Jamás hemos cedido ni cederemos ante agresiones,
chantajes ni amenazas Discurso del
General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité
Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos
de Estado y de Ministros, en el acto de conmemoración del 55
Aniversario del triunfo de la Revolución, en el parque Carlos Manuel
de Céspedes, Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 2014, “Año 56 de
la Revolución”. (Versiones Taquigráficas–Consejo de Estado
Santiagueras y santiagueros;
Orientales;
Combatientes
del Ejército Rebelde, de la lucha clandestina y de todas las
acciones combativas en defensa de la Revolución a lo largo de estos
55 años; Compatriotas:
Ni el más soñador de los que acompañamos a Fidel en un acto como
este, el Primero de Enero de 1959, podía imaginar que hoy estaríamos
aquí.
Nada fácil ha resultado este largo y azaroso camino. Ello ha sido
posible, en primer lugar, gracias a la inmensa capacidad de
resistencia y lucha de varias generaciones del noble y heroico
pueblo cubano, verdadero protagonista de esta, su Revolución, que es
el triunfo del mismo ideal de los mambises que en 1868, con Céspedes
a la cabeza, iniciaron la guerra por la independencia del yugo
español; de Maceo y Gómez, con quienes José Martí en 1895 retoma la
gesta libertaria, truncada por la intervención norteamericana en
1898, que impidió la entrada a Santiago de Cuba del Ejército
Libertador.
Es también la causa que enarbolaron contra la república burguesa
y neocolonial Baliño, Mella, Rubén Martínez Villena, Guiteras y
Jesús Menéndez, por solo mencionar a algunos.
Fue ese el afán que motivó a la Generación del Centenario, bajo
el mando de Fidel, a asaltar los cuarteles Moncada, en esta ciudad,
y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo; a sobreponerse al fracaso,
resistir el rigor de la prisión, venir en la expedición del yate
Granma, soportar el duro revés de Alegría de Pío y encaminarse a la
Sierra Maestra para empezar la lucha guerrillera del naciente
Ejército Rebelde, cuyo Comandante en Jefe, ejemplo personal de valor
en el combate, tenacidad e inclaudicable fe en la victoria, junto a
su vocación unitaria e indiscutible liderazgo, supo forjar la unidad
de todas las fuerzas revolucionarias y conducirlas al triunfo
definitivo.

Exactamente 60 años después de que los interventores
norteamericanos escamotearan la victoria a las huestes insurrectas,
esta vez los mambises sí pudieron entrar a la ciudad de Santiago de
Cuba.
Rendimos hoy merecido tributo a quienes entregaron sus vidas en
montañas, campos y ciudades, combatientes del Ejército Rebelde y
luchadores clandestinos, a aquellos que después del triunfo cayeron
en otras muchas honrosas misiones, a todos los que dedicaron su
juventud y energías a construir el socialismo, guiándose por la
prédica martiana de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de
maíz y que no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con
el deber.

No podemos dejar de mencionar la contribución decisiva de las
mujeres cubanas a lo largo del proceso revolucionario, como dignas
continuadoras del ejemplo de Mariana Grajales, la madre de los
Maceo, tanto en la lucha guerrillera como particularmente en la
clandestinidad, sometidas a la brutal persecución de los esbirros de
la tiranía. En ocasión de este 55 aniversario, la Televisión Cubana
ha estado difundiendo el serial histórico Clandestinas como un justo
homenaje a aquellas valerosas muchachitas que tantas veces
arriesgaron la vida. Algunas de ellas se encuentran aquí presentes,
para alegría nuestra (Aplausos).
En este propio lugar, el Primero de Enero de 1959, en medio del
júbilo popular que se adueñó de todo el país, ya Fidel
premonitoriamente advertía, cito: "La Revolución empieza ahora, la
Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa
dura y llena de peligros."
Desde bien temprano, se pusieron en marcha infinidad de planes de
desestabilización, comenzando con el refugio brindado en Estados
Unidos a criminales y torturadores del régimen de Batista y también
a toda suerte de malversadores que se apropiaron del erario de la
nación.
La
Revolución triunfante debió enfrentar el fomento y la organización
del terrorismo de Estado mediante el sabotaje y el bandidismo
armado, que en dos ocasiones llegó a actuar en las seis provincias
que entonces tenía el país; la exclusión de Cuba de la OEA y la
ruptura de relaciones diplomáticas por todos los países
latinoamericanos, con la honrosa excepción de México; la invasión de
Playa Girón, el bloqueo económico, comercial y financiero, la masiva
campaña mediática para difamar al proceso revolucionario y a sus
líderes, en especial contra Fidel, objetivo de más de 600 planes de
atentado; la Crisis de los cohetes en octubre de 1962, el secuestro
y ataques a embarcaciones y aeronaves civiles, el asesinato de
maestros y alfabetizadores, obreros, campesinos, estudiantes y
diplomáticos, que dejó una estela, hasta ahora, de 3 478 muertos y 2
099 incapacitados.
