El 2 de diciembre de 1963, hace justamente medio siglo, se inició
la construcción del Partido Unido de la Revolución Socialista en las
Fuerzas Armadas Revolucionarias.
La Unidad escogida para este evento histórico, sin paralelo en el
continente americano, fue la División 56 del Ejército de Oriente,
desplegada en Santa Rita, Tacajó, municipio de Antilla.
Se iniciaba un proceso que elevaría el trabajo político y la
cohesión revolucionaria en nuestras FAR, culminación de una labor
que se había desplegado desde los días del Ejército Rebelde en las
montañas orientales.
En las duras condiciones de la lucha armada contra la tiranía,
Fidel fue el más tenaz educador político de los oficiales y
combatientes, en su permanente exposición de los objetivos de la
Revolución, las dificultades y peligros presentes y futuros, el
desenmascaramiento de las campañas del enemigo y de las maniobras de
los falsos amigos.
El Comandante Ernesto Che Guevara creó una escuela en la Sierra
Maestra don-de al mismo tiempo se impartía alfabetización,
instrucción general y política; y publicó un periódico, El Cubano
Libre.
Puedo referirles con detalles la labor de la escuela de Educación
Revolucionaria que se creó por el Comandante Jefe del Segundo
Frente, Raúl Castro, en un lugar conocido por Tumba Siete.
Raúl señaló con precisión la tarea: "convertir a los combatientes
rebeldes en revolucionarios conscientes".
Los objetivos concretos fueron definidos:
a) Crear una conciencia antimperialista.
b) Esclarecer el concepto de unidad revolucionaria, incluyendo a
los comunistas.
c) Alertar de lo prolongado de la lucha, de que una vez derrocada
la tiranía, empezaba la gran tarea revolucionaria de transformar el
país.
Lo cual significaba:
1) Restablecimiento de los derechos democráticos plasmados en la
Constitución de 1940.
2) Rescate de las riquezas nacionales en manos extranjeras.
3) Realización de la Reforma Agraria.
4) Eliminación del mujalismo y lograr la unidad de los
trabajadores en una CTC depurada.
5) Unión de las fuerzas revolucionarias: M-26-7, DR, PSP, para
dirigir estas transformaciones.
6) Se definía como una Revolución de Liberación Nacional. No se
planteaba la próxima etapa de Revolución Socialista.
El objetivo principal de la escuela era el de preparar cuadros,
con el cargo de maestros de tropa, que a su vez transmitieran estos
principios a los combatientes, mediante es-cuelas locales, cursos,
charlas y conferencias.
En Tumba Siete se efectuaron dos cursos.
Al triunfo de la Revolución prosiguieron los cursos y se amplió
el número de alumnos de la escuela, que se reabrió en Ciudamar,
Santiago de Cuba, en el mismo mes de enero de 1959. Asimismo se creó
el Departamento de Cultura del Ejército de Oriente, nombre no
político, encargado en realidad de la su-peración cultural, pero
también del trabajo político entre las tropas, mediante la formación
en dicha escuela de los Instructores Revolucionarios para las
unidades del Ejército. Se inició la edición de una revista mensual,
El Combatiente.
La tarea de la creación del Partido en las Fuerzas Armadas era
para un futuro, cuando se creara el Partido de la Revolución.
Como es sabido, fue en 1962 que se empezó a crear el PURS con el
método de las Asambleas de Obreros Ejemplares.
Para construir el Partido en nuestras FAR, sobre la base del
principio fidelista de la participación de las masas en la selección
de los militantes, no había experiencia internacional alguna, era un
método nuevo y único; se trataba de un aporte de Fidel a la teoría
leninista del Partido.
Mientras avanzaba la construcción del Partido en la vida civil
con el método fidelista, se hacía necesario crear las formas de
adaptar este método a las condiciones de una fuerza militar, con su
estructura de mando y disciplina única. Ello era tarea del ministro
de las FAR Comandante Raúl Castro.
Avanzada la construcción del Partido en todos los centros de
trabajo (de 25 obreros o más) de la provincia, llegó el momento de
extender el proceso a las montañas de Oriente, donde existían muy
pocos centros con esta cifra de obreros.
En el terreno militar, en las montañas de Oriente se habían
creado unas 300 Compañías de Milicias Serranas, integradas, cada
una, por un centenar de obreros agrícolas, semiproletarios,
campesinos pobres. Es decir, una organización político militar,
brazo armado y manifestación concreta de la Alianza
Obrero-Campesina, guardián celoso de la seguridad e integridad
revolucionaria de la montaña contra bandas de alzados, infiltrados y
saboteadores; fuerza poderosa contra las agresiones imperialistas y
columna de vanguardia en el frente del trabajo creador.
El Jefe y el instructor político de cada compañía eran oficiales
de las FAR. Decenas de estas compañías habían participado, con mucho
éxito, en la Limpia del Escambray.
Las compañías serranas se activaban cada vez que era necesario
utilizarlas en la lucha contra bandidos. También, en ocasiones se
movilizaron para actuar en la zafra azucarera en el llano y, desde
luego, en caso de Alarma de Combate, como durante la Crisis de
Octubre.
La construcción de los núcleos del Partido en las compañías
serranas significaba la culminación del proceso civil en la
provincia de Oriente y al mismo tiempo constituía también la
creación del Partido en unidades militares.
Se decidió utilizar a los instructores revolucionarios de todo el
país, de ellos a los de mayor prestigio ante la tropa y el mando, se
les hizo pasar un cursillo en la Escuela de formación de
Instructores Revolucionarios de las FAR Osvaldo Sánchez y se les
envió a Oriente, en el mes de julio, donde junto a los cuadros del
Partido de la provincia con experiencia en dicha tarea en la vida
civil, realizaron similar labor en las 300 compañías serranas.
