De su sensibilidad dependerá el efecto que tengan las miles
de voces o firmas que llegarán directamente a su despacho, en la Casa
Blanca, procedentes de todos los confines del planeta, pidiéndole algo tan
sencillo como que le preste atención al caso de los Cinco cubanos presos de
manera injusta en Estados Unidos: bochornoso proceso en el cual aún él tiene
tiempo para redimir el triste e improcedente desempeño de la justicia
norteamericana.
Lo cierto es que, a sugerencia del propio Comité creado en
los Estados Unidos para la liberación de esos Cinco cubanos, durante estas
jornadas estarán llegando a la Casa Blanca llamadas, cartas, telegramas y
otros mensajes, para solicitarle al Señor Presidente que actúe en
correspondencia con lo que establecen las leyes de su país, que haga uso de
sus facultades, que aplique la lógica, que escuche el clamor mundial y que
ponga fin al cruel e injustificado encierro de Gerardo, Ramón, Antonio,
Fernando y René.
En su llamado, el Comité norteamericano consigna que Obama
"tiene suficientes pruebas acerca de la inocencia de los Cinco cubanos, que
jamás significaron una amenaza para la seguridad nacional de los Estados
Unidos, que no tenían armas y que su único objetivo era monitorear
organizaciones terroristas con sede en Miami para evitar más muertes de
personas inocentes".
Para facilitar el contacto directo con tan prominente
destinatario, el documento consigna el teléfono 202-456-1111, el fax 202
456-2461, la dirección electrónica HTTP://WWW.WHITEHOUSE.GOV/CONTACT
y la dirección postal: Presidente Barack Obama, The White House, 1600
Pennsylvania Ave, NW, Washington DC 20500, EE.UU.
Tiene por tanto el mandatario de la Casa Blanca, el
privilegio quizás irrepetible de demostrar la capacidad de escuchar, de
razonar y de actuar, tal y como lo exhorta el Comité creado en su propio
país, no solo en virtud de las facultades que le confiere la Constitución
norteamericana, sino también "como abogado, padre, hijo, esposo y Premio
Nóbel de la Paz".