Desde el miércoles 21 de julio Gerardo
Hernández Nordelo está, otra vez, en el "hueco". En esta
ocasión en condiciones particularmente duras que atentan
gravemente contra su salud y su integridad física.
Encerrado en una celda de castigo, un
espacio mínimo que comparte con otro prisionero, carente de
ventilación, soportando temperaturas superiores a los 35
grados centígrados y sin contacto con el mundo exterior.
En esta acción contra nuestro compatriota
intervinieron oficiales del Buró Federal de Investigaciones
(FBI) quienes dejaron claro que Gerardo está confinado por
una decisión de esta Agencia.
A lo largo del prolongado proceso contra los
Cinco las autoridades federales han empleado procedimientos
semejantes para impedir su defensa y obstruir la justicia.
En vísperas de cada decisión importante nuestros compañeros
fueron aislados en el "hueco" para hacer imposible toda
comunicación con sus abogados defensores. La historia se
repite ahora cuando Gerardo ha presentado una demanda de
hábeas corpus, último recurso legal que le queda en el
sistema norteamericano que lo condenó injustamente y le
impuso la bárbara sentencia de dos cadenas perpetuas más 15
años de prisión. Durante los doce años transcurridos desde
su arresto, las autoridades norteamericanas han prohibido
que lo visite su esposa, Adriana Pérez O’connor.
Gerardo mantiene su indomable resistencia,
su voluntad irreductible, su optimismo y convicción en la
victoria. Es un joven que acaba de cumplir 45 años de edad,
pero doce años de encierro en condiciones de extrema
crueldad han comenzado a quebrantar su salud. Sufre varias
dolencias que no son atendidas y causan profunda
preocupación.
Desde abril, Gerardo estuvo solicitando
infructuosamente ser visto por un médico de la prisión. Esto
no ocurrió hasta el martes 20 de julio cuando se le
diagnosticaron dos problemas serios y se definió la
necesidad de hacerle exámenes adicionales. Pero al día
siguiente Gerardo no fue remitido al hospital sino que fue
encerrado en una brutal celda de castigo. Desde entonces no
lo ve el médico ni recibe tratamiento alguno.
Esta situación debe cesar inmediatamente.
Hacemos responsable al Gobierno de Estados
Unidos por la salud y la integridad física de Gerardo
Hernández Nordelo.
Alcemos nuestras voces, todas y todos, para
salvar a Gerardo, un héroe admirable, un inocente que merece
vivir en libertad.
Asamblea Nacional del Poder Popular de la
República de Cuba
La Habana, agosto 1ro. de 2010