Con la experiencia acumulada en la construcción del Partido en
las compañías serranas se elaboró, por una Comisión presidida por el
Ministro de las FAR, el método para iniciar la labor de creación de
los órganos partidistas en las Fuerzas Armadas.
Este método para efectuar las asambleas en las unidades de las
FAR, no debía afectar los principios inherentes a toda institución
armada como son la jerarquía y la disciplina militares.
Se llegó a la conclusión de que la manera más conveniente para
cumplir el principio democrático y la línea de masas, era agrupar a
los militares sobre la base de los cargos y responsabilidades de
cada compañero.
El marco de la selección de los combatientes ejemplares sería:
asambleas de soldados y asambleas de cabos y sargentos. En relación
con los oficiales, tanto de grado como de cargo, se decidió que
todos formaran parte de la cantera, y se analizarían sus condiciones
individuales, sin tener que pasar por la asamblea de elección de
combatientes ejemplares.
Fue sobre esta base que se decidió que el 2 de diciembre de 1963
comenzara el trabajo en una Unidad, escogiéndose la División 56.
Unos 170 instructores revolucionarios distribuidos en ocho
comisiones, iniciaron el trabajo.
Se me encargó pronunciar el discurso de apertura de dicho
proceso. No es solo de mi autoría. Fue una elaboración colectiva,
aprobada por el Ministro de las FAR, quien presidió el acto,
acompañado de jefes militares y dirigentes del Partido en la
provincia.
Sólo transcribiré de dicho discurso, los párrafos que respondían
a la interrogante "¿Qué es un combatiente ejemplar de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias?"
No son palabras pasadas de moda, pues releyéndolas después de
cinco décadas, las encuentro acertadas, aunque dibujan a un hombre
casi perfecto. Me permitiré repetir fragmentos sin el temor de
abusar de la atención del lector; más bien suscitan la reflexión
introspectiva.
¿Qué es un combatiente ejemplar de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias?
Un combatiente ejemplar es aquel que ama con todas sus fuerzas su
Patria y su Revolución Socialista, que odia con todas sus fuerzas a
los enemigos imperialistas, a los traidores y gusanos que sirven al
imperialismo, a las clases explotadoras enemigas que pretenden el
regreso al pasado de esclavitud.
Es aquel que está dispuesto a los mayores sacrificios, a dar la
vida si fuera necesario en defensa de su Patria. En cumplimiento de
su deber de soldado de la Patria y de la Revolución.
Un combatiente ejemplar ama el trabajo productivo, fuente de los
bienes materiales para el pueblo, observando siempre una actitud de
van-guardia ante la producción, tanto ahora, en las tareas
productivas que, como la zafra azucarera, realizan las FAR; como la
observó antes de ingresar en la unidad y la observará siempre, en la
vida militar o en la vida civil.
Un combatiente ejemplar es el mejor amigo de sus compañeros, pero
ajeno a todo amiguismo, al favoritismo y a las "piñas". Es el más
respetuoso de los subordinados pero ajeno a la adulonería. Es el de
más afán de aprender, de superarse, de ser más útil, pero ajeno a
toda ambición mezquina.
Un combatiente ejemplar se comporta siempre con dignidad y
disciplina, cuida siempre el honor del uniforme de las FAR y el
prestigio de su unidad, tanto durante el servicio como en las horas
y días francos de servicio, tanto en el campamento como en la calle
y en el hogar. El respeto y la fraternidad con que trata a sus
compañeros de armas lo observa también en el seno de su familia y en
sus relaciones con el pueblo.
Terminaba aquella exposición con esta exhortación:
"Seleccionad, compañero de las FAR, en vuestras asambleas, a los
combatientes, cabos y sargentos que consideréis poseedores de estas
virtudes, capaces de estas tareas, dignos de ingresar en el Partido
de Vanguardia de la Revolución, en el Partido que dirige nuestro
querido Comandante en Jefe, Fidel Castro".
Desde luego, la fecha del 2 de diciembre no se escogió al azar.
Se trataba de conmemorar con un acto tan singular y de tanta
trascendencia el séptimo aniversario del arribo del Granma a las
costas de Cuba, en el que 82 hombres iniciaban el cumplimiento del
compromiso de Fidel, "en 1956 seremos libres o seremos mártires".
Se repetía, seis décadas después, la llegada de Antonio Maceo,
José, Flor Crombet y una veintena de mambises a Duaba. La de José
Martí, Máximo Gómez y un puñado de hombres a Playitas de Cajobabo.
Pero esta vez el logro de la verdadera y plena independencia de
Cuba no se frustraría por la intervención del imperio
norteamericano.
Esta vez Cuba sería plenamente dueña de sus destinos, marcharía
por la senda del socialismo, sería ejemplo del mundo en su
resistencia al poderoso y cercano imperialismo yanqui, ayudaría a
otros pueblos del África, de Amé-rica y de todo el orbe y se
mantendría soberana pese al cruel bloqueo, a las amenazas y a las
calumnias que provienen del Norte revuelto y brutal.
Esta vez sería realidad la advertencia del Titán de Bronce:
"Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo
anegado en sangre si no perece en la contienda".
Con Fidel y con Raúl, con nuestro Partido Comunista, con los
pinos nuevos del relevo, con los Cinco Héroes que habremos de
arrebatar a sus crueles carceleros, seguiremos dispuestos a defender
la Patria hasta con la Muerte y ¡VENCEREMOS!