22
de Julio del 2003
De poeta a poeta,
entre Antonio Guerrero y la matancera Digdora Alonso
Guardo sus consejos
en mi mente y en el corazón
Ventura
de Jesús
MATANZAS.—
Profesora de oficio por largo tiempo y mujer dedicada a la poesía
como pasión cotidiana, la doctora Digdora Alonso González se ufana
de su relación epistolar con Antonio Guerrero, uno de nuestros
Cinco Compatriotas luchadores antiterroristas prisioneros en cárceles norteamericanas.
La destacada poetisa
matancera guarda con celo la última nota de Tony en la que suscribe
su poema Regresaré ("...cantaré mis canciones al
destino y con mi voz haré temblar la muerte...") y una
observación escrita con tinta roja en la que agradece a la
escritora sus consejos, que "guardo en mi mente y en mi corazón",
le dice.
Cartel, de gran impacto gráfico, que circula en Argentina para exigir la liberación de los Cinco.
En un examen crítico de
la obra poética de Antonio Guerrero, ella subraya los indiscutibles
valores literarios de la misma y el optimismo de un hombre que tiene
fuerzas para no sucumbir a la nostalgia y al lamento.
"Son admirables el
aliento y el vigor de su poesía, sin la sombra de una queja, todo
voluntad, un joven que piensa siempre en la victoria y no se siente
solo porque se sabe en una `soledad concurrida' y acompañado del
amor de mucha gente", significa Digdora.
En un taller organizado
en la Casa de los Periodistas de esta provincia, la intelectual
yumurina se mostró impresionada por la sensibilidad de Tony y la
ternura que habita en sus poemas, a pesar de ser escritos en la peor
de las condiciones.
Reconoció Digdora que
la vida le ha ofrecido la satisfacción de conocer a un hombre de la
estatura de Antonio, quien se ha sabido sobreponer a muchos males Firme
y Romántico, tal y como titula su último poemario, concebido
en total aislamiento en una celda del llamado Hueco de la
Penitenciaría de Florence, Colorado.
De ese volumen leyó
varios poemas todavía inéditos, y concluyó con Lo más
imprescindible, una alabanza a la estirpe patriótica que le
viene de cuna: "Recordándote, amada Patria mía, / otra vez
gozo de tu hermoso suelo, / tu ardiente sol, tu azulado cielo / y
tus campos de palmas y alegría. (...) Eres, sin la ventura de tu
aurora / en este inhóspito obligado abrigo / lo más imprescindible
de mi ahora".
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