|
9
de Julio del 2003
Se que Ramón jamás flaqueará
Isabel Labañino,
prima del Héroe, recuerda pasajes de su infancia
Texto
y foto: Pastor Batista Valdés
MANATÍ,
Las Tunas.— Con la mirada fija en un impreciso punto de la
oscuridad parece buscar esa imaginaria silueta como cada noche antes
de dormir. Guarda la imagen de aquel muchacho travieso e impetuoso,
alegre e indoblegable, a quien nada, nunca, pudo detener...
"Soy
prima de Ramón —afirma Sael Labañino Bandera—, pero lo conozco
como si lo hubiera parido.
"Los Labañino nunca flaqueamos y
mucho menos delante del enemigo".
"Aunque
han pasado muchos años desde que nos vimos la última vez me parece
que está ahí, haciendo travesuras, trepándose a las matas de
mango, brincando cercas, corriendo por el campo, como en nuestros
días de infancia en la finca Pinalito, en la provincia de Santiago
de Cuba, a la cual él seguía viniendo en vacaciones, después que
su familia se mudó para La Lisa, en La Habana.
"Siempre
tuvo un carácter muy fuerte. Lo heredó de nuestra familia... ¿Tú
ves todo el tiempo que lleva injustamente encarcelado en Estados
Unidos por defender a Cuba, a los propios norteamericanos y al mundo
contra el terrorismo y la maldad? ¿Imaginas todo lo que ha tenido
que soportar allí? Pero los Labañino no flaqueamos, desesperamos
al enemigo con una sonrisa.
"Algunos
pueden pensar que son palabrerías mías, pero siempre imaginé que
mi negrito no nos había traicionado. Él no es de los que echa
hacia atrás". Conocida por todos en Manatí como Isabel, Sael es de
esas mujeres cuyo temperamento nada tiene en común con el reposo,
con el pesimismo o con el miedo. Así lo heredó de su tío abuelo
materno, el insigne patriota cubano Quintín Bandera. Así lo ha
demostrado a lo largo de toda su vida, incluso cuando muy joven
distraía junto a sus hermanas a los soldados de la dictadura
batistiana, para facilitar la actividad de los revolucionarios.
"La
vida —dice— tiene que ser una constante batalla, por eso Ramón
está allá, por eso sigue luchando y por eso estoy convencida de
que va a besar de nuevo esta tierra.
"No
sé si yo viviré ese momento o si serán mis nietos quienes
tendrán el orgullo de abrazarlo, pero va a regresar. De todos modos
él sabe que si estoy viva va a tener que subirse de nuevo a las
matas de mango, preparar tamales, mortificarme, fastidiar a los
demás primos y hacer todas las barbaridades y maldades de
siempre... Yo creo que no va a tocar ni a pedacitos entre los
miembros de la familia, vecinos, amigos, conocidos y desconocidos.
"Pero
sobre todo va a tener que complacer el deseo de su padre. Cuando
hablé con él la última vez me dijo: Mi esperanza es que Ramón va
a regresar. Y ese día me voy a dar el lujo de pasear todas las
calles de La Habana con él, con Gerardo, Tony, Fernando y René...
porque ahora no puedo hablar de un solo hijo varón, sino de cinco."
|