18
de Junio del 2003
Un patriota "convertido"
en agente de la CIA
Fui preparado como un
verdadero terrorista
Pedro
Mora
BAYAMO.—Cuando
Abel recuerda que la CIA lo envió a Cuba con un fusil para matar a
Fidel, comprende mejor las justas razones sustentadas en la lucha
por la liberación de los Cinco Héroes Prisioneros Políticos del
imperio.
Este patriota estuvo
infiltrado 18 años en las filas enemigas, ocho de ellos en la
Agencia Central de Inteligencia. Él pudo ser otro de los condenados
injustamente por defender a su pueblo de las actividades
terroristas.
Comenzaron a reclutarme
en Contramaestre, en el año 1959, a través de un grupo que
cínicamente se hacía llamar Movimiento 30 de Noviembre formado, en
lo fundamental, por terratenientes, cuenta Abel Haidar Elías,
coronel retirado del Ministerio del Interior.
Desde joven había
combatido a la dictadura batistiana, primero en la clandestinidad y
después en las filas rebeldes en la Sierra Maestra y el llano. A
pocos días del triunfo de enero, comenzaba su otra historia.
La CIA —precisa—
pensó que el reclutamiento sería exitoso conmigo, dado que algunos
de mis familiares habían tenido vínculos con el régimen del
tirano Fulgencio Batista. Así Abel consultó la propuesta con sus
superiores en Santiago de Cuba, y pronto abría su expediente como
uno de los primeros agentes de la Seguridad cubana en las filas del
enemigo.
Lo primero fue, agregó,
desintegrar aquel movimiento y crear el denominado Recuperación
Revolucionaria Cubana, que más tarde se llamó Movimiento de
Recuperación Revolucionaria (MRR), del cual llegué a ser
coordinador nacionalmente, explica el veterano combatiente.
Cercano al 1961 recibió
de la CIA la orden de viajar a Estados Unidos para entrenarse, y
así tuvo la oportunidad de conocer desde dentro los planes
criminales y terroristas contra nuestro país y sus dirigentes.
Muchas de estas misiones fueron escenificadas en el serial
televisivo En silencio ha tenido que ser, junto a las de otros de
sus compañeros.
Allá —manifiesta—
me adiestraron para realizar sabotajes, destrucciones masivas,
operaciones de inteligencia y contrainteligencia, y el empleo de
diversos tipos de explosivos... fui preparado como un verdadero
terrorista lo cual incluía la utilización de píldoras para
envenenar a personas y animales.
Las muchas páginas de
heroísmo escritas por Haidar en Miami requirieron estar cerca de
connotados mafiosos y asesinos, entre ellos Rolando Masferrer, y
otros.
La Agencia Central de
Inteligencia de Estados Unidos le dio la misión de preparar en Cuba
a grupos para acciones de atentados y sabotajes y trasladar al
archipiélago el fusil de mira telescópica Magno-44, de alta
potencia, que se utilizaría en el intento de asesinar al Comandante
en Jefe.
Para cumplir la macabra
decisión lo trasladaron a ocho millas de las costas cubanas en una
lancha B-20. Desde allí llegó a una zona próxima al litoral
habanero en una balsa de goma, en medio de un mal tiempo. Debía
andar rápido e impedir la acción pues al francotirador lo habían
enviado por otro lugar. Enterré en la arena las pertenencias y
salí para la capital, urgentemente, luego entré por un sitio
costero ubicado entre Santa Cruz del Norte y Boca de Jaruco, lo cual
facilitó denunciar inmediatamente el siniestro plan y actuar en
consecuencia. El atentado estaba previsto ejecutarlo en la Plaza de
la Revolución.
Los enemigos nos
subestimaron y se equivocaron —dice Abel—, el plan como es
lógico falló una vez más. Hoy Cinco Hermanos nuestros están
prisioneros por evitar hechos similares desde las entrañas de la
mafia. Hace falta que el mundo conozca la realidad y se una a
nosotros en esta batalla antiterrorista.
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