A Oristela Carvajal Diosa la vida le dio sorpresas impensadas.
Quién le iba a decir que aquel niño menudo e intranquilo a quien
cuidó en una etapa de su vida se convertiría en Héroe, querido y
admirado no solo en Cuba sino por los amigos que cada vez son más en
todo el mundo.
Creció el pequeño, se hizo un hombre. Hombre de bien como quería
Ori —así le han llamado siempre—. Pese al indetenible tiempo, en el
recuerdo de la hoy octogenaria mujer quedó la alegría infantil de
"Tito", la misma que aun en las más difíciles condiciones de una
injusta cárcel ha conservado; la profundidad de su mirada y las
ocurrencias de un ser que desde chico ha respirado cubanía por cada
poro .
"Es cierto, Ori fue como una mamá para mi hijo", afirma Magali,
madre de Fernando González Llort, uno de los Cinco luchadores
antiterroristas cubanos, prisioneros en cárceles de Estados Unidos.Y
Oristela siente orgullo.
"Cuando se supo la verdad ella lloró mucho. Tenía delirio con
Fernan. Él era su "coco". Ori llegó a mi casa en un momento muy
difícil para mí y fue no solo una compañía, sino un apoyo
invalorable", explica Magali.
El tiempo no ha impedido la comunicación entre ambos. Aun desde
la prisión de Oxford, en Wisconsin, el trazo de Fernando, su Tito,
llega a Oristela. Las huellas en la memoria se cruzan. Todavía
conserva la foto lejana de la niñez donde aparece este hijo que se
le volvió inmenso. Si hoy pudiera abrazarlo, en este día en que
cumple 44 años, le diría: ¡Felicidades mi niño!