QUITO.— "Al mostrar al mundo el desastre ecológico originado por
la actividad de la petrolera Chevron en el nordeste de Ecuador no lo
hacemos pensando solamente en nosotros mismos, sino en otros muchos
pueblos que sufren el impacto depredador de las transnacionales y la
negativa de estas a reparar los perjuicios".

Este
mural instalado en la recepción de la Cancillería ecuatoriana
denuncia la agresión de Chevron-Texaco contra los pobladores y la
naturaleza de la Amazonía.
Ese comentario de Ricardo Patiño, ministro de Relaciones
Exteriores y Movilidad Humana de la República de Ecuador, resume el
alcance de la campaña La mano sucia de Chevron, en pleno desarrollo
a escala internacional, mediante la cual el pueblo ecuatoriano y el
gobierno encabezado por Rafael Correa, enfrentan las argucias y
difamaciones de una corporación que pretende rehuir graves
responsabilidades.
Patiño nos recibió en la sede de la Cancillería apenas unas horas
después de que recorriéramos las zonas donde Texaco operó hasta 1992
en las provincias de Sucumbíos y Orellana. Allí constatamos en el
terreno la dimensión de la catástrofe, experiencia que daremos a
conocer próximamente en estas páginas. Texaco fue absorbida por
Chevron en el 2001, por lo que asumió los deberes de aquella. El
diálogo con el Canciller comenzó con una presentación objetiva de la
agresión ambiental:
"Texaco derramó unos 71 millones de litros de residuos y 64
millones de litros de petróleo en dos millones de hectáreas de la
Amazonía ecuatoriana. Después de terminar sus operaciones en el país
pudo remediar el daño, pero no lo hizo. Los ciudadanos afectados por
la transnacional y organizados en el Frente de Defensa de la
Amazonía decidieron interponer demandas para obtener reparaciones
justas. Como reacción, la corporación norteamericana, acorralada por
las evidencias, arremetió tanto judicial como mediáticamente no
contra los demandantes sino contra el Estado ecuatoriano".

El
canciller Ricardo Patiño en su despacho.
—¿Cuál es la situación actual de estos procesos jurídicos?
—En el 2011, luego de un prolongado litigio, la Corte de
Sucumbíos, provincia nororiental, sentenció a Chevron a pagar 9,5
mil millones de dólares a los afectados, cifra que se duplicó debido
a que la transnacional no presentó excusas públicas. El pasado 13 de
noviembre la Corte Nacional de Justicia ratificó la sentencia
condenatoria y fijó el monto de la indemnización en la cifra
inicial. Mucho antes incluso que se dictara el fallo de la Corte
Provincial, la Chevron comenzó a actuar contra nuestro Estado.
Primero en el 2004 pretendió en una Corte Federal de Nueva York
trasladar la responsabilidad a Petroecuador, nuestra entidad estatal
petrolera, pero el juez determinó que no había lugar.
"Luego en el 2006 inició un procedimiento internacional ante la
Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, proceso que se conoce como
Caso Chevron II. Esa instancia se declaró competente y condenó a
nuestro Estado a pagar 96 millones de dólares a Chevron por
supuestas violaciones del Tratado Bilateral Ecuador-EE-UU. de
Protección de Inversiones, Ecuador ha presentado una acción de
nulidad del fallo, sobre la base de que ese tratado entró en vigor
en 1997, es decir, cinco años después de que finalizaran las
operaciones de Texaco y no tiene carácter retroactivo.
"En el 2009 volvieron a La Haya con más de lo mismo sobre la
transgresión del Tratado Bilateral, la presunta culpabilidad de
Petroecuador y la liberación de responsabilidades debido a que en
1998 se había firmado un acuerdo entre el Gobierno de entonces y la
compañía para dar por concluidos los trabajos de reparación
ambientales por parte de Texaco".
"Este proceso, llamado Chervon III, tampoco ha concluido. La Haya
hasta ahora dic-tó laudos en los que insta por una parte a nuestro
Estado a no ejecutar la sentencia de la Corte de Sucumbíos, mientras
por otra considera que no se puede liberar a Chevron de la
responsabilidad ante los ciudadanos ecuatorianos. Nuestra
Procuraduría ha solicitado a La Haya la suspensión del proceso de
arbitraje. No se acaba de comprender que en Ecuador se consagró
constitucionalmente la separación de los poderes del Estado y que el
Gobierno no puede interferir en una decisión del Poder Judicial. Por
demás, tampoco se acaba de en-tender que la demanda contra Chevron-Texaco
no fue planteada por el Estado sino por la ciudadanía".
—Más allá de los argumentos jurídicos, ¿qué pretende Chevron con
Ecuador?
—Que asumamos el enorme daño que han causado a la
naturaleza y los seres humanos y paguemos por lo que ellos hicieron.
Es el colmo del cinismo. Pero la verdad se va abriendo paso. La
actitud criminal de Chevron-Texaco es inocultable.
—¿Se siente acompañado Ecuador en esta batalla por el
esclarecimiento de la verdad?
—Expresiones solidarias hemos recibido de parte de
mujeres y hombres de buena voluntad en diversas partes del mundo.
Unos 30 comités de apoyo a nuestra causa se han constituido en
América Latina, el Ca-ribe y Europa. Prestigiosos artistas han
comprobado en las áreas afectadas la gravedad de la agresión
ecológica, como el actor norteamericano Danny Glover y el cantautor
español Luis Eduardo Aute. Ha habido pronunciamientos de los
parlamentos de Brasil y República Dominicana y de los estados del
ALBA.
—Menciona usted el apoyo de los países de la región. ¿Considera
esto un signo de los cambios que se vienen operando en esta parte
del mundo?
—Somos mucho más independientes y una muestra de ello se
observa en los mecanismos de concertación regional. Hemos dado un
paso muy importante con la creación de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC. Tiene un alto valor
simbólico la actual presidencia de Cuba, al hacerle justicia a un
país y un pueblo que nos enorgullece. Pero más allá de lo simbólico,
Cuba ha desempeñado un papel ejemplar en la construcción de esa
instancia al facilitar el diálogo y reconocimiento de la CELAC ante
otros bloques y países del mundo. Después de Cuba, en el 2014, la
presidencia pasará a Costa Rica, y en el 2015 corresponderá a
Ecuador.
—¿Qué futuro le ve a la CELAC?
—Es una organización a la medida de nuestros pueblos y
nuestro tiempo. Tómese como ejemplo lo que sucede en la OEA. En
recientes votaciones se ha visto cada vez más la diferencia entre
Estados Unidos y Canadá por un lado y nosotros por el otro. Nos
encaminamos a un escenario donde la CELAC será el reflejo de la
patria grande de los pueblos de América Latina y el Caribe.
—Por último quisiera una valoración suya sobre cómo se articula
la diplomacia ecuatoriana con el proceso interno de cambios que vive
el país.
—Nuestra política exterior se sustenta en los logros y
las aspiraciones de la Revolución Ciudadana y en la voluntad de
compartirlos, en primer lugar, con los hermanos de la región y, por
supuesto, con el resto del mundo. Podemos mostrar que es posible
luchar contra la pobreza, fomentar un desarrollo sostenible,
proteger nuestros recursos naturales, llevar adelante políticas de
inclusión y favorecer la formación del talento humano. Con la ayuda
de Cuba y Venezuela desarrollamos un programa de atención
especializada a personas con discapacidades. Pero lo que más nos
interesa compartir es la idea de que es posible la justicia y la
esperanza.