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El arma sucia preferida de
Washington... II
PARTE
Orlando
Bosch, que en el repugnante crimen había sido el jefe de la operación pues entonces
tenía mayor jerarquía que Posada Carriles en la organización terrorista unificada por
la CIA, fue cínicamente absuelto por un tribunal corrupto e impúdico. Autor de numerosos
actos terroristas contra Cuba, vive hoy tranquilamente como huésped ilustre de Estados
Unidos.
Otro
hecho terrorista doloroso y desvergonzado había ocurrido después del brutal crimen de
Barbados: el 11 de septiembre de 1980 fue asesinado en pleno día, en una concurrida calle
de la ciudad de Nueva York, el diplomático cubano Félix García Rodríguez. El crimen
fue perpetrado por un comando de la organización terrorista Omega-7, cuya misión era dar
muerte a este y a otros tres funcionarios de la representación cubana ante las Naciones
Unidas.
Los
cambios ocurridos en el escenario internacional hicieron que variaran también las formas
de manifestación de lo que constituye un flagrante terrorismo de Estado contra la
República de Cuba. En tal sentido, los sectores más reaccionarios de la emigración
cubana en Estados Unidos alentaron la actividad terrorista al final de la Administración
del Presidente George Bush, del Partido Republicano, lo que motivó que se desarrollaran
con cierta fuerza diversas acciones durante la primera y la segunda administraciones del
demócrata William Clinton.
Desde
1992 y hasta el presente, como ha quedado plenamente demostrado en los juicios seguidos
recientemente contra los terroristas Raúl Ernesto Cruz León y Otto René Rodríguez
Llerena, quienes hicieron estallar en 1997 siete bombas en hoteles de la capital, la
Fundación Nacional Cubano Americana, financista prominente de campañas políticas
presidenciales y de un grupo de conocidos legisladores norteamericanos, fue la que
concibió, organizó y financió impunemente desde ese país esta campaña terrorista
contra Cuba. La Fundación ha desarrollado su acción no solo desde el propio territorio
norteamericano utilizando mercenarios de origen cubano residentes en Estados Unidos, sino
también desde Centroamérica, contratando mercenarios centroamericanos que actúan bajo
la dirección del tristemente célebre terrorista Luis Posada Carriles.
Estas
últimas acciones criminales contra Cuba desde Centroamérica, concebidas, organizadas y
financiadas por los jefes de una mafia cubano-americana que radica en Estados Unidos,
incuestionablemente se realizan con el conocimiento y la tolerancia de las autoridades
norteamericanas, para las cuales trabajó siempre Posada Carriles y que nunca rompieron
sus vínculos con él.
ESTÍMULO A LA INMIGRACIÓN ILEGAL
En
adición a esto, el Estado norteamericano, como parte de su estrategia política,
incentivó al máximo la emigración ilegal hacia su territorio, no solo como instrumento
de lucha ideológica y de sus campañas de descrédito contra Cuba durante cuarenta años,
sino también para promover la indisciplina y la inestabilidad social. Esto trajo como
consecuencia la comisión de actos delictivos, convencidos sus autores de la acogida y
protección que recibirían en Estados Unidos una vez logrado el objetivo fundamental de
abandonar el suelo cubano. No ocurría lo mismo con ningún otro ciudadano del mundo que
tratara de emigrar a ese país sin previa obtención de visa.
Han sido
múltiples los sucesos originados por esa cínica política, pero marca pautas el 9 de
enero de 1992, fecha en que fueron asesinados los combatientes de la Policía Nacional
Revolucionaria Yuri Gómez Rivero y Rolando Pérez Quintosa; el miembro de Tropas
Guardafronteras Orosmán Dueñas Valero, y el custodio civil Rafael Guevara Borges,
trabajador del Campamento de Pioneros "José Martí", en La Habana, al ser
atacados por un grupo de delincuentes que pretendían secuestrar una embarcación para
abandonar ilegalmente el país, dirigidos por Luis Miguel Almeida Pérez.