Han sido 55 años de incesante lucha frente a los designios de
once administraciones norteamericanas que, con mayor o menor
hostilidad, no han cejado en el propósito de cambiar el régimen
económico y social fruto de la Revolución, apagar su ejemplo y
reinstaurar el dominio imperial sobre nuestra Patria.
La Revolución Cubana puso fin a varios mitos, entre ellos, el de
que no era posible construir el socialismo en una pequeña isla a 90
millas de Estados Unidos. Una Revolución que no fue consecuencia de
una confrontación internacional ni contó con apoyo masivo del
exterior. Una Revolución que no se limitó a la sustitución de un
poder por otro, sino que en menos de 24 horas disolvió la maquinaria
represiva del régimen dictatorial y sentó las bases de una sociedad
nueva.
Una Revolución que construyó un ejército que es el pueblo
uniformado, y elaboró, para defenderse, su propia doctrina militar.
Una
Revolución que cumple 55 años de trabajo por y para el pueblo, a
quien hizo dueño de la tierra y las industrias, alfabetizando
primero y formando maestros y profesores, construyendo escuelas
generales y especiales para todos los niños, universidades, escuelas
de arte y de deportes, edificando policlínicos y hospitales,
preparando médicos para Cuba y el mundo. Una Revolución que nos ha
llevado a alcanzar índices de educación y salud que hoy son
referencia internacional.
Una Revolución que sentó las bases para democratizar los espacios
de creación, difusión y acceso a la cultura.
Resumiendo, una Revolución que ha hecho realidad y proseguirá
cumpliendo el profundo anhelo martiano que preside la Constitución y
señala, cito: "Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea
el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre."
Al hablar de estas cuestiones, recuerdo la frase de Fidel el 26
de julio del 2003 al intervenir en el acto por el aniversario 50 del
Moncada cuando afirmó: "educar al pueblo en la verdad, con palabras
y con hechos irrebatibles, ha sido quizás el factor fundamental de
la grandiosa proeza que este ha realizado".
Cómo calificar de otra manera la colosal capacidad de resistencia
y de confianza en sí mismo que brindó al mundo nuestro pueblo, que
supo resistir estoicamente el durísimo período especial a que nos
vimos sometidos como consecuencia de la desaparición de la Unión
Soviética y el campo socialista, en medio de la ola de incertidumbre
y desmoralización que esos dramáticos acontecimientos generaron en
buena par-te de las fuerzas progresistas de la humanidad.
La imagen de Cuba, famosa en América antes de la Revolución como
un paraíso para el juego, la prostitución, refugio de mafiosos y
destino preferido de sus sucias inversiones, facilitadas por la
generalizada corrupción administrativa de la tiranía, se transformó
mediante el proceso revolucionario en símbolo de dignidad,
independencia, humanismo e intransigencia en defensa de los
principios.
Siguiendo la máxima de Martí, la Revolución Cubana nunca ha
preguntado de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el
deber. Hemos sido coherentes y consecuentes con la ética martiana. A
lo largo de 55 años recibimos la solidaridad noble y generosa de
muchos pueblos hermanos, en primer lugar de la Unión Soviética
mientras existió y muy especialmente en los primeros y difíciles
años, al tiempo que brindamos nuestro apoyo solidario en distintas
regiones del planeta, tanto en las gloriosas misiones combativas
internacionalistas como en los programas de colaboración médica,
educacional, deportiva y en otras esferas, haciendo realidad el
legado de que "Patria es Humanidad".
Jamás hemos cedido ni cederemos ante agresiones, chantajes ni
amenazas. La política exterior de la Revolución siempre ha sido un
arma poderosa para defender la independencia, autodeterminación y
soberanía nacionales, en favor de la paz mundial, el desarrollo, la
justicia social y la solidaridad con los pueblos del Tercer Mundo.
El planeta que habitamos ha cambiado mucho desde el primero de
enero de 1959. Esta pequeña isla, a la que mediante brutales
presiones de los gobiernos norteamericanos se pretendió separar de
su entorno regional, ejerce la presidencia Pro Témpore de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y se
apresta a celebrar su reunión Cumbre en La Habana a finales de este
mes, animada por el ideal de forjar una nueva unidad dentro de la
diversidad en Nuestra América.
No olvidamos la singular coincidencia histórica de que en una
fecha como hoy, 1ro. de enero, hace 210 años, triunfó la primera
revolución en la región latinoamericana y caribeña, la que también
fue la primera y única victoria de un movimiento revolucionario
dirigido por negros esclavos que luchaban contra ese oprobioso
sistema y a la vez por la independencia nacional.
