"Siempre quise hacer un disco como este, pero cuando me lo
propuse por primera vez, a mediados de los 90, me di cuenta que no
estaba en condiciones de asumirlo como debía —confesó Augusto—; una
obra tan compleja requiere perspectiva, madurez y muchos factores a
favor, entre estos un equipo de producción como el que me acompañó".
El proceso resultó arduo y laborioso, desde que en el 2008 dio
los primeros pasos. Como se sabe, Silvio es uno de los compositores
más pródigos de la escena musical cubana contemporánea. Entre unos
mil títulos, Augusto escogió inicialmente cien. Los estudió y cantó
una y otra vez, hasta reducir la cantidad a cincuenta. Confrontó la
selección con amigos cercanos y llegó a la conclusión de que todo no
cabría en un solo disco; tendría que plantearse un tríptico, que en
definitiva recogió 36 canciones.
"No es una antología ni una retrospectiva de la obra de Silvio
—aclaró—; en los tres discos están los temas más afines a mí. Silvio
me dio toda su confianza, algo que agradezco infinitamente. También
me conmueven las generosas notas escritas por Leo Brouwer para
presentar la producción".
Otro momento decisivo fue el compromiso de los orquestadores,
desde el maestro Demetrio Muñiz, entusiasta y sabio director
musical, y el siempre recordado Pucho López, hasta jóvenes talentos
como Jorgito Aragón y Miguel Núñez, pasando por contribuciones
puntuales de Pancho Amat y Alfred Thompson.
"Logramos un espíritu de creación colectiva —apuntó Augusto—, en
el que cada arreglo se discutía, revisaba y si era necesario volvía
a realizarse. Por eso digo que el tríptico no es una obra mía, sino
compartida por los arreglistas, los músicos, las vo-ces de las
partes corales, los productores ejecutivos de Colibrí; el grabador
Alfonso Peña que echó pie en tierra conmigo durante todo este
tiempo, los diseñadores Roberto y Yamilé Casanueva, y Maykel Bárzaga,
insuperable en la concepción de la mezcla final. Estuvimos grabando
a partir de abril del 2009, con la orquesta Solistas de La Habana,
dirigida por la maestra María Elena Mendiola, e instrumentistas de
la Sinfónica y otras agrupaciones".
Al concierto de este sábado arriba Augusto con la experiencia de
haber realizado una reciente gira nacional.
"A propuesta del Instituto Cubano de la Música y con la anuencia
de la Sinfónica Nacional y su director Pérez Mesa, que tenían entre
sus planes presentarse en varias provincias del país, se concretó la
gira. ¡Qué decirte! Teatros llenos, públicos magníficos. Me recordó
la época en que cantaba con el grupo Moncada, con la diferencia de
que esta vez era una propuesta de música de concierto, con todas las
convenciones de las presentaciones de este tipo. Compartieron
conmigo los coros de cada territorio, todos excelentes".
Para Augusto este proyecto significó un punto de giro en su
carrera artística:
"Sacrifiqué muchas cosas, cancelé conciertos en el exterior, me
dediqué a tiempo completo al montaje y grabación del repertorio. No
me arrepiento; al contrario, creo haber sobrepasado mis
expectativas. Tengo mucho más claro el camino. Quiero hacer un disco
que provisionalmente he titulado Trova sinfónica: Sindo,
Corona, Matamoros, María Teresa, Delfín en ese formato. Son íconos
de nuestra cultura, como Silvio, Pablo, Noel, Vicente. Todos debemos
pasar por esas canciones".