De igual
manera, el 4 de agosto de 1994 fue asesinado el combatiente Gabriel Lamouth Caballero, de
la Policía Nacional Revolucionaria, por elementos antisociales que intentaron salir
ilegalmente del país por el puerto de La Habana, y el 8 de agosto de 1994 fue ultimado el
teniente de navío Roberto Aguilar Reyes, al ser secuestrada en el Mariel, La Habana, una
nave auxiliar de la Marina de Guerra Revolucionaria, por Leonel Macías González, quien
logró huir hacia Estados Unidos, donde se le recibió como un héroe y disfruta de
impunidad total después del cobarde asesinato.
Como
resultado de las actividades terroristas promovidas por el Gobierno de Estados Unidos
contra nuestro país a lo largo de cuatro décadas, desde el triunfo de la Revolución
hasta hoy 234 personas inocentes han perdido la vida o han quedado incapacitadas, lo cual
acreditamos con los documentos que acompañamos a esta demanda marcados con los números
14, 15, 16, 17, 18 y 19.
EN
SOLO 14 MESES...
Para
tener una idea de la intensidad que en determinado momento alcanzaron las actividades
terroristas contra Cuba, baste señalar que en solo catorce meses, desde el 30 de
noviembre de 1961, fecha en que se aprueba por el Presidente Kennedy la puesta en marcha
del denominado "Proyecto Cuba", hasta el mes de enero de 1963, se efectuaron
5.780 acciones terroristas contra Cuba, de las cuales 716 constituyeron sabotajes de
envergadura contra instalaciones industriales.
Mención
especial que expresa la carencia total de escrúpulos, la inmoralidad y la incapacidad de
ajustarse a normas civilizadas de las prácticas políticas de Estados Unidos, merecen los
planes concebidos por la dirección de ese país para eliminar físicamente al líder de
la Revolución Cubana, inicialmente en su condición de Primer Ministro, desde el 16 de
febrero de 1959 hasta el 3 de diciembre de 1976, y con posterioridad como Jefe de Estado.
El 11 de
diciembre de 1959, el coronel J.C. King, jefe de la división encargada de los asuntos del
hemisferio occidental en la CIA, escribió en un memorando secreto dirigido al Director de
la agencia, Allen Dulles: "Debe darse seria consideración a la eliminación de Fidel
Castro. Ninguno de los más cercanos a él, como su hermano Raúl o su compañero Che
Guevara, tiene la misma influencia carismática sobre las masas. Mucha gente informada
considera que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del actual
gobierno."
Desde
esa fecha hasta el presente, los órganos de la Seguridad del Estado cubanos han conocido,
investigado, descubierto o neutralizado indicios creíbles, planes terroristas concebidos
o minuciosamente elaborados, o en fase avanzada de organización y ejecución o a punto de
ejecutarse, incluidos los que no se realizaron por cobardía de los que llegaron a tener
su objetivo a pocos metros, de un total de 637 conspiraciones contra la vida del
Comandante en Jefe Fidel Castro. Quedaría por reflexionar sobre el número de los que no
llegaron a conocerse jamás.
El
Senado de Estados Unidos ha investigado y comprobado al menos ocho de esas conspiraciones,
apenas el 1,25 por ciento de las que fueron organizadas directamente por la CIA o
inducidas por la hostilidad, la propaganda, la tolerancia cómplice y las acciones del
Gobierno de Estados Unidos contra Cuba durante cuarenta años.
VÍA
LIBRE A LA AGRESIÓN BIOLÓGICA
Durante
todos estos años de Revolución, las acciones agresivas del Gobierno de Estados Unidos
han afectado de manera significativa la salud de nuestro pueblo. Esta política criminal
ha estado encaminada a entorpecer y obstaculizar los impresionantes logros que la
política social cubana ha conquistado. Para ello se ha empleado, entre otras vías, la
agresión biológica, que ha cobrado valiosas vidas humanas, incluidos niños y mujeres
embarazadas.