Los efectos de aquellos dramáticos acontecimientos repercutieron
en Cuba, incluso por las venas de no pocos orientales corre sangre
haitiana.
Ambas naciones hemos tenido que pagar un alto precio por la
audacia de enfrentar a los imperios dominantes.
Al abordar este asunto deseo reiterar al hermano pueblo haitiano
y a su gobierno que los cubanos jamás los abandonaremos y que
siempre podrán contar con nuestra modesta colaboración (Aplausos).
Compañeras y compañeros:
Aprovecho la ocasión para dedicar unas breves palabras a la
marcha de dos importantes programas en interés de Santiago de Cuba.
A un costo de más de 200 millones de dólares se ha ejecutado la
reconstrucción del acueducto de la segunda ciudad en población del
país, en la que un cuarto de millón de habitantes recibía el
servicio de agua entre 7 y 9 días, otros 76 500 tenían un ciclo de
distribución superior a 15 días y más de 16 000 ni siquiera contaban
con acueducto, lo que llevaba a realizar unos 200 viajes de pipas
diarios para abastecerlos, con un elevado consumo de combustible.
Para casi todos ustedes hoy la situación descrita pertenece al
pasado, pues de los 32 sectores hidrométricos existentes, 29 se
abastecen diariamente, quedando tres que lo hacen en días alternos y
se trabaja en la calibración del sistema de distribución para
alcanzar la meta trazada. Además fueron rehabilitadas las tres
plantas potabilizadoras y 22 estaciones de bombeo.
Como parte de este programa también se inició la construcción del
alcantarillado y drenaje pluvial, específicamente en el reparto San
Pedrito, lo que se extenderá al resto de la ciudad a partir del
2014.
Se ha dotado a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del
equipamiento requerido para asegurar la sostenibilidad de sus
servicios. Corresponde ahora a ustedes hacer un uso racional del
agua.
Como es conocido, esta ciudad sufrió la furia de los vientos del
huracán Sandy en la madrugada del 25 de octubre del 2012, que
también afectó, aunque en menor magnitud, a las provincias de
Holguín y Guantánamo. La pérdida de 11 vidas humanas y las
desoladoras imágenes de destrucción de viviendas, infraestructuras e
instalaciones vitales que tuvimos que padecer en las primeras
jornadas posteriores al evento, pusieron de manifiesto, junto a la
solidaridad nacional e internacional, en primer lugar de los
hermanos venezolanos (Aplausos), la capacidad del pueblo santiaguero
para vencer cualquier obstáculo.
A un año y dos meses de intenso trabajo, se ha logrado solucionar
el 50% de las 171 380 afectaciones reportadas a la vivienda, además
fue restablecido el 97% de las instalaciones de salud pública, el
88% del sistema de educación, el 82% de cultura y deportes, así como
el ciento por ciento en el caso de la industria alimentaria.
A pesar del incumplimiento del plan provincial de nuevas
viviendas, se culminaron las 331 planificadas en el barrio de San
Pedrito, históricamente uno de los más humildes, y se continúan los
trabajos en otras zonas de la ciudad.
Proseguiremos controlando sistemáticamente des-de el Gobierno
Central estas labores hasta su total restablecimiento.
Para lograr edificar una ciudad cada vez más bella, higiénica,
ordenada y disciplinada, a la altura de su condición de Ciudad
Heroica, cuna de la Revolución, como expresé el 26 de julio del año
pasado al conmemorar el 60 aniversario del Moncada, corresponde
ahora, en primer lugar a las autoridades, con el apoyo de sus
ciudadanos, reforzar el respeto —repito, reforzar el respeto— al
papel que debe jugar la Planificación Física, a lo que contribuirá
el estricto cumplimiento del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial
de la ciudad, que será aprobado este año por la Asamblea Provincial
del Poder Popular.
Pienso que si todos cumplimos con nuestro deber, podremos
continuar asegurando que "Santiago sigue siendo Santiago"
(Exclamaciones de: "¡Santiago!"). Exactamente (Aplausos). Si
quisiéramos ayudar a traducirlo, eso quiere decir que se puede
construir, pero no donde a cada cual se le ocurra, si no más nunca
vamos a tener una ciudad como decíamos el 26 de Julio y hoy: bella,
higiénica, ordenada y disciplinada. ¿Están de acuerdo ustedes?
(Exclamaciones de: "¡Sí!" y aplausos.)
Hasta aquí lo que pensaba decirles sobre ambos programas.
