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2 de febrero del 2005
Ivette, la niña del Fórum Social Mundial
SAO PAULO, 2 de febrero (PL).— Decenas de miles de personas
quedaron impactadas cuando una niña de seis años leyó en español el texto de
apertura oficial del V Fórum Social Mundial (FSM) en Porto Alegre, pero la
mayoría ignoraba quién era.
Su hermana mayor, Irma González, contó hoy a Prensa Latina
detalles de la vida y sufrimientos de esta niña, hija de René
González, uno de los cinco
cubanos prisioneros en Estados Unidos por combatir el terrorismo
organizado desde ese país contra Cuba.
IRMA,
IVETT (HIJAS) Y OLGA (ESPOSA), DE RENÉ
La pequeña tenía cuatro meses cuando René —padre también
de Irma— fue detenido junto a sus compañeros en septiembre de 1998, y sólo
logró verlo por primera vez, encadenado de pies y manos, cuando tenía un año
de edad.
Luego lo vio en dos oportunidades, la última cuando tenía dos
años, pero no tiene recuerdos de esos encuentros. Sólo conoce a su padre por
fotos, por lo que le han contado de él y por las conversaciones telefónicas
que ha logrado sostener.
"Obviamente eso la ha afectado. Nuestra familia no es una
familia normal", dijo en alusión a la larga separación que les han
impuesto por la condena, sin pruebas, que dictaron contra René y sus cuatro
compañeros en un juicio en que se violaron todos sus derechos, múltiples
disposiciones legales norteamericanas e internacionales.
"Además de que en esta lucha en que estamos por la
liberación de los cinco, ni mi mamá, ni yo, ni los abuelos, podemos dedicarle
todo el tiempo que ella requiere. Lo intentamos, tratamos de que sea feliz, pero
no es fácil porque nosotros no lo somos", agregó.
"A lo mejor Ivette no sabe que le falta el padre, porque
nunca lo ha tenido, pero yo si se lo diferente que sería si él
estuviera", dijo y remarcó que sienten profundamente la necesidad de la
figura paterna, así como que ni siquiera tienen una foto de los cuatro juntos.
Dos días después de la detención de René, a su esposa, Olga
Salanueva, la visitó un agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI),
quien le dijo que René estaba acusado de espionaje y la amenazó con quitarle a
sus dos hijas menores de edad si ella no cooperaba.
Esto hace que Ivette, ciudadana norteamericana, no pueda visitar
a su padre sin otra persona que su madre, poseedora de la custodia y a la cual
las autoridades estadounidenses le han negado la visa para que viaje, desde que
la deportaron a Cuba hace más de cuatro años.
Al negarse Olga a colaborar, los fiscales norteamericanos
intentaron que lo hiciera René, para que declarara contra sus cuatro compañeros,
con la promesa de reducirle la sentencia o dejarlo libre.
Ante su negativa detuvieron a su esposa por tres meses y la
deportaron.
Similares presiones se ejercen contra las demás familias.
A Adriana Pérez, esposa de Gerardo
Hernández, también le niegan la visa, y a la madre de Antonio
Guerrero, Mirta Rodríguez, la han hecho acudir en el último año
cuatro veces a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y todavía
no le dieron el permiso.
A los demás familiares les permiten visitarlos sólo una, o a
lo sumo dos veces al año, y esto sometido a una enorme cantidad de
restricciones y regulaciones que crean incertidumbre sobre cuándo podrán
verlos.
Irma destacó que hace 11 meses esperan una decisión sobre la
apelación presentada ante la Corte de Atlanta, buscando que a los cinco les
celebren un nuevo juicio, justo, fuera de Miami, o al menos que les supriman los
cargos fundamentales y les rebajen las condenas.
La joven, de 20 años de edad, insistió en que la difusión de
la situación de los cinco, la solidaridad con ellos y los reclamos de liberación
son fundamentales para romper el bloqueo informativo que en torno al caso buscan
mantener las autoridades norteamericanas.
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