En mayo
de 1981 se comienzan a reportar en el municipio de Boyeros, ubicado en la capital del
país, casos de enfermos con síndrome febril, dolores retroorbitarios, abdominales y
musculares, rash, cefalea y astenia, frecuentemente acompañados de múltiples hemorragias
con diferentes niveles de gravedad. Pocos días después, y en forma explosiva, se
reportaron casos similares en las provincias de Cienfuegos, Holguín y Villa Clara,
diseminándose posteriormente en forma igualmente explosiva por el resto del país.
En los
estudios iniciales realizados, se pudo comprobar que los primeros casos habían aparecido
en forma simultánea en tres localidades de la isla distantes entre sí más de 300
kilómetros. No hubo ninguna explicación epidemiológica para la interpretación de estos
hechos como una infección natural.
Los
estudios de laboratorio confirmaron que el agente etiológico era el virus del dengue tipo
2. El hecho de la aparición de forma sorpresiva, sin que existiera actividad epidémica
de Dengue-2 en la región de las Américas ni en ninguno de los países con los cuales
Cuba mantenía un importante intercambio de personal, así como su aparición simultánea
en distintas regiones del país, son elementos de soporte a los estudios realizados por
científicos cubanos de reconocido prestigio, con la cooperación de científicos
extranjeros altamente especializados en la detección y lucha contra las agresiones
biológicas.
Las
investigaciones y los estudios minuciosos llevados a cabo condujeron a la evidencia de que
la epidemia fue introducida deliberadamente en el territorio nacional por agentes al
servicio del Gobierno de Estados Unidos. Especialistas norteamericanos en guerra
biológica habían sido los únicos en obtener una variedad de mosquito Aedes aegypti
sensiblemente asociada a la trasmisión del virus 2, según informó el coronel Phillip
Russell en el XIV Congreso Internacional del Océano Pacífico, efectuado en 1979, solo
dos años antes de que se desatara la brutal epidemia en Cuba.
Constituye
un elemento significativo el hecho de que en 1975 el científico norteamericano Charles
Henry Calisher, en una visita a Cuba, se interesó y obtuvo información sobre la
existencia de anticuerpos al dengue en la población cubana y la no existencia en la
misma, por lo menos en 45 años, de anticuerpos al virus 2.
En el
juicio celebrado en 1984 en Estados Unidos contra Eduardo Arocena, cabecilla de la
organización terrorista Omega 7, este confesó paladinamente haber introducido gérmenes
en Cuba y reconoció que la fiebre del dengue hemorrágico fue introducida en la isla a
través de grupos afines de origen cubano radicados en Estados Unidos.
De ser
verídica la confesión del jefe de la conocida organización terrorista Omega-7 sobre los
grupos utilizados para introducir la epidemia del dengue hemorrágico en Cuba, de forma
exhaustiva hemos explicado y demostrado aquí quiénes son esos grupos, quiénes los
organizaron y al servicio de quiénes actuaban.
PULGAS,
GARRAPATAS, MOSQUITOS.... PARA ATACAR A CUBA
Por otra
parte, el ejército norteamericano había informado de la existencia de una vacuna que
incluía protección contra el Dengue-2, que le fue aplicada a la población de la Base
Naval de Guantánamo, lo que propició que en dicho enclave militar no se registrara un
solo caso de afectación por la enfermedad, que en cambio golpeó al resto del territorio
de la isla, sin excepción alguna.
Durante
la 91 sesión del Congreso de Estados Unidos, en noviembre del 18 al 20, y diciembre 2, 9,
18 y 19 de 1969, se celebró una audiencia para analizar los supuestos planes sobre el uso
de armas biológicas contra Cuba.
En esa
sesión se desarrolló el siguiente diálogo:
"Sr.
Fraser.- Se ha dicho que los Estados Unidos estaban preparados para utilizar armas
biológicas con respecto a Cuba. ¿Podría decirnos si esto es cierto o no?
"Sr.
Pickering.- No tengo conocimiento de eso.
"Sr.
Fraser.- ¿Alguno de los presentes tiene información sobre ese asunto? (Nadie responde.)
"Sr.Pickering.-
He visto en la prensa los debates sobre ese asunto.
"Sr.
