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Noticias del día / Lunes 14 de febrero Poemas que apuntan a la vida MADELEINE SAUTIÉ RODRÍGUEZ Unidos de las manos, los versos hicieron su ronda para levantar su voz en nombre de la paz y el amor, y para pronunciarse contra la guerra nuclear, tal como esgrime el proyecto del Festival de Poesía de La Habana que los ha convocado mientras dure la fiesta del libro que celebra el país. La cita fue el sábado cuando, congregados en la Casa de las Américas, un grupo de poetas construyeron con sus palabras una resistente muralla de noblezas.
La exquisita ironía denunciante de Las sales enigmáticas y Los pesares juntos, creaciones del hondureño, Premio Casa 1971, Roberto Sosa, iniciaron la velada. Profundas emociones procuraron versos de esos textos como: "Los generales compran, interpretan y reparten la palabra y el silencio" y "Nadie podrá destruir ni desarmar nuestros pesares juntos", referido este al dolor padecido por las madres de la Plaza de Mayo. Poemas que germinaron inspirados en seres como Celia Sánchez y Abel Santamaría fueron leídos por su autor Pablo Armando Fernández; evocaciones a círculos de oro y cotorras que atraviesan la ciudad fueron referencias en los textos de Nancy Morejón, ambos premios nacionales de Literatura. Como "un gallo ciego" que "ilumina la noche con el cuchillo limpio de su canto" relució también en el escenario la intervención de su autor, el peruano Hildebrando Pérez, Premio Casa 1978, quien inspirado en otros motivos regaló al público textos como María Félix y Cementerio de automóvil. La presencia del continente negro y de Haití, bien defendida por Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa, en el poema África en ti, cuyo exergo firma Jacques Roumain, cobró resonancias tan estimulantes como las alcanzadas con la lectura de Cuando, portador de una sentida nostalgia por el implacable paso del tiempo. De connotada vehemencia pueden calificarse los versos Dame un cuchillo y Mira qué bien estamos obsequiados por Luis Lorente, Premio Casa 2004. Al círculo rítmico de la poesía se aparearon, a modo de atributos, gaviotas, niños, tierras lejanas y azotadas por la guerra, mujeres, madres, patrias¼ entre muchos otros, todos vivificados desde la señal del poeta, ese ser auténtico que aun cuando supone agotada toda su sensibilidad siempre hallará nuevas formas de proyectar su amor. Los poemas —como concluyó Retamar— apuntan a la vida. |