista era asustar a las compañías y
países que trasladaran petróleo a Cuba y, evidentemente,
estrangular también a la economía cubana por esta vía.
En mi caso,
recibí orientaciones de Alfredo Domingo Otero en relación
con realizar estudios de las refinerías Ñico López (Ciudad
de La Habana) y la de Cienfuegos. Estos estudios consistieron
en la micro localización de ambos objetivos, su filmación y
detección de vulnerabilidad. Era evidente, por tanto, que las
mismas estaban en la mira del terrorismo anticubano y no
importaba ni tan siquiera la vida de las centenas de
trabajadores ocupados en ellas.
Recuerdo los
momentos en que también filmé y entregué a los jefes de la
FNCA varios casetes conteniendo imágenes de dichas
instalaciones. En ellos aparecían decenas de obreros que
desconocían los tenebrosos planes de la mafia de Miami.
Como puede
apreciar, amigo lector, a partir de estos planes, Cuba
estaría condenada a no sobrevivir. Por suerte, todos estos
planes macabros también fueron desarticulados y neutralizados
a tiempo.
Hoteles y otras
instalaciones turísticas: los más conocidos objetivos del
terrorismo.
Tanto en mi
libro Confesiones de Fraile, como en el reciente artículo
titulado Objetivo: cabaret Tropicana, examino al detalle el
interés de la mafia terrorista por terminar con el turismo en
la Isla.
Un sucinto
examen de estos planes y acciones terroristas puede demostrar
el propósito de acabar con la actividad económica a la cual
apostó la dirección del país como locomotora para salir de
la crisis económica.
Como ya señalé
al principio del artículo, la percepción de dañar la
economía nacional por esta vía cobra mayor fuerza a partir
de que la FNCA participa en estas actividades terroristas a
partir de 1993. Esto no quiere decir que, con anterioridad, no
hayan existido otros planes y no se hayan realizado ataques
violentos contra instalaciones del turismo. Veamos algunos de
ellos:
- (7 de octubre
de 1992) Se lleva a cabo un ataque contra el hotel Meliá
Varadero por parte de un team de la organización Comandos L.
- (2 de
septiembre de 1993) Fue detenido el ciudadano mexicano Marcelo
García Rubalcava, residente en los Estados Unidos y asociado
a la organización contrarrevolucionaria Alpha-66. Venía con
el propósito de atentar contra instalaciones turísticas.
- Tres ataques
al hotel Guitart Cayo Coco (11 de marzo de 1994) (6 de octubre
de 1994) (20 de mayo de 1995). Por parte de terroristas de
Alpha 66.
La
incorporación de la FNCA al terrorismo contra Cuba, partiendo
de sus ilimitadas fuentes de financiamiento y la experiencia
subversiva de varios de sus dirigentes, provoca un
arreciamiento de las actividades violentas contra el turismo
en Cuba. Vendrá entonces la oleada terrorista de los años
1996 y 1997, la cual provocó que explotaran varias de las 31
bombas colocadas en hoteles e instalaciones turísticas:
· Colocación
de una bomba en un hotel de Varadero por parte de Santos
Armando Martínez Rueda y José Enrique Ramírez Oro,
residentes en los Estados Unidos. El artefacto explosivo,
compuesto por 138 gramos de C-4, fue desactivado por
especialistas cubanos. Ambas personas fueron entrenadas por
Alfredo Domingo Otero, mi jefe inmediato en la FNCA, y —al
ser capturados— portaban el mismo teléfono celular que
utilicé en mi labor como agente de esa organización.
· (12 de abril
de 1997) Explosiona una bomba en una discoteca del Hotel
Meliá Cohiba, en Ciudad de La Habana. Contenía 600 gramos de
C-4 y milagrosamente no causó víctimas humanas. Fue colocada
por el salvadoreño Francisco Chávez Abarca.
· Se encuentra
una bomba en el piso 15 del Meliá Cohiba, conteniendo 401
gramos de explosivo C-4. Fue colocada también por el
salvadoreño Francisco Chávez Abarca.
· (12 de julio
de 1997) Explotan dos artefactos en los hoteles Capri y
Nacional. Ambos fueron colocados por el salvadoreño Raúl
Ernesto Cruz León.
· (4 de agosto
de 1997) Explota una bomba en el lobby del hotel Meliá
Cohiba, la que contenía TNT y exógeno (RDX). Fue colocada
por el salvadoreño Otto René Rodríguez Llerena.
· (22 de agosto
de 1997) Explota una bomba cerca del lobby bar del Hotel Sol
Palmeras, en Varadero. Fue colocada por los guatemaltecos
Jorge Venancio Ruíz y Marlon Antonio González.
· (4 de
septiembre de 1997) Explotan bombas en los hoteles Copacabana,
Tritón y Chateau Miramar, así como el famoso restaurante
conocido como Bodeguita del Medio.
Otros artefactos
fueron detectados a tiempo o sus portadores capturados apenas
penetraron en el territorio nacional.
En mi caso
particular, como ya fue denunciado públicamente, me
correspondió el triste, y a la vez honroso papel, de haber
estado involucrado en dos planes violentos:
· El primero
fue un intento frustrado de introducir, vía marítima, 4
artefactos explosivos y 8 cápsulas de fósforo vivo, en
diciembre de 1993.
· El segundo
fue el conocido plan de volar Tropicana con una bomba de 450
gramos de C-4. La otra bomba la colocaría en hoteles de
Varadero o Ciudad de La Habana. Fueron directivos de la FNCA
los que me reclutaron para tal fin, ofreciéndome dinero y
contactándome con Luis Posada Carrilles para que me
entrenara.
El sagrado
derecho de Cuba a defenderse.
Como usted ha
podido apreciar, amigo lector, este artículo reseña sólo
una parte de los planes terroristas en esta década.
No hay dudas de
que la debilitada economía cubana se convirtió en objetivo
de estos planes, pues la mafia agresiva de Miami contaba que
se lograría provocar la caída de la Revolución.
Por suerte,
estuvieron hombres dignos en este frente de combate, en las
propias entrañas del monstruo.
Al conocer sobre
estos planes y sobre la apatía del gobierno norteamericano
por impedirlos, ¿no le parece a usted que era necesaria la
presencia de René, Antonio, Fernando, Gerardo y Ramón en
Miami?
Ciro Bianchi
Ross lo dijo con claridad en el prólogo a mi libro
Confesiones de Fraile:
"Ojos
y oídos de Cuba en la Florida fue Percy Francisco Alvarado
Godoy, el autor de este libro. Ojos y oídos de Cuba en la
Florida fueron Antonio, Fernando, René, Gerardo y Ramón. La
ineludible necesidad de Cuba de mantenerse vigilante frente a
la creciente hostilidad y beligerancia de los grupos
anticubanos asentados en los Estados Unidos, se evidencia en
estas confesiones de Fraile sobre su labor dentro del ala
terrorista de la Fundación Nacional Cubano-Americana. Para
defender a Cuba y a su pueblo de la virulencia de estos grupos
trabajaron también, en silencio y heroicamente, en los
Estados Unidos, Antonio, Fernando, René, Gerardo y Ramón.
Así lo reconocieron con valentía ante el tribunal que los
sentenció. No actuaron por dinero ni por rencor, ni en el
ánimo de ninguno de ellos cobró vida la idea de dañar al
pueblo norteamericano. Jamás, con su actuación, pusieron en
peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos."
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