Alejandro Filio, un secreto a voces

Michel Hernández

Días y noches de amor, de revoluciones, de transgresiones, de temporales, de vaporosas madrugadas frente al malecón habanero y de sueños desgarradoramente inconclusos, han alimentado desde siempre las canciones de Alejandro Filio, un trovador que sabe muy bien que pasarán los años, cambiarán las modas, las políticas y las lógicas del mercado hasta quedar solamente las canciones que relatan las historias no contadas para dar testimonio de la existencia diaria de aquellos que se convierten en héroes de sus propias vidas al tratar, en medio de sus miles de batallas cotidianas, de hacer del mundo un lugar más hermoso.

Foto: Yander Zamora

Alejandro Filio en Bellas Artes.

Puede parecer que el mexicano es uno de esos juglares que van por ahí entregando sus credenciales a la soledad, dado que cada vez es menos común ver a un juglar en medio de un escenario con la guitarra como única brújula. Pero Filio no permite que los dictados de esta época tengan poder sobre su carrera y sigue construyendo con calma el sólido edificio de una obra que tiene su nacimiento en el origen de la canción popular de la región y en el espíritu de la Nueva Trova. Así, sin más, se ha bautizado en los altares de la cultura latinoamericana como uno de los nombres primordiales de la canción de autor, algo que avaló con su concierto por la No Violencia Contra las Mujeres y Las Niñas en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, organizado por el proyecto Todas Contracorriente, que lidera la cantante Rochy Ameneiro, y la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades."Soy Alejandro Filio, mexicano, trovador de 1,50 de estatura y muchas ilusiones por cumplir", dijo al presentarse en tono de broma al público cubano. Filio anda por el mundo ligero de equipaje y solo necesitó de su guitarra y de sus cautivantes historias para volver a ocupar un asiento de primera fila en el imaginario de aquellos que han elegido sus canciones para que también los acompañen en la vida. Y, ciertamente, el teatro se llenó de Alejandros Fillios cuando el mexicano comenzó a cantar esos temas que sin floritura logran un perfecto equilibrio entre poesía y la canción de autor más intimista y profunda. Los espectadores corearon, entre otros, títulos como La verdad, Habrá que creer, Comandante ( dedicado al Che Guevara), y Despierta, demostrando, quizás hasta para sorpresa del trovador, que su obra había cerrado sus círculos cubanos al tener entre sus seguidores locales un amplio recorrido.

Entre anécdotas personales, agudos comentarios sobre la realidad de su país y bromas sobre sus anteriores estancias insulares, dio protagonismo a su disco, Un secreto a voces, en el que compartió dúos con 14 figuras de la cultura iberoamericana entre ellos León Gieco, Juan Carlos Baglietto, Víctor Manuel, y Pedro Guerra, así como los cubanos Silvio Rodríguez, Gerardo Alfonso, Amaury Pérez, Raúl Torres, Vicente Feliú y Carlos Varela. Justamente estos dos últimos cantautores se desempeñaron como invitados en diferentes intervalos del concierto.

En el primer momento Varela, que fue más Varela que de costumbre, se dio el gusto de declarar su admiración a Filio cantando junto a él la hermosa canción Vienes con el Sol —cuya versión original el mexicano interpreta junto con Silvio Ro-drí-guez— y Donde guardan, que grabó en el "secreto a voces" del mexicano. Vicente Feliú llegó luego para repasar No te cambio, uno de los temas que publicó junto al autor de Compañera. Es cierto que se echó en falta la presencia del resto de los trovadores cubanos que participaron en el álbum, pero la presencia de Varela y Feliú le vino a Filio como anillo al dedo para rememorar sus estrechas relaciones con Cuba y con la herencia del movimiento de la Nueva Trova, en un concierto que puso de relieve que, a pesar de todo, la canción de autor sigue calando hondo en un importante sector del público local.

 

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