GRANMA.— Ochenta y dos jóvenes destacados —estudiantes de varias
enseñanzas, becarios extranjeros y obreros bisoños de la industria
niquelífera de Moa, en Holguín— volverán hoy sobre los pasos de
aquellos expedicionarios que en nombre de la libertad retaron aquel
2 de diciembre de 1956 el inhóspito manglar de Los Cayuelos, en
Niquero.
Solo que esta vez la marcha no será angustiosa, ni tierra firme
se abrirá ante ellos como un monte solitario. Hoy, convertido en el
monumento Portada de la libertad, frente a una réplica del Granma,
el paraje será una plaza desbordada de jóvenes como aquellos que
recordarán el hecho con poemas, canciones, danzas y flores, mediante
una velada que convertirá a los nuevos expedicionarios en artistas.
En Niquero, 57 años después, el Granma vuelve a desembarcar hecho
revolución, homenaje perpetuo, sangre joven agradecida.