12 de Julio de 2002 Miami paga a los terroristas, pero Roma los
desprecia
Acela Caner Roman autora de El
muchacho del Copacabana cuenta a Granma sobre la presentación de ese libro
en 16 ciudades italianas y el creciente movimiento de solidaridad con la causa de los
Cinco Patriotas cubanos encarcelados injustamente en los Estados Unidos
FÉLIX LÓPEZ
Junio sorprendió a Roma y a los
participantes en la Cumbre Mundial de la FAO sobre la Alimentación. Una noche antes de
comenzar ese evento, en el céntrico Viale Aventino, donde se levanta la sede de la
Organización, todo el espacio disponible para la publicidad fue cubierto con grandes
afiches que reclamaban la liberación de los Cinco cubanos encarcelados injustamente en
los Estados Unidos. Y fueron tantos que todavía la maquinaria de vender sueños no ha
logrado taparlos.

Giustino Di Celmo junto
a uno de los carteles
colocados en Viale Aventino,
en el centro de Roma.
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Algo similar ha ocurrido en Porta
Portese, concurrido mercado de la capital italiana, donde miles de personas se han llevado
a casa, junto a sus compras de domingo, unos volantes que cuentan la verdad sobre los
Cinco jóvenes cubanos, acusados de espiar en territorio norteamericano, cuando en
realidad habían infiltrado a los grupos extremistas y mafiosos de Miami, autores de una
interminable lista de crímenes terroristas contra el pueblo cubano.
Las manos anónimas que pegan esos afiches y
reparten volantes en solidaridad con Cuba y la causa de los Cinco, se pasan por estos
días un libro que se ha convertido en prueba y denuncia... Il ragazzo del Copacabana
en su edición en italiano, les ha llevado el testimonio de Giustino Di Celmo,
padre del joven Fabio, víctima de un atentado terrorista a una instalación turística en
La Habana. Acela Caner Román, autora del libro, ha regresado a Cuba con otra historia
digna de ser contada.
"EL QUE HABLA ES FABIO"
En el mes de mayo, una segunda edición del
libro permitió que se realizaran presentaciones en escuelas y universidades de varias
provincias cubanas. "Esa experiencia, cuenta Acela, fue el preámbulo del recorrido
que realicé junto a Giustino Di Celmo por 16 ciudades italianas. Allí, tuvimos la
oportunidad de esclarecer, ante un público muy manipulado por los medios, la verdad sobre
las agresiones sufridas por nuestro país en más de cuatro décadas".
Cada lanzamiento, explica la autora, partió
del hecho concreto de la muerte del joven italiano el 4 de septiembre de 1997,
y de la responsabilidad que tuvieron en esa acción el terrorista Posada Carriles y la
Fundación Nacional Cubano Americana. "No hay dudas, dice, de que ese es el ejemplo
más cercano que ilustra al pueblo italiano sobre nuestra necesidad de infiltrar los
grupos mafiosos que operan en Miami, motivo por el que fueron juzgados, injustamente, los
Cinco Patriotas cubanos".
Para Acela, el impacto del libro en la
opinión pública se engrandece con la lucha que ha emprendido Giustino para que todo el
mundo conozca la monstruosidad de las agresiones contra nuestro país. "Él, a pesar
de su dolor, es capaz de transmitir una gran ternura en sus testimonios, en su mensaje de
paz, y en la defensa que hace de la obra de la Revolución. Pero sus palabras son más
convincentes cuando aclara a sus interlocutores que quien está hablando es su hijo
Fabio".
LOS PUEBLOS NO SE EQUIVOCAN
En Lombardía, una de las regiones incluidas
en la gira, se conformó el primer Comité por la liberación de los Cinco. Giustino fue
el primero en firmar una lista que recoge los nombres de 150 intelectuales, diputados,
sindicalistas y hombres y mujeres sencillos. Muchos otros continúan sumándose por toda
Italia, nación donde siempre ha existido un fuerte movimiento de solidaridad con la Isla.

Edición en italiano
de El muchacho
del Copacabana. |
Una de las más conocidas Asociaciones de
Amistad con Cuba, La Villeta, es pionera en la misión de cubrir sus muros exteriores con
los carteles que reclaman la libertad de los patriotas cubanos. Presidida por Luciano
Iacovino, esta organización de solidaridad nació en Roma, pero con el tiempo se
extendió a otras ciudades del país mediterráneo. Y todos los años envían a nuestra
Patria a un grupo de sus miembros, quienes aterrizan en La Habana cargados de donativos y
cariño.
Cuenta Acela, que los miembros de La Villeta
han sido multados en varias ocasiones por utilizar los espacios de publicidad para sus
acciones de solidaridad, pero ellos se niegan a pagar un centavo en señal de protesta y
como expresión de su inconformidad con la injusticia y con el silencio cómplice de la
prensa y el gobierno.
Por Italia, Acela y Giustino encontraron que
la lucha de los amigos de Cuba no es solo en las calles. Desde febrero del pasado año, el
diputado Nichi Vendola presentó en las comisiones Antimafia y Contra el terrorismo la
iniciativa de hacer una investigación parlamentaria alrededor del caso de Fabio Di Celmo.
La falta de una respuesta oficial no ha frenado ese reclamo, porque los compatriotas del
joven asesinado quieren que los autores intelectuales del crimen respondan ante la
justicia.
EPÍLOGO
Pocas veces, eclipsada por lo que ya
representa para Cuba la figura de Fabio Di Celmo, Acela Caner ha contado a la prensa cómo
se acercó a la familia y la historia del joven italiano. "Aquel hecho, la muerte
absurda de un muchacho que amaba a la Revolución, nos conmovió a todos. Cuando vi a su
padre hablar en la televisión lloré y me emocioné mucho", confiesa Acela.
Unas semanas después, la vida le deparó la
suerte de sentarse a conversar con aquel hombre que ya no logrará sobreponerse al dolor,
pero que transmite una gran ternura. "Yo comencé hablando de la víctima inocente, y
Giustino me lo mostró vivo y me permitió conocer sus sueños". Esa conversación,
conmovedora, me inspiró el libro. Recuerdo que aquella noche no pude dormir, y al
amanecer, cuando despertó mi esposo Eugenio, ya había terminado el proyecto de
investigación sobre el libro".
Para Acela, lo más importante era hilvanar
los testimonios de Giustino, de las personas que conocieron a Fabio en el Copacabana y de
sus entrañables compañeros del equipo de fútbol, con las pruebas que desenmascararon a
los autores de los atentados dinamiteros contra las instalaciones turísticas de La
Habana.
"Cuando el libro estuvo
terminado, concluye Acela, Giustino y yo le prometimos a las madres y los familiares de
los Patriotas encarcelados en Estados Unidos que haríamos nuestra la causa de los Cinco.
Y así lo hemos hecho, porque ellos evitaron que murieran muchos otros jóvenes como
Fabio... Lo que acaba de ocurrir en Italia es el mejor ejemplo de que no se puede
silenciar un crimen o engañar a los pueblos. Aquellos amigos han reformulado una vieja
sentencia: Miami paga a los terroristas, pero Roma los desprecia".
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