McCarthy.- Yo diría que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado no es ajeno a los
incidentes a que se hace alusión, y hay personas en el gobierno que conocen todas las
actas del presente y del pasado. Sé que las informaciones están accesibles en sus
actas..."
El uso
de insectos para trasmitir enfermedades ha sido objeto de profundos estudios en Fuerte
Detrick. Un periodista escribió que el inventario de insectos del Fuerte Detrick en 1959
incluía mosquitos infectados con fiebre amarilla, malaria y dengue; pulgas infectadas con
plaga, garrapatas con tularemia, fiebre recidiva y fiebre de colorado; moscas domésticas
infectadas con cólera, ántrax y disentería.
Según
datos revelados por el Ejército norteamericano hace alrededor de 20 años, en julio de
1958, el Centro de Armas Bacteriológicas de las Fuerzas Terrestres de Estados Unidos
realizó experimentos con mosquitos Aedes aegypti portadores de la fiebre amarilla, que se
llevaron a cabo en un polígono aéreo en el estado de la Florida. El enjambre de
mosquitos -no contagiados como es lógico- compuesto aproximadamente de unos 600 mil
ejemplares, fue dispersado sobre el polígono desde un avión. Los resultados de las
investigaciones realizadas demostraron que los mosquitos alcanzaron en un día distancias
de 1,6 a 3,2 kilómetros y picaron a muchas personas; que el Aedes aegypti poseía grandes
posibilidades para la transportación de la fiebre amarilla a grandes distancias.
El 29 de
octubre de 1980 un cable procedente de Washington informaba que:
"...el
Gobierno de Estados Unidos pensó seriamente usar el mosquito portador de la fiebre
amarilla contra la Unión Soviética en 1956.
"Según
documentos militares desclasificados y dados a conocer hoy, el ejército norteamericano
consideró la utilización del mosquito Aedes aegypti para infectar con fiebre amarilla el
territorio de la URSS.
"Millones
de mosquitos portadores de fiebre amarilla se experimentan en Fuerte Detrick, Maryland,
con capacidad para producir medio millón mensual, mientras se esperaba el inicio de la
construcción de una nueva planta diseñada por el ejército con capacidad de 130 millones
de mosquitos mensuales.
"Los
documentos desclasificados aseguran que la agresión contra la URSS sería llevada a cabo
tomando en cuenta la imposibilidad de la Unión Soviética de poner en marcha un programa
de inmunización masivo contra el ataque de los mosquitos."
Se
trataba de una gran potencia, a una gran distancia, y un inmenso territorio, con la cual
Estados Unidos no estaba en guerra. Sin embargo, se acariciaba la idea de un silencioso
sabotaje biológico.
Puede
servir como antecedente para explicar lo ocurrido en Cuba, un artículo del periódico The
Miami Herald, nada sospechoso de amistad con Cuba, publicado el día 1º de septiembre de
1981:
"WASHINGTON.
El altisonante planteamiento de Fidel Castro de que las plagas nocivas que
destruyen cosechas y animales en Cuba, y la epidemia de la fiebre del dengue que ha
ocasionado la muerte a más de 100 personas en la isla son obra de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) no parece inconcebible para los autores de un nuevo libro que saldrá a
la luz este otoño.
"El
exagente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) William W. Turner y el periodista
Warren Hinckle refieren que Estados Unidos utilizó la guerra biológica en Cuba durante
la administración de Nixon.
"Los
autores alegan que la CIA ha comprometido a Estados Unidos en una guerra secreta, no
declarada e ilegal contra Cuba durante más de 20 años. El llamado Proyecto Cuba es el
mayor y menos conocido que la CIA opera fuera de los límites legales de sus estatutos,
afirman.
"La
historia del Proyecto Cuba es la historia de una importante guerra norteamericana no
declarada por el Congreso, no reconocida por Washington y no informada por la
prensa."
Con
anterioridad, un cable de la UPI fechado en Washington el 9 de enero de 1977 informó lo
siguiente:
"Newsday,
diario de Long Island (Nueva York), dijo hoy que al menos con apoyo tácito de la
CIA, agentes ligados a los terroristas anticastristas introdujeron el virus de la fiebre
porcina africana en Cuba, en 1971.
