3
de junio del 2006
"Lo amo, me ama, nos amamos"
DEISY FRANCIS
MEXIDOR
"Dilo,
chica, dilo, exprésate, di lo que estás pensando. No te
quedes con nada por dentro, que eso es malo. Ya sé, quedó
feo el cuello de la enguatada, pero quién se va a fijar en
eso... Un besote grande, te amo", se lee en el reverso de la
foto recién llegada. Los ojos de Adriana Pérez observan la
imagen de Gerardo.
Las fotos, las
cartas, las llamadas telefónicas, cuando se puede, el saberse
uno para el otro, sustentan el amor de Adriana y Gerardo. Él,
en una prisión de máxima seguridad en Victorville,
California, y ella, en La Habana. No saben hasta cuándo
durará el sufrimiento, pero están conscientes de que debe
terminar algún día.
¿Cuánto tiempo
hace que no han podido verse?, pregunto en este diálogo
rápido, muy rápido. Ella llega del trabajo. Abre la puerta.
La casa está sola. Sobre la mesa, cartas y fotos de Gerardo.
La habitación dispuesta. Como cada 4 de junio ella cambiará
las sábanas. Es el regalo de cumpleaños a Gerardo, "porque
es lo que le gustaba a él: estrenar sábanas limpias ese día".
"Ya
va para 41, pero en enero cumplimos ocho años sin vernos",
dice ella con una voz serena. ¿No has vuelto a pedir la visa
después de la negativa reiterada de las autoridades
estadounidenses en octubre pasado?, inquiero. "No, aún no".
Tenemos 20 líneas, Adriana, le comento. "Bueno, repite en las
20 líneas, lo amo, me ama. Nos amamos".
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