DEISY FRANCIS MEXIDOR
No
hay necesidad de colocar sus apellidos. Al solo mencionar
sus nombres el mundo los conoce: Gerardo, Antonio, René,
Fernando y Ramón. Son cinco y a la vez uno. Son cinco y a la
vez representan la inmensidad de aquello cuanto amamos y
creemos.
Hoy es día de cumpleaños para uno de ellos y
está lejos. Lejos por el odio y la política torcida de un
gobierno que continúa dando abrigo a terroristas, cuando
hombres como él, como ellos, que han luchado por la vida,
están presos físicamente, aunque libres en las ideas, en la
mente.
Nació el 4 de junio de 1965. Los últimos
diez años de su existencia los ha pasado en cárceles
norteamericanas, pero su dignidad, su amor y ese humor que
le es casi innato no han mermado, pese a aquel día trágico
del 12 de septiembre de 1998 en que "prácticamente eso no me
dio tiempo ni de sentarme en la cama y estaba rodeado por
personas con ametralladoras y con sus cascos (...
). Me arrestaron, me levantaron de la cama, me esposaron, me
revisaron la boca. Parece que habían visto muchas películas
de James Bond y pensaron que yo iba a tener cianuro en la
boca. Me revisaron la boca para ver si no me iba a
envenenar. Les pregunté por qué me estaban arrestando, y me
dijeron, ‘Tú sabes por qué’. Me montaron en un carro y me
llevaron para el cuartel general del FBI en el Sur de
Florida, que está en la Avenida 163, allí en Miami’".
Gerardo está preso con una irrebatible
inocencia a cuestas, pero a esto se le agrega que tampoco le
permiten ver a su Adriana. En abril, ella presentó de nuevo,
ante la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana,
la solicitud de visa para ir a visitarlo y todavía espera la
respuesta del Departamento de Estado