15 de
Mayo de 2005
Posada Carriles confirma fraude contra los Cinco
HAROLDO ROMERO PÉREZ
Nadie habría imaginado que la extrema derecha cubanoamericana
y sus aliados en Washington, sin proponérselo, ilustraran a la Corte del Onceno
Circuito, en Atlanta, a favor de la apelación de los cinco luchadores
antiterroristas cubanos injusta y arbitrariamente condenados por la Corte de
Miami. Esta conclusión resulta de la ilegal entrada y la permanencia
"clandestina" en Estados Unidos, desde mediados del pasado marzo, del
terrorista internacional Luis Posada Carriles
Nadie habría imaginado que la extrema derecha cubanoamericana
y sus aliados en Washington, sin proponérselo, ilustraran a la Corte del Onceno
Circuito, en Atlanta, a favor de la apelación de los cinco luchadores
antiterroristas cubanos injusta y arbitrariamente condenados por la Corte de
Miami. Esta conclusión resulta de la ilegal entrada y la permanencia
"clandestina" en Estados Unidos, desde mediados del pasado marzo, del
terrorista internacional Luis Posada Carriles.
Posada "pinta, lee y descansa" en suelo
norteamericano mientras espera respuesta positiva a su solicitud de asilo
político, afirman sus portavoces a través de la televisión miamense; pero
voceros del gobierno alegan "desconocer" el paradero del peligroso
sujeto, pese a reiteradas denuncias que han puesto el tema en diversos medios de
prensa.
Lo que está aconteciendo es un desafío del terrorismo anticubano
y sus protectores al pueblo y a las instituciones estadounidenses, a la
comunidad internacional y a la opinión pública de todo el mundo, que repudian
al flagelo por sus nefastas consecuencias para toda la humanidad.
A la vez, el escándalo niega frontalmente las proclamadas
intenciones antiterroristas de una campaña bélica, represiva y mediática que
el presidente George W. Bush ha convertido en el centro de la política de su
Administración.
Con su actitud, la Casa Blanca endilga la condición de
incapaces a los miles de funcionarios y empleados de los organismos
norteamericanos de protección contra el terrorismo, y desacredita al colosal
aparato de "seguridad nacional" creado tras los atentados del 11 de
septiembre, según recomendaciones de instituciones del país, especialmente de
su Congreso federal.
El suceso descalifica al mandatario para justificar el envío
de estadounidenses a combatir y morir en Afganistán, Iraq o en algún otro de
los más de sesenta por él enunciados "oscuros rincones del planeta",
tras supuestos terroristas, cuando teniéndolos en su patio no los arresta.
En igual situación de impotencia coloca Washington, ante sus
pueblos, a los gobiernos de las naciones que logró incorporar a sus campañas
militares en suelo afgano e iraquí. En particular embarazo sitúa a su aliada
Italia, uno de cuyos ciudadanos, el joven Fabio Di Celmo, fue asesinado en Cuba
por órdenes del terrorista.
Pero no sólo Italia, sino decenas, son los estados cuyos
territorios, ciudadanos o intereses han sido víctimas de los desmanes del
criminal, y que por ello pueden presentar exigencias legales o políticas a
EE.UU.; además de que todos los países del orbe —cerca de doscientos—
tienen el derecho a reclamarle que aplique las convenciones internacionales
vigentes contra el terrorismo, en más de un caso impuestas o gestadas por la
propia Administración Bush.
Ya una primera nación, Venezuela, exige a la Unión la
extradición de Posada por el asesinato de 73 personas en el atentado al avión
civil cubano en Barbados, para continuarle el juicio interrumpido cuando en 1985
el terrorista se fugó de la prisión.
Un despacho de la agencia EFE del pasado miércoles apunta que
"el caso es un tema enormemente delicado para Washington", problema
que se origina, añadimos nosotros, en los fuertes vínculos entre los
terroristas que desde el sur de la Florida actúan contra Cuba hace ya más de
cuatro décadas, y los elementos que los amparan desde los más altos niveles de
importantes instituciones estatales.
La grave situación que esas alianzas y compromisos han creado
a la Casa Blanca:
¿es o no una expresión convincente de la ilimitada impunidad
de que disfruta el terrorismo anticubano en EE.UU.? ¿Podrá negarse que Cuba
necesita de quienes le informen sobre planes terroristas, como hacían los
cubanos ahora prisioneros?
¿Quedará duda de que estos hombres fueron encarcelados para
proteger a los criminales que actúan contra la Isla? ¿Será creíble que en
Miami Los Cinco tuvieran un juicio justo?
Respuestas consecuentes a las interrogantes conducirían a la
Justicia estadounidense a liberar a los luchadores antiterroristas cubanos.
Esperemos que sepa aprovechar oportunamente esta enseñanza del bochornoso
suceso con Luis Posada Carriles.
Tomado de: Trabajadores
|