Cayo Jutía ¿De
qué peaje hablamos?
La empresa Palmares en Pinar del Río se tomó la
atribución de cobrar un “peaje” a la entrada de Cayo Jutía. Ante la
inquietud de una lectora Granma indagó en el asunto
Ronald Suárez Rivas
PINAR DEL RÍO.— Siria Hernández, una asidua lectora, ha puesto el
tema sobre la mesa. En carta dirigida a nuestro diario, cuenta que
"a mediados de los años noventa se construyó un pedraplén que enlazó
el Norte de esta provincia con una maravilla de la naturaleza
llamada Cayo Jutía.
En
este punto, 4,7 kilómetros antes de llegar al cayo, Palmares exige
el pago de cinco CUP (cinco CUC a los extranjeros), para poder
continuar viaje.
"Casi inmediatamente, una empresa del Ministerio de Turismo
comenzó a cobrar el acceso al lugar, en lo que todos imaginamos que
se trataba de un peaje, que se revertiría en el mantenimiento de las
vías. Pero en la práctica no ha sido así", comenta Siria.
Con el propósito de esclarecer sus inquietudes, que bien podrían
ser la de muchos otros lectores, Granma tocó las puertas de
varias entidades, dialogó con personas que frecuentan el cayo y con
la propia Siria; exigió documentos y repasó legislaciones.
De las respuestas surgió este reportaje, primer acercamiento a un
tema en el que persisten irregularidades y dudas.
Piedras en el camino
A pesar de la lejanía y de su mínima infraestructura, la enorme
belleza de las playas de Cayo Jutía atrae cada año a decenas de
miles de pinareños (62 187 durante el 2013), y también a una
importante cifra de turistas extranjeros (24 mil 965 en igual
periodo).
Aunque
en teoría solo sea un cover por el acceso a un ranchón, para llegar
a estas playas, todos los visitantes tienen que pagar.
Una carretera de 9,2 kilómetros que se adentra en el mar, permite
el acceso a esta pequeña porción de tierra virgen desde un punto
cercano al poblado de Santa Lucía, en Minas de Matahambre.
A mitad de la vía, 4,7 kilómetros antes de llegar al cayo, en una
especie de punto de control se exige para poder continuar viaje, el
pago de cinco pesos (MN) a los visitantes nacionales, e igual
cantidad, pero en pesos convertibles (CUC), a los extranjeros.
Sin otra información adicional, la medida ha sido considerada a
lo largo de los años, como un peaje.
"Siempre he pensado que se trataba de un impuesto por el uso del
pedraplén, por eso he cumplido con él", comenta Yoeslandy García
visitante del lugar.
"Uno entiende que es algo oficial, porque hay una barrera y están
los CVP, pero nunca me han explicado", agrega otro asiduo Joan
Ferrer.
Sin embargo, Luis Andrés Cabrera, director del Centro Provincial
de Vialidad, aclara que, contrario a la percepción popular, el punto
en el que se cobra el acceso al cayo no pertenece al Ministerio de
Transporte, ni constituye un peaje. De hecho, señala que en Pinar
del Río no existe ninguna instalación con ese fin.
Por tanto, el dinero que las personas abonan por acceder al cayo
no está dirigido al mantenimiento de sus carreteras, las cuales
dependen de un presupuesto muy limitado con el que su entidad debe
atender más de 900 kilómetros de vías, como la autopista nacional y
la carretera panamericana.
Entonces, ¿por qué se cobra la entrada a Cayo Jutía? ¿A qué se
destinan los cientos de miles de pesos (en MN y en divisas) que se
recaudan anualmente?
Peaje no, "cover"
Héctor Piloto, director de la Sucursal Extrahotelera Palmares,
explica que se trata de un "cover" establecido por su entidad, por
el acceso a un ranchón ubicado al final del cayo, en el que se
brindan servicios de restaurante, bar, y alquiler de medios
náuticos.
"Todos nuestros ingresos son en CUC, pero como tenemos un nivel
alto de gastos en MN, el Ministerio de Turismo autorizó un cover
para sufragarlos".
Aunque en el documento, que data del 2006 (independientemente que
el cobro venía de antes con otra cadena), se lee claramente que ello
sería por la entrada a la infraestructura de Palmares (un espacio
mínimo en un sitio con cuatro kilómetros de playas), la sucursal
pinareña decidió que todos los visitantes de Cayo Jutías,
interesados o no en sus opciones, tuvieran que pagar.
Sin dudas, se trata de un negocio redondo que solo en el 2013 le
reportó 310 mil 935 pesos (MN) y 124 mil 825 CUC por tal concepto.
Esto representa cerca de la cuarta parte de los ingresos en divisa
de la instalación, de acuerdo con los datos ofrecidos por Alina
Yañez, económica de esta unidad de Palmares. En el plano legal, una
práctica de este tipo constituye una violación.
Damaris Gallardo, especialista principal de regulación ambiental
en la delegación territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente (CITMA), explica que el Decreto Ley 212 sobre la
Gestión de la Zona Costera, establece que la utilización de la misma
será "libre, pública y gratuita para los usos comunes de acuerdo con
su naturaleza, tales como pasear, permanecer, bañarse, pescar,
navegar y otros semejantes" (Artículo 12). Precisamente, el objetivo
de la mayoría de las personas que llegan acá.
Yañez, reconoce que "la mayor parte de los cubanos que entran al
cayo, vienen con todo (agua y alimentos), porque nuestras ofertas
son en divisa y no se encuentran a su alcance".
¿Cómo se explica entonces que Palmares cobre por el acceso a una
instalación a la que muchos no acuden, y sobre todo que lo haga a
ocho kilómetros de la misma?
Consciente de que el acceso a las playas es público y gratuito,
el director de la entidad argumenta que se ha valorado la idea de
ubicar el cover en la entrada del ranchón, y no al comienzo del
pedraplén que conduce al cayo, como ha sido hasta ahora, pero no se
ha concretado porque ello dejaría "muy desprotegido" el lugar.
La justificación no puede ser más vacía. ¿Acaso el hecho de
cobrar la entrada, implica por sí mismo algún tipo de protección?
¿El resto de las playas y cayos del archipiélago cubano, donde no se
cobra un peaje, se encuentran desprotegidos?
Desconcertada ante tales argumentos, Siria Hernández, la autora
de la carta que diera pie a este reportaje, considera inadmisible
que el cobro por el acceso a un sitio que es patrimonio de todos los
cubanos, tenga otro destino que no sea el mantenimiento de la vía y
el acondicionamiento de sus playas. "Otra cosa, sería una violación
a la que se le debe poner fin", dice.
Siria tiene razón, aunque la dirección de Palmares la haya
desconocido durante más de 15 años, la ley es clara al respecto y
nadie está exento de la obligación de cumplirla. |