La decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que a solicitud del
Gobierno de ese país no accedió a revisar el caso de nuestros Cinco Héroes, es
una bofetada en pleno rostro a los que luchamos por un mundo verdaderamente
respetuoso, justo y libre del flagelo del terrorismo.
Los jóvenes cubanos, que sentimos el orgullo de contar con hermanos de la
talla de René, Antonio, Gerardo, Ramón y Fernando, reclamamos y exigimos junto a
nuestro pueblo la inmediata liberación de los Cinco, que es la única manera de
hacer verdadera justicia en este caso.
Llamamos a las organizaciones, asociaciones juveniles y estudiantiles, a los
jóvenes de buena voluntad de todo el mundo para que se nos unan, como en tantas
ocasiones, en la lucha a favor de la verdad, que es pisoteada por quienes hacen
de la doble moral un verdadero símbolo de ese sistema judicial desacreditado y
vergonzoso.
El gobierno de Estados Unidos de América, que alberga, protege y apoya a
terroristas como Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, quienes cargan en sus
espaldas la sangre inocente no solo de cubanos sino de muchos hijos de otros
pueblos, usa su retórica para tratar de engañar al mundo, mientras su política
real es conducida por los intereses mafiosos del sur de la Florida.
Hemos crecido en un país que ha perdido a 3 478 de sus hijos, como
consecuencia de acciones terroristas, pero nuestro pueblo está desprovisto de
odios y sentimientos de venganza, por eso nos asiste la moral suficiente para
denunciar el sucio proceso seguido contra nuestros hermanos, que es una
descarada manifestación de represalia ante la posición firme de estos luchadores
antiterroristas y de impotencia ante esta pequeña Isla que no han podido ni
podrán doblegar jamás.
La lucha para que la verdad se abra paso y prevalezca la justicia no se
detendrá y ahora se multiplicará. Nuestros argumentos y las pruebas contundentes
que los jueces no quisieron considerar, así como los reclamos que como nunca les
llegaron de personas sobradamente prestigiosas de dentro y fuera de Estados
Unidos, constituyen una mancha para el Gobierno de la mayor potencia del mundo,
que difícilmente pueda ser soportada o ignorada.
Quienes expresan su odio visceral contra la Revolución a través de la maldad
y el resentimiento contra nuestros mejores hijos, no ensayan realmente nada
nuevo. A lo largo de estos 50 años miles de jóvenes han pagado con su vida, y
otros tantos estamos dispuestos a seguir haciéndolo, a cambio de vivir en un
país que cometió el pecado de no ponerse de rodillas ante el Norte revuelto y
brutal que nos desprecia.
En el mensaje que, en junio del 2001, enviaran nuestros cinco luchadores
antiterroristas al pueblo norteamericano, dijeron importantes verdades que
resulta imprescindible recordar:
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