Seguidamente abordaré una cuestión en la que resta un largo
trecho por recorrer. Me refiero al reto que nos impone la permanente
campaña de subversión político-ideológica concebida y dirigida desde
los centros del poder global para recolonizar las mentes de los
pueblos y anular sus aspiraciones de construir un mundo mejor.
En su brillante definición del concepto "Revolución" formulada el
primero de mayo del año 2000, en la Plaza de la Revolución, en La
Habana, Fidel enunció, entre otras ideas, las siguientes:
"Revolución es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y
fuera del ámbito social y nacional";
"es defender valores en los que se cree al precio de cualquier
sacrificio"; "es convicción profunda de que no existe fuerza en el
mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas".
En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se
perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de
pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial,
enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista a
partir de una manipulación premeditada de la historia y de la
situación actual de crisis general del sistema capitalista, en
menoscabo de los valores, la identidad y la cultura nacionales,
favoreciendo el individualismo, el egoísmo y el interés
mercantilista por encima de la moral.
En resumen, se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes
las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia
social, como si esos preceptos no representaran cabalmente los
intereses de la clase dominante en el mundo capitalista. Con ello
pretenden, además, inducir la ruptura entre la dirección histórica
de la Revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre
y pesimismo de cara al futuro, todo ello con el marcado fin de
desmantelar desde adentro el socialismo en Cuba.
En las presentes circunstancias, el desafío se hace mayor y
estamos seguros de que con el concurso de las fuerzas de que dispone
la Revolución saldremos victoriosos en este decisivo campo de
batalla, haciendo realidad los objetivos que en la esfera ideológica
aprobó la Primera Conferencia Nacional del Partido hace dos años,
dirección en la que no se ha avanzado lo necesario.
Queda muchísimo trabajo por hacer. Para ello contamos con la
pujanza y compromiso patriótico de la gran masa de intelectuales,
artistas, profesores y maestros revolucionarios, así como con la
firmeza de nuestros centros de investigaciones sociales,
universidades y de su estudiantado, aún sin utilizar plenamente sus
potencialidades.
Los empeños de diseminar ideas que niegan la vitalidad de los
conceptos marxistas, leninistas y martianos, deberán
contrarrestarse, entre otros medios, con una creativa
conceptualización teórica del socialismo posible en las condiciones
de Cuba, como única alternativa de igualdad y justicia para todos.
Las nuevas generaciones de dirigentes, que paulatina y
ordenadamente van asumiendo las principales responsabilidades en la
dirección de la nación, nunca podrán olvidar que esta es la
Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los
humildes (Aplausos y exclamaciones), premisa imprescindible y
antídoto efectivo para no caer bajo el influjo de los cantos de
sirena del enemigo, que no renunciará al objetivo de distanciarlas
de nuestro pueblo, en el propósito de socavar su unidad con el
Partido Comunista, único heredero legítimo del legado y la autoridad
del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, el compañero Fidel
Castro Ruz (Aplausos y exclamaciones de: "¡Viva!").
En este sentido, vale la pena recordar la relevancia que tiene
continuar perfeccionando constantemente el principio de consultar de
manera directa con la población las decisiones vitales para el
desarrollo de la sociedad, como quedó demostrado durante el proceso
previo a la aprobación del nuevo Código de Trabajo por nuestra
Asamblea Nacional, al igual que en su momento se hizo con el
proyecto de los Lineamientos de la Política Económica y Social, los
que luego de su amplio y democrático examen popular fueron aprobados
por el Sexto Congreso del Partido y refrendados posteriormente en
nuestro Parlamento, ante el cual se rinde cuenta dos veces al año
acerca de su implementación y de similar manera se procede en el
seno del Gobierno y del Partido.
Con este método se podrá garantizar que el programa de la
Revolución se actualice cada cinco años, para que siempre responda a
los verdaderos intereses del pueblo en los asuntos fundamentales de
la sociedad y corregir oportunamente cualquier error. Así se
asegurará también el permanente perfeccionamiento y profundización
de nuestra democracia socialista.
Estrechamente vinculada con estos conceptos de alcance
estratégico, verdaderamente estratégico para el presente y el futuro
de la Patria, está la frase pronunciada por Fidel aquí, casi a esta
misma hora, desde ese balcón exactamente, hace hoy 55 años, con la
que, por su eterna vigencia deseo concluir mis palabras, cito: "La
Revolución llega al triunfo sin compromisos con nadie en absoluto,
sino con el pueblo, que es al único que le debe sus victorias"
(Aplausos).
Cincuenta y cinco años después, en el propio lugar, podemos
repetir con orgullo: ¡La Revolución sigue igual, sin compromisos con
nadie en absoluto, solo con el pueblo!
Muchas gracias.
(Exclamaciones de: "¡Viva la Revolución, Vivan Fidel y Raúl!")
(Ovación.) |