Querido Fidel:
Por entre la maraña mediática de deseos
malsanos, ignorancia autoinfligida, y sueño de reconquista,
nos llega la noticia de su decisión de no continuar al frente del
Gobierno y de nuestras Fuerzas Armadas.
Una sociedad imperial, moralmente decrépita,
no puede entender una decisión dictada por su sentido del
deber al revolucionario de toda una vida. Mucho pedir sería
que comprendan cuán profundo ha calado en los cubanos la
semilla de su ejemplo, que inspirará a incontables
generaciones de combatientes en todo el mundo cuando ya ni
usted, ni nosotros, ni nuestros patéticos enemigos de hoy,
estemos físicamente en él.
Hace ya 55 años que un humilde soldado del
honor, convencido de que las ideas no se matan, preservó su
vida para la posteridad. A quienes hoy cuentan con los dedos,
atónitos y apesadumbrados, los sucesivos emperadores
humillados por la resistencia de nuestro pueblo, con usted al
frente, no les alcanzarán los pelos para contar a los
conquistadores, tiranos y servidores imperiales que habrán de
ser sepultados por sus ideas.
Un abrazo,
René González Sehwerert.