BUENOS AIRES, (PL).— El movimiento argentino de solidaridad con Cuba
entregó en la Cancillería un documento en el cual reclama la liberación de
cinco luchadores antiterroristas cubanos, encarcelados en penitenciarías
federales estadounidenses hace más de ocho años.
Con el aval de 405 firmas de distintos organismos y personalidades, el
escrito aboga también por el derecho de visita familiar de los presos,
denegadas por las autoridades de ese país.
El documento pide, además, que la Cancillería argentina sea parte
querellante en la causa por la desaparición de dos diplomáticos cubanos
(Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández), en agosto de 1976, en
Buenos Aires.
La fuente revela que la delegación solidaria que entregó la misiva fue
recibida por el subsecretario de Política Latinoamericana, Agustín Colombo
Sierra, el ministro Marcos Bretón, de la Dirección de América Central y el
Caribe, y el asesor Eduardo Paladin.
Tras un intercambio de opiniones sobre los temas planteados en el
escrito, Colombo manifestó que estudiarán en detalle el documento y
contestarán punto por punto.
Puntualizó que la Cancillería buscará la manera y el organismo adecuado,
que puede ser el referido a las detenciones arbitrarias de las Naciones
Unidas, para sumarse al pedido de que los Cinco antiterroristas cubanos
puedan ser visitados por sus familiares.
Mencionó que en fecha próxima habrá reuniones del Mercado Común del Sur,
cita donde se podría canalizar un pedido de solidarios con Cuba actuantes en
Brasil, Venezuela, Uruguay y Paraguay, ante la comisión de la Mujer y el
grupo sobre Derechos Humanos del bloque regional.
Según la fuente, Colombo informó que la Cancillería pondrá atención ante
los nuevos datos aportados por el movimiento acerca de un ex represor que
declaró en mayo de 2006 sobre el lugar donde fueron inhumados los cuerpos de
los dos diplomáticos cubanos desaparecidos.
Según testimonios, el 9 de agosto de 1976, Galañena y Cejas salieron de
la embajada de Cuba en Buenos Aires y cuando se encontraban a escasos metros
de la Plaza Belgrano, fueron sorprendidos y apresados por desconocidos.
Los agredidos intentaron defenderse, pero de inmediato les taparon la
nariz con unos paños y cubrieron sus cabezas con capuchas negras.
Rápidamente ambos fueron empujados hacía el interior de un auto, en los
que se movía la policía y los medios de seguridad en aquella época y jamás
se les volvió a ver.