Olga
Salanueva había escrito en sus sueños un guion para este día:
deseaba simplemente ver a su esposo René atravesar el umbral de la
casa donde por más de una década le ha construido un nuevo hogar en
tierra cubana. "Ambos compartíamos la necesidad de cerrar el ciclo:
como mismo presencié cuando se lo llevaron, de forma tan cruel,
necesitaba verlo entrar por la puerta, sentarnos junto a las niñas,
respirar tranquilos, decir ‘se acabó’, y volver a vivir."
"A
partir de ese momento —compartió con Granma— queríamos
borrarlo todo, nada ganábamos con guardar rencor u odio".
Pero la escena no pudo concretarse. René González salió ayer de
la cárcel de Marianna, en el norte de la Florida, y tuvo que
conformarse con la felicidad a medias de abrazar a sus hijas, su
padre, un hermano
... lejos del
resto de su familia y de su tierra amada.
"Sobre todo a las niñas las disfruta como no lo había podido
hacer durante trece años. Ser feliz en momentos como estos es algo
que le pertenece, aunque el sentimiento sea incompleto", comentó
Salanueva en un encuentro con la prensa.
Aunque se alegra de respirar aires de libertad después de trece
años de confinamiento, René necesita los de Cuba. "Desea estar aquí,
con toda su familia y el pueblo, y confía en que, con nuestras
acciones, la situación no se prolongará por mucho tiempo".
En los próximos días —especificó— deberán informarle las
condiciones particulares a las que va a estar sujeto —además de las
generales conocidas, como la prohibición de salir de territorio
norteamericano, y de acercarse a lugares "donde frecuentan personas
tales como terroristas". Hasta ahora no tenemos precisiones de a qué
limitaciones tendrán que adaptarse él y la familia.
Sobre la posibilidad de un reencuentro cercano con René, aun en
tierra norteamericana, Olga afirmó que aunque a ella la declararon
"inelegible" para el otorgamiento de visa, sí pudieran concederle un
permiso especial. "Tengo el derecho de acompañar a mi esposo, o al
menos visitarlo. Eso es algo que pueden conceder perfectamente y que
nunca dejaré de pedir, esta vez al Departamento de Estado".
A pesar de que sus últimas horas encarcelado transcurrieron "en
el hueco", como para dejarle bien marcado el precio de su lucha,
René "está bien, con mucha salud: malas noticias para los que
quisieron destruirlo y no lo lograron", aseguró la esposa.
Sin embargo, el peligro para su vida es real, latente. La mayor
evidencia está en lo que le prohíben: "acercarse a o visitar lugares
específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos o grupos
terroristas". Una persona que abiertamente se ha declarado
antiterrorista, por supuesto que corre peligro en ese territorio,
acotó.
Por otra parte Irma Sehwerert, madre de René González, confesó
que el tiempo le faltó ayer para atender las incesantes llamadas
telefónicas con mensajes de apoyo para la familia.
Pero la de las seis y media de la mañana la sorprendió más que
ninguna: era su hijo, ya fuera de las rejas.
Comentó que entre las prioridades de René ahora está la de seguir
luchando por la liberación de sus cuatro hermanos, objetivo en el
que seguirán imbuidas todas las familias de los Héroes.
"Este día lo veo como un paso más dentro del proceso, pues nunca
concebimos que René regresara solo. No estaremos tranquilos hasta
que él y los cuatro que no han sido excarcelados estén en su patria,
solo entonces la alegría será completa".