"Seis
semanas después, un brote de la enfermedad obligó a las autoridades sanitarias de Cuba a
sacrificar 500 mil cerdos, a fin de evitar una epidemia animal de proporciones nacionales.
"Una
fuente no identificada de la CIA reveló a Newsday que a principios de 1971 se le entregó
un recipiente que contenía virus en Fuerte Gulick, base del ejército de Estados Unidos
en la Zona del Canal de Panamá, también utilizada por la CIA, y que el mismo fue llevado
en un pesquero a agentes que operaban clandestinamente en Cuba.
"Era
la primera vez que la enfermedad se manifestaba en el hemisferio occidental."
"Se sabe por propia admisión que en los momentos en que se produjo en Cuba el brote
de la fiebre porcina africana, la CIA y el ejército de Estados Unidos estaban
experimentando con venenos, toxinas mortales, productos para la destrucción de cosechas y
otras técnicas de la guerra bacteriológica."
Hay una
montaña de evidencias, antecedentes y hechos que no hay forma posible de ignorar.
EL DENGUE HEMORRÁGICO HACE ESTRAGO
Lo
incuestionablemente real es que en pocas semanas la epidemia de dengue hemorrágico en
Cuba, donde no había existido nunca, alcanzó la cifra sin precedente conocido en ningún
otro país del mundo de 344.203 personas afectadas, dándose el caso verdaderamente
récord de 11.400 nuevos enfermos reportados en un solo día, el 6 de julio de 1981.
Un total
de 116.143 enfermos fueron hospitalizados; alrededor de 24 mil pacientes sufrieron
hemorragias; 10.224 sufrieron shocks por dengue en algún grado.
Ciento
cincuenta y ocho personas fallecieron como consecuencia de la epidemia, de ellas 101
niños.
Todo el
país y sus recursos fueron movilizados para luchar contra la epidemia. Se combatía
intensamente y a la vez en todas las ciudades y poblados del país la presencia del
vector, con todos los medios posibles y con productos y equipos adquiridos con toda
urgencia en cualquier parte, incluido Estados Unidos donde a través de la Organización
Panamericana de la Salud se solicitó y finalmente en el mes de agosto se obtuvo la venta
de un importante larvicida. Los medios químicos y equipos eran trasladados muchas veces
por vía aérea, en ocasiones de lugares tan distantes como Japón, en cuyas fábricas
pudieron obtenerse miles de motomochilas de fumigación. Hubo que traer malathion desde
Europa, por avión, a un costo de transportación de 5.000 dólares por tonelada, es
decir, tres veces y media más que el valor del producto.
En
adición a la red hospitalaria existente, decenas de escuelas para alumnos becarios fueron
convertidas en hospitales a fin de aislar sin excepción a cada uno de los nuevos enfermos
que se reportaban cada día. Simultáneamente se construían y equipaban salas de terapia
intensiva en todos los hospitales pediátricos del país.
De este
modo, el 10 de octubre de 1981 fue reportado el último caso de persona afectada.
De no haber sido por aquel colosal
esfuerzo, habrían podido fallecer decenas de miles de personas, en su inmensa mayoría
niños.
Había sido derrotada en poco más
de cuatro meses una epidemia que muchos expertos pronosticaron que harían falta años
para erradicarla. La afectación económica fue también considerable.
En resumen. los últimos 40 años
en la vida de pueblo cubano están llenos de hechos repugnantes y criminales que demuestra
con creces que el terrorismo ha sido un instrumento permanente de la política exterior de
Estados Unidos contra Cuba, un arma sucia a la que no han renunciado pese a proclamarse
hipócritamente paladín de la lucha contra ese flagelo de la humanidad.
NOTA: Los datos utilizados en este trabajo pertenecen al
texto de la Demanda del pueblo de Cuba al gobierno de Estados Unidos por daños humanos,
presentadas ante los tribunales por organizaciones de masa de la isla
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