La primera vez que los Juegos Olímpicos fueron vistos
como un acontecimiento de expresión mundial fue en Estocolmo. No hubo
fallas ni reclamaciones. Los suecos los trataron seriamente, como algo que
debería estar en constante crecimiento. Para evitar el desorden ocurrido
en Londres (1908), los reglamentos fueron uniformes.

La organización construyó estadios, pistas y
prefectos gimnasios. Fue creado por primera vez un afiche del evento y
este fue distribuido mundialmente. También se usó por primera vez
el cronometro y la fotografía para la confirmación de los resultados en
el atletismo. Las atracciones no fueron limitadas a los deportes, hubo
varias en el orden cultural durante las pruebas.
Sin embargo, un suceso dejaría marcada esta edición
para la historia. El nombre de Jim Thorpe recorrió el mundo.
Sucedió
que Thorpe, un indio norteamericano, pagó cara su procedencia. Venció
indiscutiblemente en las pruebas de decatlón y pentatlón, dejando tras
cada salida al estadio una estela de admiración que llegó hasta el
propio Rey Gustavo, quien le expresó: "usted es el más maravilloso
atleta que han visto los siglos". Un comentarista de la época
narró: "que un mortal haga tantas pruebas y tan bien es increíble.
Ha dejado a los expertos con la boca abierta. Torpe es el más destacado
de los Juegos, sin dudas".
Pero ya la delegación estadounidense en la capital
sueca había dado muestra de su viseral racismo. Drew, un negro
norteamericano había quedado en el cuarto, porque su propio entrenador lo
encerró para que no tomará su posición en la final de los 100 metros
planos. "Casi prefiero a un extranjero que a un negro como
vencedor", dijo el instructor. Y Drew no pudo correr.
Thorpe, del colegio indio de Carlisle, Pensilvania,
también fue presa del odio entre las razas. Su propia delegación, por
vía de la Unión Atlética Amateur nunca estuvo contenta con aquella
victoria. Indagó sobre él y encontró que había jugado béisbol por 70
dólares en Carolina del Norte entre 1909 y 1910. Lo vetaron por ser un
atleta profesional, y tuvo que entregar sus medallas, devueltas después
al entrar profesionales millonarios a los Juegos. Al indio le fueron
devuelta sus preseas en 1984. Sus familiares la recibieron, pero Thorpe se
fue de este mundo en 1953 sin ellas.
Un monumento levantado por los pieles rojas deja leer
en su base la sentencia: A James Thorpe, el más extraordinario
atleta del mundo y al que más injustamente le negaron las glorias de su
triunfo
En
Estocolmo hubo una significativa participación femenina y es oficial el
torneo de natación entre 57 damas. No hay boxeo, porque el deporte de los
puños Suecia lo prohíbe. Y hablando de boxeo, el que quería matar en
1908 al campeón profesional de los pesos pesados, se lleva su tercera
medalla de oro consecutivo. Ralph Rose gana esta vez en peso con
lanzamiento a dos manos.
Los suecos quisieron eliminar la prueba de la maratón
pero el Comité Olímpico Internacional se negó, aduciendo que era la
prueba atlética más emblemática. Pero los temores de los organizadores
sobre la ruda prueba no eran infundados, y aunque exigieron a los
corredores un certificado médico para poder participar, ocurrió la
desgracia. El portugués Francisco Lázaro, murió en plena carrera debido
al intenso calor.
Medallero
de Estocolmo-1912