28 de marzo de 2005
INTERVENCION DE OLGA SALANUEVA A NOMBRE DE LA ONG
FEDERACION DE MUJERES CUBANAS EN EL PTO 9 DE LA AGENDA DEL 61 PERIODO DE
SESIONES DE LA COMISION DE DERECHOS HUMANOS
Gracias Señor Presidente,
Hoy nos vemos obligadas nuevamente a estar presentes en esta Comisión
para denunciar las violaciones de los derechos humanos que se cometen
contra cinco cubanos, luchadores antiterroristas presos desde 1998 en Estados
Unidos. Tanto ellos, como sus familiares, seguimos siendo víctimas y rehenes de
las injusticias del gran imperio.
Adriana Pérez, esposa de Gerardo Hernández y yo, Olga Salanueva, esposa
de René González, hemos recibido 12 negativas de visa, sin
argumentos válidos, que nos ha impedido ver a nuestros esposos en estos 7
años, solo como una forma de tratar de presionar y doblegar la dignidad de
estos hombres que es la dignidad de todo nuestro pueblo. Nuestra pequeña hija,
ciudadana norteamericana, tampoco ha podido visitar a su padre.
Desde cinco cárceles norteamericanas estos Héroes envían su mensaje a la
Comisión que leeré a continuación:
Estimados asistentes:
Hace justamente un año, en este mismo foro dedicado a la defensa de los
derechos humanos, se repetía la denuncia del ensañamiento desatado, contra
nuestros familiares y contra nosotros mismos, por un gobierno que no ha
perdonado el que protegiéramos, a nuestro pueblo, del terrorismo a que ese
gobierno y sus acólitos le han sometido por 46 años.
Mientras eso ocurría en esta misma sala, fuera de ella ese gobierno, que se
arroga el papel de juez supremo del planeta, negociaba a hurtadillas y
exitosamente con las transnacionales de la desinformación para evitar que, en
ese preciso momento, se hicieran públicas las vergonzosas imágenes de sus
abusos en la cárcel de Abu Ghraib.
Ante tanta aberración cabría preguntarse:¿qué tiene de extraño el que
nuestras denuncias sigan tocando a oídos sordos?
En aquellos instantes morían iraquíes inocentes ante los ojos indiferentes
del mundo. Se había secuestrado solo días antes, en medio de la abulia
planetaria, al presidente legitimo de un país pequeño, enviándosele en la
oscuridad de la noche a un punto remoto a miles de millas de distancia. Se
seguía levantando el muro ignominioso que encerraba a todo un pueblo en un
gheto que emula al de Varsovia. De aquellas sesiones al presente, han sido
masacrados miles de inocentes en una agresión genocida sin que a nadie le
interese contarlos mientras el costo humano se calcula, meticulosamente, solo en
bajas de los agresores.
¿Qué tiene de extraño, entonces, que en el reino del espectáculo
judicial, de las alertas de colores y del miedo, la profusa documentación de
nuestro juicio —supuestamente pública— parezca quemar las manos sin que
alguien se atreva a alimentar su curiosidad en ella, para descubrir el supuesto
peligro que la pequeña Cuba representaba para los Estados Unidos, y que
ameritara el reparto de cuatro cadenas perpetuas y casi 100 años entre cinco
seres humanos?
Nuestras denuncias siguen tocando a oídos sordos porque hay verdades que nos
negamos a escuchar, crímenes que tememos denunciar, y barbaridades que optamos
por desconocer.
La humanidad pareciera estar sometida a un tenebroso experimento: ¿Cuántas
mentiras estamos dispuestos a soportar? ¿Cuánta dignidad estamos dispuestos a
sacrificar ante la amenaza de la fuerza bruta? ¿Qué costo moral estamos
dispuestos a pagar por compromisos de otra índole?
Si nos seguimos resignando al actual estado de cosas, llegara un día en que
nuestros hijos lamenten el que les dejáramos la responsabilidad de hallar tales
respuestas.
Hijos de un pueblo heroico, al que nunca nos arrepentiremos de defender, y que
ha derrotado a golpes de moral cada truco jamás escrito en manual alguno de
conquista, luchamos hoy, sin miedos, por hallar esas respuestas y les
exhortamos, si aspiran a que mañana queden humanos cuyos derechos defender, a
que nos ayuden, de corazón, a encontrarlas.
Deseándoles muchos éxitos,
Gerardo Hernández Nordelo
Ramón Labañino Salazar
Antonio Guerrero Rodríguez
Fernando González Llort
René González Sehwerert
Tomado de: www.antiterroristas.cu
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