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Santa Clara, la batalla del Che
Freddy Pérez Cabrera
Al
acertado pensamiento estratégico de Fidel y el genio militar del
Che, se deben en gran medida la fulminante victoria obtenida por las
fuerzas revolucionarias durante la Batalla de Santa Clara, la
guarnición más grande asaltada y rendida por las armas del Ejército
Rebelde.
El papel del Comandante en Jefe en la conducción de los
acontecimientos finales de la guerra y su profunda capacidad para
prever los hechos que se sucedían uno tras otro, así como la atinada
dirección ejercida por él sobre los jefes de columnas y tropas que
operaban en los distintos frentes, resultaron decisivos en el
desenlace final de la guerra.
Como recordó hace unos años el Primer Secretario del Comité
Central del Partido, General de Ejército Raúl Castro, desde los
primeros tiempos de la Sierra Maestra, cuando apenas eran unas pocas
escuadras de combatientes que se movían en una sola columna, Fidel
meditaba y determinaba a qué lugares del país, entre ellos estas
montañas del Escambray, debían marchar en futuro las nuevas columnas
que, como resultado del desarrollo de la guerra, se irían
desprendiendo de aquella gran escuela rebelde que estaba llamada a
ser la Columna "José Martí".
Che,
artífice de la victoria en Santa Clara.
Bajo esa visión resultó organizada la Invasión al mando de Camilo
y el Che, quienes comandaban las columnas Antonio Maceo y Ciro
Redondo, respectivamente, las cuales partieron en agosto de 1958
hacia el occidente y centro de la Isla, a donde llegaron en octubre
de ese año, luego de una fatigosa y extenuante marcha.
Respecto al grupo liderado por el Che, una vez establecidos en la
zona, y tras un serio esfuerzo unitario, en poco más de un mes logró
liberar de soldados enemigos el territorio montañoso y sus accesos,
contando con el apoyo de algunas de las fuerzas que allí operaban.
En ese lapso fue rechazada una gran ofensiva de la tiranía, que
contaba con cerca de 1 000 hombres, quienes estaban armados con
tanques y otras armas modernas en su propósito de llegar hasta la
comandancia del Che en El Pedrero.
En diciembre, mientras Camilo en el norte vencía uno tras otro
los reductos enemigos, las fuerzas de la Columna 8 y del Directorio
Revolucionario, comenzaron también a sitiar y a rendir los cuarteles
de la tiranía en pueblos y ciudades de importancia en la antigua
provincia de Las Villas, especialmente los situados a lo largo de la
Carretera Central.
A partir del 16 de diciembre, en que se comenzó el ataque a
Fomento, y en el breve plazo de 16 días, fueron asaltadas, tomadas u
ocupadas alrededor de 12 plazas importantes, entre ellas Cabaiguán,
Guayos, Sancti Spíritus y Placetas.
Durante esas acciones las fuerzas rebeldes cortaron las vías de
comunicación que enlazaban al oriente y occidente del país, logrando
el objetivo estratégico de paralizar cualquier intento de trasladar
tropas por tierra hacia la zona en la cual operaban Fidel, Raúl y
Almeida.
Como culminación de aquella fulminante campaña, y prueba de la
audacia, capacidad y experiencia del Che, se realizó el ataque, con
apenas 300 hombres, a la ciudad de Santa Clara, en la que el régimen
disponía de miles de soldados, tanques, artillería, así como su
famoso tren blindado.
Un hombre, una ciudad,
un pueblo
Santa Clara era una ciudad grande y bien defendida por el
enemigo, que tenía a su disposición el regimiento Leoncio Vidal; la
estación de policía; la motorizada, una pista aérea militar y cerca
de 3 000 oficiales y soldados sobre las armas.
El
30 de diciembre de 1958 cae Roberto Rodríguez, El Vaquerito.
Contrario a lo que algunos calculaban, de que el Che esperaría a
que Camilo tomara Yaguajay para juntos atacar la importante urbe, el
líder rebelde decidió no darle tiempo al enemigo y arremeter solo la
acción lo antes posible.
Es por eso que una vez ocupada Placetas, el guerrillero argentino
decide marchar sobre Santa Clara, para lo cual estableció su
campamento militar en la Universidad Central Marta Abréu de Las
Villas el 28 de diciembre de 1958.
Conocedores de la intensión del jefe de la Columna 8, el ejército
de Batista, decidió defender la ciudad por posiciones, tomando los
principales edificios, entre ellos, el cuartel 31, la estación de
policía; la audiencia; la cárcel, el Gran Hotel y el Gobierno
Provincial.
Contaban, además, con un tren blindado, donde viajaban unos 350
soldados y armamento para cerca de 500 hombres, medio que se
encontraba estacionado en las faldas de la loma del Capiro, al no
poder proseguir su marcha hacia oriente producto de la voladura de
los puentes del ferrocarril por parte del Ejército Rebelde.
En esas condiciones comenzó la batalla de Santa Clara el 28 de
diciembre de 1958. Durante cuatro días las fuerzas revolucionarias,
con el apoyo incondicional del pueblo santaclareño, combatieron a un
enemigo varias veces superior en número y medios.
En las acciones, brilló como pocas veces la capacidad
organizativa del Che, quien daba ideas de cómo enfrentar los
tanques, atravesando carros, camiones y guaguas en las calles y
empleando botellas de gasolina encendidas.
Asimismo, atravesaba casas rompiendo las paredes con mandarria
cuando no podía avanzar por las calle, o levantaba la línea del
ferrocarril para descarrilar el tren blindado; además de organizar
la cacería de los francotiradores enemigos en el combate.

El descarrilamiento del tren blindado fue un duro golpe para la
tiranía.
El 29 de diciembre, con el concurso de la población las vías
amanecieron llenas de barricadas. Ante el avance rebelde los ataques
aéreos se concentraron sobre la ciudad, los cuales no pudieron
impedir el descarrilamiento, ataque y rendición del tren blindado.
Un día después se combatía en toda Santa Clara, cayendo en manos
rebeldes el Gobierno Provincial, el cuartel de los Caballitos, la
cárcel y la jefatura de Policía, donde momentos antes de la
rendición muere de un balazo el jefe del pelotón suicida, Roberto
Rodríguez, a quien todos llamaban El Vaquerito.
Durante el último día de 1958, mientras continuaban los ataques
de la aviación, los tanques y tropas de infantería salieron por
última vez del Regimiento Leoncio Vidal, en un vano intento de
cambiar la situación, sin embargo fueron rechazados por los
rebeldes.
Mientras esto sucedía, los agentes del SIM y chivatos agrupados
como francotiradores en el Gran Hotel, resultaron capturados,
tomándose además, la Audiencia y el importante Escuadrón 31,
quedando lista la escena para atacar la guarida principal del
régimen.
El 1ro. de Enero del nuevo año, a las 12:00 horas los soldados
entregaron la fortaleza, con cuyo desenlace Santa Clara estaba en
manos del Ejército Rebelde, una victoria que se unía a la
arrolladora ofensiva librada en Oriente, causantes de la debacle de
la dictadura y del triunfo revolucionario de 1959.
Al valorar esta hazaña el Comandante en Jefe Fidel Castro
expresó: "Che era un maestro de la guerra, Che era un artista de la
lucha guerrillera (...) lo demostró en su fulminante campaña en Las
Villas; y lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a la ciudad de
Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300 hombres en una
ciudad defendida por tanques, artillería y miles de soldados de
infantería". |