De
"verdadero acontecimiento cultural" calificó la doctora Graziella
Pogolotti la publicación del Diario de Alejo Carpentier —Premio
Miguel de Cervan-tes 1977— escrito en Venezuela entre los años
1951-1957. La obra fue presentada ayer, día del nacimiento del
escritor, en la Fundación que lleva su nombre.
El referido diario fue escrito entre las etapas de la creación de
Los pasos perdidos y El siglo de las Luces y lo
elabora en medio del trabajo cotidiano en la radio, la publicidad y
otros quehaceres profesionales.
La doctora Pogolotti, presidenta de la Fundación, explicó ante el
numeroso público que concurrió a la presentación, que Alejo siempre
había sido remiso a las confesiones personales y que no se sabía de
algún diario íntimo hasta que fue encontrado el texto en su
papelería, aún no revisada y estudiada en su totalidad. Es un texto
singular donde se conoce cómo el autor escribe y reescribe su
extraordinaria obra literaria.
El Diario revela la diversidad de sus lecturas, el tiempo que
también dedica a la música en medio de su bregar cotidiano, así como
numerosas anécdotas y vínculos con personajes de la cultura y amigos
entrañables.
Entre innumerables observaciones de su propio trabajo literario
aparecen confesiones como esta: "Ayer y hoy trabajo sobre la versión
definitiva (¿definitiva?) de Los pasos perdidos. Cuando la
idea de esta novela se me ocurrió, de modo fulminante, un mediodía
en que tomaba un auto de alquiler para regresar a mi casa, me
imaginaba que sería un relato de siete capítulos que escribiría en
veinte días. Empezándola el 7 de diciembre de 1949 contaba con
tenerlo terminado en enero. El libro ha cobrado 40 capítulos y
pronto se cumplirán dos años (... )".
El Diario de Carpentier se complementa con numerosas notas sobre
sus novelas y lecturas. Hasta hoy solamente había leído el texto su
compañera Lilia Esteban de Carpentier, quien en 1988 escribió: "Al
leer las memorias de Alejo que encontré (1951-1957) comprendí lo que
juega el subconsciente en las actitudes o remembranzas del ser
humano. Sabía que existía pero no lo había abordado hasta hace unos
días como un impulso repentino que me llevó a revisar, releer,
buscar en un mundo de papeles que aún me queda por revisar. Allí
encontré un sobre amarillo muy sellado con Scotch Tape y el rótulo:
no abrir-entregarlo así a la Biblioteca Nacional y firmado por mí.
Lo encontré después de la muerte de Alejo al venir a vivir a nuestra
casa en La Habana. Apenas lo leí entonces (... )".
La nota que antecede y los apuntes del autor dan un sabor de
descubrimiento y misterio a esta obra de Alejo Carpentier que trata
de las cosas más disímiles, desde un accidente de aviación a un
pasaje simple, aval del periodista observador que había en él:
"Estuve en Maracaibo hace exactamente dos semanas. Escribí un
artículo acerca de la arquitectura hispano-holandesa. Ciudad muy
interesante; muy tropical. Algo distinto, con su lago que hace las
veces de un mar interior".
El libro, que contiene un pliego con fotos y facsímiles,
corresponde a la Fundación Alejo Carpentier, publicado por Letras
Cubanas y será puesto a la venta en breve en las librerías del país.