El señor González había solicitado permiso para
regresar a Cuba para estar nuevamente con su esposa, Olga, y sus
hijas, Ivette e Irma. Hace varios años, el Departamento de Estado
decretó que jamás le otorgaría una visa a Olga.
Aunque es estadounidense de nacimiento, René
González se crió en Cuba y tiene doble nacionalidad. A petición del
Gobierno cubano, regresó a Estados Unidos para monitorear a los
grupos terroristas de Miami, quienes desde sus guaridas en el sur de
la Florida llevan a cabo ataques contra la población civil cubana.
Pero como no le informó al Departamento de Justicia de sus
actividades en Estados Unidos, violó la ley. En cambio, el FBI nunca
arrestó a los terroristas que René monitoreaba, y ellos siguen
sueltos, protegidos y gozando de la vida en Miami.
¿Qué posible interés tiene el gobierno
estadounidense de seguir castigando a una persona, cuyo único delito
es luchar contra el terrorismo? ¿Por qué forzarle a quedarse en
Miami, un semillero de terrorismo anticubano, por los próximos tres
años? ¿No importa que los terroristas —desde sus bases en Estados
Unidos— hayan asesinado a 3 478 cubanos e incapacitado a 2 099 más
durante las últimas cinco décadas? Además, ¿cómo quiere la jueza que
el señor González cumpla con los términos de su "libertad
supervisada" en Miami?
Las condiciones que la corte le ha impuesto a René
González incluyen prohibirle que "se asocie con individuos o grupos
terroristas, o con miembros de organizaciones que promueven la
violencia". También le prohíbe "acercarse a o visitar lugares
específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos o grupos
terroristas". ¿Eso no significa que, para cumplir con la sentencia
judicial, Miami es precisamente donde no debería vivir, ya que es el
santuario de los terroristas en Estados Unidos?
Los terroristas que René estaba encargado de
monitorear siguen viviendo en Miami. Abiertamente apoyan el uso de
la violencia contra Cuba. Este abril, Luis Posada Carriles, el autor
intelectual de la voladura de un avión de pasajeros que mató a las
73 personas a bordo, y de una campaña de terror contra La Habana que
incluía poner bombas en los más famosos hoteles y restaurantes
cubanos, afirmó su compromiso con la lucha armada contra el Gobierno
cubano. Posada Carriles y sus seguidores viven en Miami.
¿Por qué poner en peligro la vida de René y
obligarlo a vivir por los próximos tres años lado a lado con los
mismos terroristas que monitoreaba en Miami, cuando era agente del
Gobierno cubano?
Terroristas cubanoamericanos son los que asesinaron
en Estados Unidos a Orlando Letelier (el excanciller de Chile),
Ronni Karpen Moffitt (una ciudadana estadounidense), Eulalio Negrín
y Carlos Muñiz Varela (cubanoamericanos que apoyaban un diálogo
pacífico con el Gobierno cubano), y también a Félix García Rodríguez
(un diplomático cubano en la ONU).
En una encuesta hecha en víspera del juicio contra
los Cinco cubanos, la sicóloga Kendra Brennan concluyó que los
cubanoamericanos de Miami mantienen "una actitud guerrerista contra
Cuba". Además, un estudio sobre la comunidad cubanoamericana de
Miami, publicado por Americas Watch, dijo que "las fuerzas
dominantes e intransigentes de la comunidad de los exiliados cubanos
en Miami" tratan de silenciar las opiniones discrepantes sobre Cuba
con la violencia. Por ejemplo, han bombardeado emisoras de radio y
oficinas de revistas. Han amenazado de muerte a los que abogan por
cambios en la política hacia Cuba. "Han puesto más de una decena de
bombas, enfocándose en los que favorecen una apertura más moderada
hacia el gobierno de Castro", concluyó el informe.
Es irresponsable y arriesgado que Estados Unidos
fuerce a René González a quedarse en ese ambiente de violencia y
terrorismo por los próximos tres años. Su vida corre peligro.
La jueza Lenard explicó que no puede adecuadamente
evaluar "las circunstancias del delito, o la historia y las
características del condenado".
¿En serio, señora jueza? Pero si las "circunstancias
del delito" son que René González no vino a Estados Unidos para
cometer espionaje contra el gobierno o para cometer crímenes. Su
tarea fue simplemente monitorear a los terroristas, quienes operaban
con total impunidad en Estados Unidos y cuyos blancos eran civiles
inocentes en Cuba. La idea fue simplemente compilar evidencia que
Cuba posteriormente le entregó al FBI para que Washington los
procesara.
Los terroristas cubanoamericanos, por ejemplo,
orquestaron un plan para poner una serie de bombas en los más
famosos hoteles y restaurantes de La Habana, incluyendo el
emblemático Hotel Nacional y el legendario restaurante La Bodeguita
del Medio. El propósito de la campaña terrorista era destruir a la
industria turística en Cuba, y de esa manera golpear a la economía
del país que ya estaba debilitada después del derrumbe del bloque
socialista de la URSS y Europa Oriental.
Especialmente después del 11-9, Estados Unidos ha
sostenido que tiene como prioridad castigar a los terroristas y
premiar a los que combaten el terrorismo. Si es así, entonces
debiesen permitir que René González regrese a su familia en Cuba, en
vez de obligarlo a que se quede en Miami rodeado de los terroristas
que le quieren pasar la cuenta.
La jueza Lenard también alega en su decisión que, si
permite que René regrese a Cuba el 7 de octubre, no podrá evaluar si
el "pueblo estadounidense estaría protegido de futuros crímenes que
pueda cometer el condenado". Pero el único crimen que cometió René
fue no haberse inscrito como agente extranjero. ¿Cómo pudiera él ser
un peligro para el pueblo estadounidense si regresa a su país?
¿Cuánto tiempo necesita la jueza Lenard para evaluar adecuadamente
algo tan claro como el agua de un manantial?
La jueza también alega que necesita más tiempo para
que Estados Unidos le pueda dar a René "entrenamiento, educación y
servicios médicos de la manera más efectiva". ¡¿Qué?! René ya ha
dicho que no tiene intención alguna de quedarse a vivir en Estados
Unidos. Su abogado expresó claramente que René ha ofrecido renunciar
a su ciudadanía estadounidense con tal de poder regresar a su casa
en Cuba. No necesita de la educación o el entrenamiento de Estados
Unidos, cuyo propósito sería ayudarlo a reintegrarse a la sociedad
estadounidense. Él simplemente quiere regresar a Cuba para reunirse
nuevamente con su familia, y no recibir instrucciones sobre cómo
vivir en este país y pasarse tres años alejado del nido familiar.
Finalmente, en Cuba tendrá a su disposición la mejor atención
médica, sin costo alguno para Estados Unidos o para él mismo.
Sin sorpresa alguna, la fiscal encargada del caso,
Caroline Heck-Miller, se opuso a la solicitud de René de poder
regresar a Cuba al cumplir con su condena carcelaria. Esta es la
misma fiscal que decidió no procesar a Luis Posada Carriles por
terrorismo, a pesar de que la abogada del Departamento de Seguridad
se lo pidió.
La única salvación que tiene la inexplicable y rara
decisión de la jueza Lenard es que le deja la puerta abierta a René
para que vuelva a hacer el pedido de regresar a Cuba, "si las
circunstancias ameritan una modificación de su sentencia".
¿Cuáles circunstancias son las que espera la jueza?
¿Qué algún terrorista en Miami le dispare un tiro a René?