Orgullosos, satisfechos... , representados. Así debemos sentirnos
quienes depositamos en las urnas la confianza en los que hoy son los
diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, que ayer terminó
sus trabajos en comisiones y estará desde hoy en su segundo Periodo
Ordinario de Sesiones, correspondiente a la VIII Legislatura.
Escuchar a la diputada del capitalino municipio de Boyeros,
Marlen Alfonso, reclamarles a los organismos de la administración
central del Estado (en este caso el de Transporte en la comisión de
Servicios), lo exageradamente extenso de sus informes, que deja sin
tiempo la participación de los parlamentarios, no es solo exigir su
espacio, es por sobre todas las cosas demandar el de quienes ella
representa.
La información es muy buena, pero demasiado larga y nos deja poco
margen para el debate, expresó.
Cuestionar la decisión de dejar de pavimentar 245 kilómetros de
vías, por problemas con la mezcla asfáltica, por lo deficiente de
ella, y exigir que lo que se haga se realice con calidad y se le dé
el mantenimiento adecuado, es velar no solo por la seguridad de
quienes transitamos, sino por la durabilidad y estado de los equipos
de transporte, en otras palabras cuidar de la economía del país.
En la comisión de Salud, el villaclareño de Corralillo, Ariel
Martín, cuestionó, en medio del acelerado proceso de envejecimiento
poblacional de nuestra sociedad, la ociosidad de las instalaciones
de los baños de Elguea, donde hace unos años se invirtió en
tecnología, entonces de punta, y hoy están cerrados, sin prestar
servicios a muchos padecimientos, propios del adulto mayor.
También en la comisión agroalimentaria, después de otro denso
informe sobre los problemas de la producción de frijol y leche, los
representantes de todos nosotros se involucraron en un rico análisis
cuya brújula fue, sin cortapisas, las insuficiencias en el sistema
de la agricultura, incluyendo productores e industria, las cuales
caen finalmente en la mayor preocupación de la población, los
precios de los productos a los que tiene que enfrentarse.
El pinareño Adalberto Fernández, en el tema del frijol, afirmó
incluso que pagar 900 pesos por quintales al productor es exagerado
y lejos de resolver el precio en la tarima, lo encarece todavía más,
porque esa ventaja no lo lleva a producir más, por lo que a menor
cantidad del producto, el precio no baja.
No son receptores nuestros legisladores, son voz de quienes los
eligieron. Por eso defienden su espacio y llevan ante los entes
administrativos, con fuerza, los principales problemas de la
sociedad, y también los más sensibles, como ocurrió ayer en la
jornada conjunta que realizaron las comisiones económica, de
servicios e industria, construcciones y energía sobre el tema de los
subsidios para la construcción de viviendas y la venta de los
materiales de la construcción.
Y es también el espacio para que el Gobierno les rinda cuenta de
su gestión y se ex-ponga al juicio y las opiniones de ellos,
portadoras del pulso de la sociedad.
Ese es el parlamento cubano, con el poder y la singularidad de
representar legítimamente, sino a su pueblo; el que hace que nuestra
Asamblea Nacional sea el espacio de los representados frente a la
administración, un ejemplo de nuestra democracia, la participativa,
la que hace una literal ejecución de ese vocablo demo
(pueblo) y cracia (poder).