INIVIT pone la ciencia, y los productores…

Freddy Pérez Cabrera

SANTO DOMINGO, Villa Clara. — La sostenida labor del Instituto Nacional de Investigaciones en Viandas Tropicales (INIVIT), en la creación y generalización de variedades y tecnologías de viandas y hortalizas, mereció una vez más el reconocimiento del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente en el 2013, institución que le otorgó un premio por el Impacto de Clones y Tecnologías de las Raíces, Rizomas y Tubérculos Tropicales en la Agricultura Cubana.

Foto del autorDoctor Sergio Rodríguez Morales, apasionado defensor de la ciencia en Cuba.

Se trata, al decir del doctor Sergio Rodríguez Morales, director de la institución, de un estímulo al trabajo desarrollado durante muchos años en la creación de clones de yuca, boniato, ñame y malanga, así como sus tecnologías de producción para las diferentes condiciones edafoclimáticas del país.

Respecto al cultivo de la yuca, el también miembro del Consejo de Estado, resalta la obtención de dos clones, el INIVIT Y 93-4 y el INIVIT Y 80+1, los cuales pueden llegar a producir más de 17 toneladas por hectárea, extendiéndose hasta la fecha en cerca de 32 000 hectáreas por todo el país.

Significó, además, la posibilidad de esta variedad para ser empleada también en la alimentación animal, atendiendo a su alto rendimiento y a su precocidad, además de la resistencia que la caracteriza ante los avatares de la naturaleza.

En el caso del boniato, son tres los clones que sobresalen: INIVIT B-2 2005, INIVIT B-240 2006, e INIVIT BS-16 2006, con rendimientos que oscilan entre las 17 y 20 toneladas por hectáreas, variedades producidas hoy en más de 35 mil hectáreas, refiere el doctor Rodríguez Morales.

En cuanto a la malanga, destaca la propagación de cinco clones, los cuales están extendidos en más de siete mil hectáreas de todas las provincias. Aclara el científico, que en el caso de la Colocacia, pueden lograrse rendimientos de unas 30 toneladas por hectárea, y entre 12 y 15 en lo que respecta al género Xanthosoma.

Sobre el ñame, el director del INIVIT explica que esta constituye una vianda que comienza a generalizarse ahora, en especial, los dos clones fundamentales, el INIVIT Ñ/2008 y el Ñame Papa, con rendimientos que oscilan entre las 12 y 15 toneladas por hectárea.

Expresa, asimismo, que en todos los casos, al desarrollar estas tecnologías, los científicos del centro tuvieron en cuenta aspectos relacionados con los sistemas de siembras, fertilización, manejo de plagas y enfermedades, riego, cosechas y conservación post cosecha del producto.

Los productores tienen la palabra

La economía de la nación, obligada cada año a erogar millones de pesos para importar alimentos, y el pueblo, que en primera instancia es quien más se beneficia de los logros del INIVIT, apremian porque estos resultados sean extendidos y generalizados en el plazo más breve posible.

De ellos está consciente el doctor Sergio Rodríguez, quien para nada se encuentra satisfecho de los resultados alcanzados en la propagación de las creaciones de la institución que encabeza, a pesar del camino recorrido para extenderlos a toda la nación.

"Si te dijera que estamos en cero, estaría expresando algo incierto. Creo que se ha avanzado un largo trecho y tenemos mejores condiciones que nunca para cumplir lo estipulado en los Lineamientos sobre el papel de la ciencia en la producción de alimentos", expresa Rodríguez, quien pone como ejemplo el movimiento por el logro de los 100 mil quintales de viandas que lleva a cabo el INIVIT de conjunto con la ANAP.

"Son 73 las cooperativas integradas a esta iniciativa, las cuales se han convertido en entes multiplicadores de las mejores experiencias en cada uno de los territorios, excepto en Holguín donde no hay ninguna incorporada", reflexiona Sergio.

Y como esa, existen otras variantes para di-vulgar y generalizar las innovaciones y tecnologías del INIVIT, como la entrega de semillas de calidad a las formas productivas, refiere el directivo, quien aclara que todo dependerá de la sistematicidad y consagración de todos los en-cargados —científicos, productores y decisores—, quienes de conjunto tienen la obligación de llevar a la práctica esos resultados.

 

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